/ martes 26 de octubre de 2021

Diecinueve meses

Han sido 19 meses en donde nuestras vidas dieron un vuelco de 180 grados, lo que considerábamos normal pasó a ser solo un recuerdo, hoy vivimos una nueva normalidad en donde estamos con el constante miedo a enfermar, esa sensación ha dejado sin duda un sinfín de problemas, que no solo han sido de salud física sino económicos y psicológicos, han sido 19 meses en donde todo, absolutamente todo cambio.

Cuando en diciembre de 2019 escuchamos por primera vez las noticias sobre un nuevo virus que habían descubierto en China vimos una noticia que pasaba desapercibida, a medida que el tiempo pasó la amenaza creció. Las pláticas de sobremesa fueron poco a poco convirtiéndose en un conversatorio en donde la única pregunta que quedaba era el, ¿Qué pasará?

El mundo no se lo imagino lo que pasaría después de las fiestas decembrina de 2019, cuando a finales de febrero de 2020 se detectó el primer caso de SARS-COV-2 o conocido por todas y todos como Covid-19 en nuestro país, todos entramos en estado de alerta, la información era limitada por parte de los expertos y aún más limitada por quienes tienen el encargo de la salud, el pánico se comenzó a sentir a lo largo y ancho de la población.

El sistema de salud del país estuvo a punto del colapso derivado de muchas problemáticas, como la falta conocimiento de lo que estaba pasando y sobre todo de que era lo que lo estaba causando.

Desde el legislativo hemos impulsado iniciativas, exhortando a los tres órdenes de gobierno a trabajar en coordinación en favor de las y los trabajadores de la salud, para salvaguardar sus derechos, respetar su integridad y visibilizar el contexto en el que viven. Desde el ejecutivo estatal también se ha hecho una gran labor porque saben de la importancia que tiene cuidar a quienes nos cuidan.

El personal dedicado a los servicios de salud, todos aquellos médicos, enfermeros, camilleros, personal de limpieza que se encuentra inmiscuido en la rama médica fueron y son quienes viven en carne propia la desesperación, la violencia, la impotencia que esto causó.

Guardias interminables, sin poder comer, sin poder tomar agua, sin poder ir al baño, cargar por horas equipo que no te permite respirar, ver morir a tus compañeros de trabajo, apartarte de tu familia, un miedo constante a contagiarse. Esto apenas es un poco de lo que vivieron y viven nuestro personal.

Que sirva esta columna y este espacio en marco del día del médico para agradecer a los que han dedicado su vida al cuidado de la salud de todas y de todos, hoy más que nunca les reconocemos su ardua labor, sé que no ha sido nada fácil, siempre serán y son recordados como los grandes héroes de esta historia que aún no acaba, pero por fin estamos viendo el final de este terrible capítulo que nos tocó vivir.


Han sido 19 meses en donde nuestras vidas dieron un vuelco de 180 grados, lo que considerábamos normal pasó a ser solo un recuerdo, hoy vivimos una nueva normalidad en donde estamos con el constante miedo a enfermar, esa sensación ha dejado sin duda un sinfín de problemas, que no solo han sido de salud física sino económicos y psicológicos, han sido 19 meses en donde todo, absolutamente todo cambio.

Cuando en diciembre de 2019 escuchamos por primera vez las noticias sobre un nuevo virus que habían descubierto en China vimos una noticia que pasaba desapercibida, a medida que el tiempo pasó la amenaza creció. Las pláticas de sobremesa fueron poco a poco convirtiéndose en un conversatorio en donde la única pregunta que quedaba era el, ¿Qué pasará?

El mundo no se lo imagino lo que pasaría después de las fiestas decembrina de 2019, cuando a finales de febrero de 2020 se detectó el primer caso de SARS-COV-2 o conocido por todas y todos como Covid-19 en nuestro país, todos entramos en estado de alerta, la información era limitada por parte de los expertos y aún más limitada por quienes tienen el encargo de la salud, el pánico se comenzó a sentir a lo largo y ancho de la población.

El sistema de salud del país estuvo a punto del colapso derivado de muchas problemáticas, como la falta conocimiento de lo que estaba pasando y sobre todo de que era lo que lo estaba causando.

Desde el legislativo hemos impulsado iniciativas, exhortando a los tres órdenes de gobierno a trabajar en coordinación en favor de las y los trabajadores de la salud, para salvaguardar sus derechos, respetar su integridad y visibilizar el contexto en el que viven. Desde el ejecutivo estatal también se ha hecho una gran labor porque saben de la importancia que tiene cuidar a quienes nos cuidan.

El personal dedicado a los servicios de salud, todos aquellos médicos, enfermeros, camilleros, personal de limpieza que se encuentra inmiscuido en la rama médica fueron y son quienes viven en carne propia la desesperación, la violencia, la impotencia que esto causó.

Guardias interminables, sin poder comer, sin poder tomar agua, sin poder ir al baño, cargar por horas equipo que no te permite respirar, ver morir a tus compañeros de trabajo, apartarte de tu familia, un miedo constante a contagiarse. Esto apenas es un poco de lo que vivieron y viven nuestro personal.

Que sirva esta columna y este espacio en marco del día del médico para agradecer a los que han dedicado su vida al cuidado de la salud de todas y de todos, hoy más que nunca les reconocemos su ardua labor, sé que no ha sido nada fácil, siempre serán y son recordados como los grandes héroes de esta historia que aún no acaba, pero por fin estamos viendo el final de este terrible capítulo que nos tocó vivir.