/ viernes 23 de octubre de 2020

¿Dónde está el PAN?

El Partido Acción Nacional no vive los mejores momentos de su historia, todo lo contrario.

Después de ganar dos sexenios consecutivos la Presidencia de la República y ostentar las gubernaturas de 12 estados en un plazo coincidente, hoy carece de liderazgo nacional y en la mayoría de las entidades; cohesión interna; y estructura electoral que le permita aspirar a ser el ganador en 2021. Coahuila e Hidalgo son una llamada de atención para ellos.

Los panistas están lejos de convertirse en la oposición capaz de competir sola con posibilidades de ganar la mayoría del Congreso federal y las 15 gubernaturas que estarán en juego en 2021.

Sólo en las entidades con mandatarios panistas pueden obtener triunfos claros en las elecciones de gobernadores, diputados locales y presidencias municipales.

El Congreso federal es el objetivo de Andrés Manuel López Obrador para consolidar su Cuarta Transformación, y en ese caso el presidente hará todo para mantener su mayoría como hasta ahora.

Es muy fácil decir que el gran derrotado del domingo pasado en las intermedias de Hidalgo y Coahuila fue Morena, pero hay que revisar los números y si bien el PRI ganó en entidades con gobernadores de su partido, los morenistas quedaron en segundo lugar con el 20 por ciento de la votación en el estado norteño y peleó palmo a palmo las alcaldías de Pachuca y Tulancingo, la primera aún gobernada por panistas, quienes cayeron al tercer lugar de las preferencias electorales.

Este escenario no lo vivirá en 2021 el partido de López Obrador, quien desde la noche del domingo 18 de octubre, al conocer las tendencias electorales, decidió tomar las riendas de su partido y perfilar un proceso donde gane la mayoría holgada en San Lázaro. Las estatales se las encargará a sus gobernadores y a los delegados responsables de sus programas sociales.

Puebla es un ejemplo de la debilidad de los panistas, que no hace mucho gobernaban el estado, tenían una holgada mayoría en el Congreso y dominaban los principales municipios. Rafael Moreno Valle, construyó esa fortaleza, y cuando perdió la vida en su ataúd arrastró al partido que dominó desde el uno de febrero de 2011.

Hoy el panismo poblano vive y sufre la orfandad. Está lejos de construir la unidad necesaria que les permita competir solos con capacidad de ganar las elecciones 2021, en la que estarán en juego en el estado: 217 presidencias municipales, 41 diputaciones de mayoría, 26 locales y 15 federales.

Posibilidades de ganar tiene, pero no la mayoría del Congreso Local si no recurre a las alianzas y lo mismo sucede con los municipios más importantes.

La división opositora le genera un mejor escenario a Morena y a sus aliados que para esta ocasión serán cinco, aunque tres de ellos, con nuevo registro, tendrán candidatos propios.

El panismo local tiene aspirantes con buen perfil, pero no cuentan la simpatía de todos los grupos que se disputaban entre sí la verdad absoluta y creen ser los únicos capaces de vencer a Morena y al gobernador Luis Miguel Barbosa, como una obsesión enfermiza.

A unos días de que empiece el proceso de los comicios locales, el PAN está lejos de ser una potente maquinaria electoral que gane la mayoría de las posiciones en 2021. Cada día que pasa es uno menos para ser la oposición que dispute con posibilidades de ganar el poder, todo con miras a 2024.

El panismo poblano está extraviado y ensoberbecido, si no se encuentra pronto, sus fieles militantes padecerán una dolorosa derrota, como le sucedió en Coahuila e Hidalgo el domingo pasado.

De las anécdotas que se cuentan

Continúa la cacería por el control de la BUAP.

Eso se deriva de las denuncias y/o querellas presentadas ante la Fiscalía General del Estado el pasado 21 de octubre por el contador Francisco José Romero Serrano, en su calidad de auditor superior, en la que imputa presuntos delitos al Rector y a funcionarios universitarios.

En una de ellas se acusa al doctor Alfonso Esparza Ortiz “por el delito de abuso de autoridad o incumplimiento de un deber legal y demás que resulten…”.

Presenta otra querella y/o denuncia contra el Rector de la BUAP; la Abogada General, Rosa Isela Avalos; la ex Contralora General, Mayela Martha Delong; el Contralor General, Héctor Granados; y el Tesorero General, Oscar Gilbón.

Un acto más de persecución de quien más que auditar las cuentas de la institución de educación superior, la considera, como otros integrantes del poder local, “un botín político”.

Sembrar temor y terror es la tarea que tiene el contador Romero, quien no ha dejado de actuar como garrote político. Allá él y su propia historia.

La universidad pública es una institución centenaria que ha estado sometida a presiones, como ahora sucede con el Rector Esparza y sus funcionarios, y ha resistido a la ambición de los grupos de poder.

Esto origina la cacería actual, aunque, vale decirlo, se equivocaron de “piezas”.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

El Partido Acción Nacional no vive los mejores momentos de su historia, todo lo contrario.

Después de ganar dos sexenios consecutivos la Presidencia de la República y ostentar las gubernaturas de 12 estados en un plazo coincidente, hoy carece de liderazgo nacional y en la mayoría de las entidades; cohesión interna; y estructura electoral que le permita aspirar a ser el ganador en 2021. Coahuila e Hidalgo son una llamada de atención para ellos.

Los panistas están lejos de convertirse en la oposición capaz de competir sola con posibilidades de ganar la mayoría del Congreso federal y las 15 gubernaturas que estarán en juego en 2021.

Sólo en las entidades con mandatarios panistas pueden obtener triunfos claros en las elecciones de gobernadores, diputados locales y presidencias municipales.

El Congreso federal es el objetivo de Andrés Manuel López Obrador para consolidar su Cuarta Transformación, y en ese caso el presidente hará todo para mantener su mayoría como hasta ahora.

Es muy fácil decir que el gran derrotado del domingo pasado en las intermedias de Hidalgo y Coahuila fue Morena, pero hay que revisar los números y si bien el PRI ganó en entidades con gobernadores de su partido, los morenistas quedaron en segundo lugar con el 20 por ciento de la votación en el estado norteño y peleó palmo a palmo las alcaldías de Pachuca y Tulancingo, la primera aún gobernada por panistas, quienes cayeron al tercer lugar de las preferencias electorales.

Este escenario no lo vivirá en 2021 el partido de López Obrador, quien desde la noche del domingo 18 de octubre, al conocer las tendencias electorales, decidió tomar las riendas de su partido y perfilar un proceso donde gane la mayoría holgada en San Lázaro. Las estatales se las encargará a sus gobernadores y a los delegados responsables de sus programas sociales.

Puebla es un ejemplo de la debilidad de los panistas, que no hace mucho gobernaban el estado, tenían una holgada mayoría en el Congreso y dominaban los principales municipios. Rafael Moreno Valle, construyó esa fortaleza, y cuando perdió la vida en su ataúd arrastró al partido que dominó desde el uno de febrero de 2011.

Hoy el panismo poblano vive y sufre la orfandad. Está lejos de construir la unidad necesaria que les permita competir solos con capacidad de ganar las elecciones 2021, en la que estarán en juego en el estado: 217 presidencias municipales, 41 diputaciones de mayoría, 26 locales y 15 federales.

Posibilidades de ganar tiene, pero no la mayoría del Congreso Local si no recurre a las alianzas y lo mismo sucede con los municipios más importantes.

La división opositora le genera un mejor escenario a Morena y a sus aliados que para esta ocasión serán cinco, aunque tres de ellos, con nuevo registro, tendrán candidatos propios.

El panismo local tiene aspirantes con buen perfil, pero no cuentan la simpatía de todos los grupos que se disputaban entre sí la verdad absoluta y creen ser los únicos capaces de vencer a Morena y al gobernador Luis Miguel Barbosa, como una obsesión enfermiza.

A unos días de que empiece el proceso de los comicios locales, el PAN está lejos de ser una potente maquinaria electoral que gane la mayoría de las posiciones en 2021. Cada día que pasa es uno menos para ser la oposición que dispute con posibilidades de ganar el poder, todo con miras a 2024.

El panismo poblano está extraviado y ensoberbecido, si no se encuentra pronto, sus fieles militantes padecerán una dolorosa derrota, como le sucedió en Coahuila e Hidalgo el domingo pasado.

De las anécdotas que se cuentan

Continúa la cacería por el control de la BUAP.

Eso se deriva de las denuncias y/o querellas presentadas ante la Fiscalía General del Estado el pasado 21 de octubre por el contador Francisco José Romero Serrano, en su calidad de auditor superior, en la que imputa presuntos delitos al Rector y a funcionarios universitarios.

En una de ellas se acusa al doctor Alfonso Esparza Ortiz “por el delito de abuso de autoridad o incumplimiento de un deber legal y demás que resulten…”.

Presenta otra querella y/o denuncia contra el Rector de la BUAP; la Abogada General, Rosa Isela Avalos; la ex Contralora General, Mayela Martha Delong; el Contralor General, Héctor Granados; y el Tesorero General, Oscar Gilbón.

Un acto más de persecución de quien más que auditar las cuentas de la institución de educación superior, la considera, como otros integrantes del poder local, “un botín político”.

Sembrar temor y terror es la tarea que tiene el contador Romero, quien no ha dejado de actuar como garrote político. Allá él y su propia historia.

La universidad pública es una institución centenaria que ha estado sometida a presiones, como ahora sucede con el Rector Esparza y sus funcionarios, y ha resistido a la ambición de los grupos de poder.

Esto origina la cacería actual, aunque, vale decirlo, se equivocaron de “piezas”.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto