/ domingo 5 de abril de 2020

Domingo de Ramos cerrado por Covid-19

Lejos de aquellos Domingos de Ramos en que los feligreses brotaban de las esquinas mientras se escuchaba el tañer de las campanas y la romería se hacía como un borbollón en el atrio, éste es distinto, los templos se encuentran cerrados, solos, con apenas un letrero en sus portones para informar sobre la cancelación de eventos religiosos a causa de la pandemia provocada por el Covid-19.

La parroquia de San Francisco, en Totimehuacan, no es la excepción. Apenas dos artesanas de palma se han instalado frente a la puerta principal en espera de que algún devoto se acerque a comprar una cruz de palma o una figurilla de trigo, aunque sea como una intención de fe.

- ¿Hoy no va a haber misa? Pregunta una mujer que se acerca a la reja, mientras cuelga los ojos hacia dentro, hasta topar con la puerta de madera, cerrada.

- "Si tiene usté agua bendita, le puede echar y ya con eso. Porque hoy no va haber nada. Ya ve que cerraron todo", suelta la vendedora, mientras entrega el cambio que apenas y logró completar al hurgar entre sus ropas.

Los comerciantes, acostumbrados a ver pasar a cientos de personas rumbo al templo desde las 7:00 de la mañana, hoy apenas se miran entre ellos, mientras de vez en cuando cruza la calle uno que otro parroquiano, pero sin detenerse.

En otros años, a estas mismas horas, adentro de la parroquia resonaba el sermón del cura y se escuchaban los padres nuestros y los amenes cantados. Esta mañana, el silbido del aire que se cuela entre las torres y el canto de los gorriones y los mirlos que anidan en los pinos del atrio, son los que envuelven el ambiente.

Son las 10:00 de la mañana y las artesanas apenas tienen una veintena de palmas tejidas y un pequeño manojo de hojas tirado en la banqueta. En espera de que avance el día y tal vez, también llegue la venta... pero ésta ni se asoma.

Las actividades en esta Junta Auxiliar de Puebla fueron suspendidas desde el 23 de marzo, cuando las escuelas cerraron sus puertas por ordenamiento del gobierno federal y días después, los curas acataron también la recomendación del arzobispo para que tampoco se expusiera a los feligreses en las ceremonias religiosas.

Aquí no se ha registrado ningún contagio, pero el temor se ha colado a través de las pantallas de televisión y las redes sociales, al ver los estragos que el virus ha provocado en el mundo. Aquí, la pandemia se llama miedo, pero también al miedo hay que temerle...


Twitter @mecinas

Correo: fponce@gmail.com

Lejos de aquellos Domingos de Ramos en que los feligreses brotaban de las esquinas mientras se escuchaba el tañer de las campanas y la romería se hacía como un borbollón en el atrio, éste es distinto, los templos se encuentran cerrados, solos, con apenas un letrero en sus portones para informar sobre la cancelación de eventos religiosos a causa de la pandemia provocada por el Covid-19.

La parroquia de San Francisco, en Totimehuacan, no es la excepción. Apenas dos artesanas de palma se han instalado frente a la puerta principal en espera de que algún devoto se acerque a comprar una cruz de palma o una figurilla de trigo, aunque sea como una intención de fe.

- ¿Hoy no va a haber misa? Pregunta una mujer que se acerca a la reja, mientras cuelga los ojos hacia dentro, hasta topar con la puerta de madera, cerrada.

- "Si tiene usté agua bendita, le puede echar y ya con eso. Porque hoy no va haber nada. Ya ve que cerraron todo", suelta la vendedora, mientras entrega el cambio que apenas y logró completar al hurgar entre sus ropas.

Los comerciantes, acostumbrados a ver pasar a cientos de personas rumbo al templo desde las 7:00 de la mañana, hoy apenas se miran entre ellos, mientras de vez en cuando cruza la calle uno que otro parroquiano, pero sin detenerse.

En otros años, a estas mismas horas, adentro de la parroquia resonaba el sermón del cura y se escuchaban los padres nuestros y los amenes cantados. Esta mañana, el silbido del aire que se cuela entre las torres y el canto de los gorriones y los mirlos que anidan en los pinos del atrio, son los que envuelven el ambiente.

Son las 10:00 de la mañana y las artesanas apenas tienen una veintena de palmas tejidas y un pequeño manojo de hojas tirado en la banqueta. En espera de que avance el día y tal vez, también llegue la venta... pero ésta ni se asoma.

Las actividades en esta Junta Auxiliar de Puebla fueron suspendidas desde el 23 de marzo, cuando las escuelas cerraron sus puertas por ordenamiento del gobierno federal y días después, los curas acataron también la recomendación del arzobispo para que tampoco se expusiera a los feligreses en las ceremonias religiosas.

Aquí no se ha registrado ningún contagio, pero el temor se ha colado a través de las pantallas de televisión y las redes sociales, al ver los estragos que el virus ha provocado en el mundo. Aquí, la pandemia se llama miedo, pero también al miedo hay que temerle...


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Correo: fponce@gmail.com