/ jueves 3 de diciembre de 2020

Diputados se irán de candidatos y aun así prometen solucionar el aborto

En abril del año venidero, les dijeron a las feministas, el Congreso del Estado discutirá a parlamento abierto el tema del aborto. A eso en pesca se le llama lanzar la carnada para ver si el pez muerde el anzuelo y cae en la trampa.

Y es que para entonces, más de la mitad de los diputados locales, entre ellos Biestro y Vianey, flamantes negociadores con los colectivos que hoy tienen tomado el Legislativo local, serán candidatos a alguna cosa.

Podremos verlos compitiendo por una presidencia municipal, una diputación federal o intentando reelegirse. El tiempo lo confirmará.

Eso implica que no cumplirán el compromiso que hoy prometen de entrarle al asunto del respeto a la vida desde la concepción o a la interrupción legal del embarazo porque sus curules las ocuparán otros.

Cierto que la oferta incluye foros de discusión desde principios de año nuevo, pero esos son recursos dilatorios que sólo sirven para ganar tiempo en ningún caso para solucionar. La aprobación o rechazo del aborto la remolcaron ya hasta abril.

Y de ahí seguramente los diputados sustitutos la trasladarán para después de las elecciones de junio. Vaya manera de transformar un reclamo social en asunto electorero.

Como pesadas cadenas de fierro el político en general arrastra el estigma de ser mentiroso. De faltar a su palabra. Ejemplos se cuentan por montones y la carnada de solución que Biestro y Vianey lanzaron a los colectivos feministas en nada abonan a cambiar la mala fama.

Mejor sería que el Poder Legislativo fijara una posición favorable o contraria al aborto con la responsabilidad de ser honestos. El motivo se comprende. Es un tema que polariza y divide a los poblanos.

En el escándalo de la toma del edificio del Congreso local se han cometido innumerables errores. La mentira de abril es uno, pero pueden contarse otros: el amago de desalojo a través de los cuerpos policiacos de esta semana.

La negación de ingreso a los comisionados de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos al edificio legislativo para dar fe de cómo están las cosas al interior del inmueble.

Ingresar por la puerta trasera a las policías estatales, desarmarlas, luego disfrazarlas de policías turísticas y después vestirlas de civiles para que los visitadores de la CNDH no descubrieran el amago de desalojo planeado por Biestro, fue otro yerro.

Una vez más el Congreso del Estado demuestra incapacidad para solucionar los grandes reclamos de la gente y las manifestaciones de inconformidad como las de las feministas, la iglesia y las organizaciones que defienden la vida.

Las marchas a favor y en contra del aborto fragmentan a la sociedad poblana en tiempos de pandemia hasta casi enfrentarla con el trágico saldo que pudiera arrojar.

Tristemente la mayor preocupación no se orienta a proteger la integridad de las personas pro o contra abortistas, sino al daño que puede representar a Morena y a sus partidos aliados en los comicios venideros. Aquí y en China a eso se le llama mezquindad política.

Citar a cuentas a Claudia Rivera es gesto de ira, rencor y venganza de un Legislativo que en vez de arreglar las descomposturas sociales con verdades completas, intimida y somete a través de la fuerza, persigue y echa mano de los cuerpos policiacos no para pacificar o cuidar sino para arremeter contra el ciudadano.

En ninguna sociedad civilizada y democrática del orbe, la fuerza, la persecución, la mentira y el sometimiento han resuelto el reclamo de las personas, al contrario, lo recrudecen.

En abril del año venidero, les dijeron a las feministas, el Congreso del Estado discutirá a parlamento abierto el tema del aborto. A eso en pesca se le llama lanzar la carnada para ver si el pez muerde el anzuelo y cae en la trampa.

Y es que para entonces, más de la mitad de los diputados locales, entre ellos Biestro y Vianey, flamantes negociadores con los colectivos que hoy tienen tomado el Legislativo local, serán candidatos a alguna cosa.

Podremos verlos compitiendo por una presidencia municipal, una diputación federal o intentando reelegirse. El tiempo lo confirmará.

Eso implica que no cumplirán el compromiso que hoy prometen de entrarle al asunto del respeto a la vida desde la concepción o a la interrupción legal del embarazo porque sus curules las ocuparán otros.

Cierto que la oferta incluye foros de discusión desde principios de año nuevo, pero esos son recursos dilatorios que sólo sirven para ganar tiempo en ningún caso para solucionar. La aprobación o rechazo del aborto la remolcaron ya hasta abril.

Y de ahí seguramente los diputados sustitutos la trasladarán para después de las elecciones de junio. Vaya manera de transformar un reclamo social en asunto electorero.

Como pesadas cadenas de fierro el político en general arrastra el estigma de ser mentiroso. De faltar a su palabra. Ejemplos se cuentan por montones y la carnada de solución que Biestro y Vianey lanzaron a los colectivos feministas en nada abonan a cambiar la mala fama.

Mejor sería que el Poder Legislativo fijara una posición favorable o contraria al aborto con la responsabilidad de ser honestos. El motivo se comprende. Es un tema que polariza y divide a los poblanos.

En el escándalo de la toma del edificio del Congreso local se han cometido innumerables errores. La mentira de abril es uno, pero pueden contarse otros: el amago de desalojo a través de los cuerpos policiacos de esta semana.

La negación de ingreso a los comisionados de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos al edificio legislativo para dar fe de cómo están las cosas al interior del inmueble.

Ingresar por la puerta trasera a las policías estatales, desarmarlas, luego disfrazarlas de policías turísticas y después vestirlas de civiles para que los visitadores de la CNDH no descubrieran el amago de desalojo planeado por Biestro, fue otro yerro.

Una vez más el Congreso del Estado demuestra incapacidad para solucionar los grandes reclamos de la gente y las manifestaciones de inconformidad como las de las feministas, la iglesia y las organizaciones que defienden la vida.

Las marchas a favor y en contra del aborto fragmentan a la sociedad poblana en tiempos de pandemia hasta casi enfrentarla con el trágico saldo que pudiera arrojar.

Tristemente la mayor preocupación no se orienta a proteger la integridad de las personas pro o contra abortistas, sino al daño que puede representar a Morena y a sus partidos aliados en los comicios venideros. Aquí y en China a eso se le llama mezquindad política.

Citar a cuentas a Claudia Rivera es gesto de ira, rencor y venganza de un Legislativo que en vez de arreglar las descomposturas sociales con verdades completas, intimida y somete a través de la fuerza, persigue y echa mano de los cuerpos policiacos no para pacificar o cuidar sino para arremeter contra el ciudadano.

En ninguna sociedad civilizada y democrática del orbe, la fuerza, la persecución, la mentira y el sometimiento han resuelto el reclamo de las personas, al contrario, lo recrudecen.