/ jueves 12 de marzo de 2020

Del golpe moral a Claudia Rivera y el influyente asesor de Barbosa en seguridad

¿Qué pasó con la presidenta, que ahora sí, sin gran dificultad, cedió ante el gobernador y su insistente demanda de darle las gracias a María de Lourdes Rosales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana?

Esa es la pregunta que se han repetido en estos días los colaboradores de la edil Claudia Rivera, quienes no atinan a entender cómo eligió la más embarazosa de las circunstancias para renunciar a Rosales, por petición expresa de Luis Miguel Barbosa, después de haberla defendido en etapas más complicadas de su administración.

Rivera tuvo varias oportunidades para relevar a la encargada de la seguridad pública por cuenta propia, para comunicar a los ciudadanos que la observan con ojo crítico que era consciente de las deficiencias de su trabajo y que comprendía la necesidad de dar un golpe de timón, y para bajar de tono las permanentes descalificaciones que recibe su gobierno por parte de un sector de la población que le exige resultados, pero no lo hizo, sino hasta hoy.

La diferencia entre aquellas veces y ahora es que no ha tomado una decisión basada en su propio criterio, en su análisis de las condiciones de violencia e inseguridad que se viven en el municipio, sino en las órdenes del gobernador, que, a su vez, se ha volcado a meter mano en las responsabilidades de seguridad de los ayuntamientos que conforman la zona metropolitana.

La opinión pública dirá la realidad, que hubo un cambio decidido por Miguel Barbosa y no por Claudia Rivera.

Eso generará una percepción desfavorable para la alcaldesa.

Pero en asuntos internos también asoma un problema.

Rivera no solo pierde a esa secretaria que tanto defendió; pierde la capacidad de incidir en una de las áreas más sensibles de su ayuntamiento, que en realidad ya no serán tan “suyo” a partir de hoy.

Por eso hay sorpresa entre sus colaboradores.

Esta vez se trata de la Secretaría de Seguridad, pero después podrán ir con la Secretaría del Ayuntamiento, la Tesorería, la Secretaría de Infraestructura y las demás que gusten.

***

Las preguntas siguen.

Si el morenovallista Ardelio Vargas se ha convertido en súper asesor de Barbosa para temas de seguridad, ¿dónde quedará la autoridad de Raciel López como titular de la Secretaría de Seguridad Pública?

Esa interrogante se harán todos los servidores públicos involucrados en las tareas de prevención y combate a la delincuencia en el estado, incluidos mandos policÍacos y presidentes municipales, una vez que se confirme el peso específico de Vargas en el ánimo del gobernador, lo que ocurrirá este mismo viernes si se concreta el arribo de Carla Morales Aguilar a la posición de Lourdes Rosales en la ciudad de Puebla.

Morales Aguilar es una persona de todas las confianzas de Ardelio Vargas.

Cuando el exdiputado federal fue director general del Instituto Nacional de Migración, ella fue delegada en Puebla.

Hasta antes de este día fue coordinadora del complejo de seguridad C5 y ocupó una subdirección en la Secretaría de Seguridad Pública estatal, por recomendación, por supuesto, de Vargas.

Imagine usted a un personaje de esa influencia trabajando a la sombra del auténtico secretario de Seguridad, o si no del auténtico, del que figura como tal en el organigrama del gobierno barbosista.

No será extraño que en poco tiempo todos quieran cuadrarse y reportarse con él, en lugar de hacerlo con López.

El secretario nacido en Chiapas no tendrá problema, porque, atención, también fue recomendado por Ardelio Vargas y se encuentra a las órdenes de él. Igual que Carla Morales. No obstante, siempre resultará confuso y hasta complejo para quienes no saben esto trabajar con dos encargados de la seguridad en el estado.

Así lo quiso Barbosa y así será mientras funcione.

***

La última (duda) y nos vamos.

Cuando las nuevas contrataciones no logren beneficios considerables en la lucha contra la delincuencia, ¿quién asumirá la responsabilidad ante los ciudadanos y cargará con la culpa en los ocho municipios de la zona metropolitana que firmaron un convenio con el gobierno del estado para cederle el control de la seguridad, los ediles o el gobernador?

Puebla quedará al mando de Ardelio Vargas, y por tanto de Miguel Barbosa, pero lo mismo ocurrirá en San Pedro y San Andrés Cholula, Amozoc, Cuautlancingo, Juan C. Bonilla, Coronango y Huejotzingo.

Si el ‘dream team’ falla, ¿dónde se asumirá el costo?

Ese es el principal riesgo de la apuesta que ha emprendido el mandatario de la mano de Ardelio Vargas y la que han aceptado sin resistencia los ocho presidentes municipales de la zona, la mayoría emanados del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Si las cosas salen bien, todos querrán colgarse las medallas, principalmente en el bando estatal.

