/ viernes 1 de abril de 2022

Del reportero | Nada volverá a ser igual

El lunes posterior a la elección de junio de 2021, el gobernador Miguel Barbosa Huerta tomó una decisión democrática, con los resultados en la mano iba a reconocer formalmente el triunfo del candidato a la presidencia municipal de Puebla, el panista Eduardo Rivera. Llamó a la presidente estatal de Acción Nacional, Genoveva Huerta, se lo comentó como cortesía y el martes se reunió con el futuro edil.

El asunto político fue criticado por dirigentes nacionales de Morena, porque aún no se llevaba a cabo el cómputo oficial y la piel en los personajes de Palacio Nacional estaba sensible por resultados como los de la Ciudad de México, donde perdieron la mitad de alcaldías, y en las zonas metropolitanas de Nuevo León, Jalisco y Puebla los resultados no les fueron favorables.

De inmediato, no pocos tradujeron la decisión como un respaldo absoluto del gobernador al futuro presidente municipal de la capital, un fuerte aspirante a sucederlo, lo que hoy por lo que pasa y declaraciones recientes sabemos que no es cierto.

El gobernador Barbosa no mandará señales equivocadas a Palacio Nacional y eso se vio ya el sábado de la semana pasada durante la reunión privada en Casa Aguayo que sostuvo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien hizo un reconocimiento a la gestión estatal de su compañero de partido.

Esta semana sucedió un ejemplo, no es la primera vez que en público y en privado el mandatario disiente de las decisiones del alcalde Eduardo Rivera, quien respetando la institucionalidad actúa como autoridad.

La gota que derramó el vaso fue la licitación de la concesión por 10 años para colocar publicidad en los paraderos del transporte público, pendones y puentes de la capital, a lo que tanto el Poder Ejecutivo como el líder del Legislativo calificaron de ilegal, porque trasciende el periodo para el cual fue electa la actual administración.

Rivera se defendió explicando que hay jurisprudencia al respecto y que la concesión no es un contrato más y no es la primera vez que se otorga en esas condiciones. Arreciaron las diferencias y el propio presidente municipal aplicó una pausa a la licitación, para dialogar con los actores que critican su propuesta.

El gobernador y los diputados de Morena no cambiarán su posición, aunque este jueves el gobernador Barbosa dijo que no impondrá criterios, pero sí exige que antes que nada se respete la ley, y veremos que decide la autoridad municipal que podría interponer una controversia, pero con ello radicalizaría su posición y polarizaría las relaciones del estado con el municipio, con grandes consecuencias en el corto plazo y en sus propias aspiraciones para 2024.

El gobernador está claro en su definición personal, es militante de Morena y tiene acuerdos con el presidente López Obrador y uno de ellos es no hacer equipo con los conservadores.

Hábil político de la izquierda construye puentes y fortalece sus relaciones con emblemáticos dirigentes de su partido a nivel nacional y en especial con el presidente de la República con miras a 2024. Quizá sea un simpatizante de alguno de los precandidatos a la presidencia, pero sabe bien que esa decisión solo le corresponde, como derecho fáctico, al inquilino de Palacio Nacional y él como el resto de los gobernadores de Morena la o lo respaldará sin condiciones.

Nada se parece a aquel lunes siguiente a las elecciones de junio de 2021, y por lo tanto aquellos escenarios en la política poblana no volverán a ser iguales en los siguientes meses.


fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto


El lunes posterior a la elección de junio de 2021, el gobernador Miguel Barbosa Huerta tomó una decisión democrática, con los resultados en la mano iba a reconocer formalmente el triunfo del candidato a la presidencia municipal de Puebla, el panista Eduardo Rivera. Llamó a la presidente estatal de Acción Nacional, Genoveva Huerta, se lo comentó como cortesía y el martes se reunió con el futuro edil.

El asunto político fue criticado por dirigentes nacionales de Morena, porque aún no se llevaba a cabo el cómputo oficial y la piel en los personajes de Palacio Nacional estaba sensible por resultados como los de la Ciudad de México, donde perdieron la mitad de alcaldías, y en las zonas metropolitanas de Nuevo León, Jalisco y Puebla los resultados no les fueron favorables.

De inmediato, no pocos tradujeron la decisión como un respaldo absoluto del gobernador al futuro presidente municipal de la capital, un fuerte aspirante a sucederlo, lo que hoy por lo que pasa y declaraciones recientes sabemos que no es cierto.

El gobernador Barbosa no mandará señales equivocadas a Palacio Nacional y eso se vio ya el sábado de la semana pasada durante la reunión privada en Casa Aguayo que sostuvo con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien hizo un reconocimiento a la gestión estatal de su compañero de partido.

Esta semana sucedió un ejemplo, no es la primera vez que en público y en privado el mandatario disiente de las decisiones del alcalde Eduardo Rivera, quien respetando la institucionalidad actúa como autoridad.

La gota que derramó el vaso fue la licitación de la concesión por 10 años para colocar publicidad en los paraderos del transporte público, pendones y puentes de la capital, a lo que tanto el Poder Ejecutivo como el líder del Legislativo calificaron de ilegal, porque trasciende el periodo para el cual fue electa la actual administración.

Rivera se defendió explicando que hay jurisprudencia al respecto y que la concesión no es un contrato más y no es la primera vez que se otorga en esas condiciones. Arreciaron las diferencias y el propio presidente municipal aplicó una pausa a la licitación, para dialogar con los actores que critican su propuesta.

El gobernador y los diputados de Morena no cambiarán su posición, aunque este jueves el gobernador Barbosa dijo que no impondrá criterios, pero sí exige que antes que nada se respete la ley, y veremos que decide la autoridad municipal que podría interponer una controversia, pero con ello radicalizaría su posición y polarizaría las relaciones del estado con el municipio, con grandes consecuencias en el corto plazo y en sus propias aspiraciones para 2024.

El gobernador está claro en su definición personal, es militante de Morena y tiene acuerdos con el presidente López Obrador y uno de ellos es no hacer equipo con los conservadores.

Hábil político de la izquierda construye puentes y fortalece sus relaciones con emblemáticos dirigentes de su partido a nivel nacional y en especial con el presidente de la República con miras a 2024. Quizá sea un simpatizante de alguno de los precandidatos a la presidencia, pero sabe bien que esa decisión solo le corresponde, como derecho fáctico, al inquilino de Palacio Nacional y él como el resto de los gobernadores de Morena la o lo respaldará sin condiciones.

Nada se parece a aquel lunes siguiente a las elecciones de junio de 2021, y por lo tanto aquellos escenarios en la política poblana no volverán a ser iguales en los siguientes meses.


fcrisanto00@yahoo.com.mx

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