Si no, los alcaldes volverán a quedarse solos, con la condena social.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

¿Qué pasó con la presidenta, que ahora sí, sin gran dificultad, cedió ante el gobernador y su insistente demanda de darle las gracias a María de Lourdes Rosales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana?

Esa es la pregunta que se han repetido en estos días los colaboradores de la edil Claudia Rivera, quienes no atinan a entender cómo eligió la más embarazosa de las circunstancias para renunciar a Rosales, por petición expresa de Luis Miguel Barbosa, después de haberla defendido en etapas más complicadas de su administración.

Rivera tuvo varias oportunidades para relevar a la encargada de la seguridad pública por cuenta propia, para comunicar a los ciudadanos que la observan con ojo crítico que era consciente de las deficiencias de su trabajo y que comprendía la necesidad de dar un golpe de timón, y para bajar de tono las permanentes descalificaciones que recibe su gobierno por parte de un sector de la población que le exige resultados, pero no lo hizo, sino hasta hoy.

La diferencia entre aquellas veces y ahora es que no ha tomado una decisión basada en su propio criterio, en su análisis de las condiciones de violencia e inseguridad que se viven en el municipio, sino en las órdenes del gobernador, que, a su vez, se ha volcado a meter mano en las responsabilidades de seguridad de los ayuntamientos que conforman la zona metropolitana.

La opinión pública dirá la realidad, que hubo un cambio decidido por Miguel Barbosa y no por Claudia Rivera.

Eso generará una percepción desfavorable para la alcaldesa.

Pero en asuntos internos también asoma un problema.

Rivera no solo pierde a esa secretaria que tanto defendió; pierde la capacidad de incidir en una de las áreas más sensibles de su ayuntamiento, que en realidad ya no serán tan “suyo” a partir de hoy.

Por eso hay sorpresa entre sus colaboradores.

Esta vez se trata de la Secretaría de Seguridad, pero después podrán ir con la Secretaría del Ayuntamiento, la Tesorería, la Secretaría de Infraestructura y las demás que gusten.

***

Las preguntas siguen.

Si el morenovallista Ardelio Vargas se ha convertido en súper asesor de Barbosa para temas de seguridad, ¿dónde quedará la autoridad de Raciel López como titular de la Secretaría de Seguridad Pública?

Esa interrogante se harán todos los servidores públicos involucrados en las tareas de prevención y combate a la delincuencia en el estado, incluidos mandos policÍacos y presidentes municipales, una vez que se confirme el peso específico de Vargas en el ánimo del gobernador, lo que ocurrirá este mismo viernes si se concreta el arribo de Carla Morales Aguilar a la posición de Lourdes Rosales en la ciudad de Puebla.

Morales Aguilar es una persona de todas las confianzas de Ardelio Vargas.

Cuando el exdiputado federal fue director general del Instituto Nacional de Migración, ella fue delegada en Puebla.

Hasta antes de este día fue coordinadora del complejo de seguridad C5 y ocupó una subdirección en la Secretaría de Seguridad Pública estatal, por recomendación, por supuesto, de Vargas.

Imagine usted a un personaje de esa influencia trabajando a la sombra del auténtico secretario de Seguridad, o si no del auténtico, del que figura como tal en el organigrama del gobierno barbosista.

No será extraño que en poco tiempo todos quieran cuadrarse y reportarse con él, en lugar de hacerlo con López.

El secretario nacido en Chiapas no tendrá problema, porque, atención, también fue recomendado por Ardelio Vargas y se encuentra a las órdenes de él. Igual que Carla Morales. No obstante, siempre resultará confuso y hasta complejo para quienes no saben esto trabajar con dos encargados de la seguridad en el estado.

Así lo quiso Barbosa y así será mientras funcione.

***

La última (duda) y nos vamos.

Cuando las nuevas contrataciones no logren beneficios considerables en la lucha contra la delincuencia, ¿quién asumirá la responsabilidad ante los ciudadanos y cargará con la culpa en los ocho municipios de la zona metropolitana que firmaron un convenio con el gobierno del estado para cederle el control de la seguridad, los ediles o el gobernador?

Puebla quedará al mando de Ardelio Vargas, y por tanto de Miguel Barbosa, pero lo mismo ocurrirá en San Pedro y San Andrés Cholula, Amozoc, Cuautlancingo, Juan C. Bonilla, Coronango y Huejotzingo.

Si el ‘dream team’ falla, ¿dónde se asumirá el costo?

Ese es el principal riesgo de la apuesta que ha emprendido el mandatario de la mano de Ardelio Vargas y la que han aceptado sin resistencia los ocho presidentes municipales de la zona, la mayoría emanados del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

Si las cosas salen bien, todos querrán colgarse las medallas, principalmente en el bando estatal.

Si no, los alcaldes volverán a quedarse solos, con la condena social.

Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx