/ domingo 29 de diciembre de 2019

Economía solidaria de fin de año

Con la fortuna de llegar a la recta final del 2019, llegó también un regalo inesperado: visitar una reserva en Puerto Escondido, Oaxaca. Se trata de la laguna de Chacahua, donde los Lancheros de Zapotalito, Rio Grande viven en esa comunidad del turismo que llega y cruza en lancha a la laguna.

La derrama económica no es exuberante, nada que pueda retribuir la belleza natural que ofrece el lugar. Como muchas bellezas ocultas en México.

Es un contrasentido que los lugareños cobren muy bien por un platillo y enfrenten una pobreza evidente. No me refiero a una pobreza económica sino a una que se observa en los autos estacionados en casas contiguas a los lugares de comida, camionetas lobo y carros deportivos que se erosionan fácilmente con el salitre y seguramente están con frecuencia en un taller, lo que contrasta con sus ropa y calzado.

Coco, jamaica, apiario, mezcal, café son productos que comercializan, desafortunadamente con intermediarios. Ahora, con el apoyo del Ing. Julián Gallegos Aquino, el propósito es que en un lapso de 6 meses a un año pasen de ser productores a empresarios. De hecho, es un proyecto que se basa en la economía solidaria.

La economía solidaria es una forma de producción, consumo, y distribución de riqueza, centrada en la valorización del ser humano y no en la priorización del capital. Al menos es lo que podemos encontrar como descripción en la web. Laura Collin Harguindeguy publicó en 2015 “Economía Solidaria: local y diversa” y refiere el sustento de la práctica, sin duda muy bondadosa para el primer sector.

El dilema que nuestra economía enfrenta es precisamente el intermediarismo. Bueno, es uno de los problemas, el otro es la conciencia de quienes se ostentan como empresarios pero que en realidad son explotadores del trabajo de ese primer sector, el realmente productivo. El otro problema incumbe al sector público con el cobro de impuestos, pero ese es un tema que requiere análisis aparte.

La economía solidaria es una alternativa futurista, sí, porque el futuro considera privilegiar a la persona antes que a la empresa. Pero también se valora a naturaleza y su preservación. Vale recatar entonces uno de los principios de la 4T, la promesa de combatir, o al menos inhibir, el monopolio y la explotación capitalista. De eso trata la economía solidaria.

Reconsiderando, el concepto de solidaridad proviene del humanismo, la corriente ideológica gestada en los siglos XIV y XV y que contravino las tradiciones escolásticas. Futurismo.

Terminamos un año con complicaciones económicas, con complejidades en seguridad y marasmo social. Terminamos,
ojalá venga un año con nuevas expectativas, nuevos aires con mayor cultura de todo. Por lo pronto, festejemos que llegamos, y seguimos. Todo lo mejor para los que leen esta columna, y para lo que no, también. Feliz 2020.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Con la fortuna de llegar a la recta final del 2019, llegó también un regalo inesperado: visitar una reserva en Puerto Escondido, Oaxaca. Se trata de la laguna de Chacahua, donde los Lancheros de Zapotalito, Rio Grande viven en esa comunidad del turismo que llega y cruza en lancha a la laguna.

La derrama económica no es exuberante, nada que pueda retribuir la belleza natural que ofrece el lugar. Como muchas bellezas ocultas en México.

Es un contrasentido que los lugareños cobren muy bien por un platillo y enfrenten una pobreza evidente. No me refiero a una pobreza económica sino a una que se observa en los autos estacionados en casas contiguas a los lugares de comida, camionetas lobo y carros deportivos que se erosionan fácilmente con el salitre y seguramente están con frecuencia en un taller, lo que contrasta con sus ropa y calzado.

Coco, jamaica, apiario, mezcal, café son productos que comercializan, desafortunadamente con intermediarios. Ahora, con el apoyo del Ing. Julián Gallegos Aquino, el propósito es que en un lapso de 6 meses a un año pasen de ser productores a empresarios. De hecho, es un proyecto que se basa en la economía solidaria.

La economía solidaria es una forma de producción, consumo, y distribución de riqueza, centrada en la valorización del ser humano y no en la priorización del capital. Al menos es lo que podemos encontrar como descripción en la web. Laura Collin Harguindeguy publicó en 2015 “Economía Solidaria: local y diversa” y refiere el sustento de la práctica, sin duda muy bondadosa para el primer sector.

El dilema que nuestra economía enfrenta es precisamente el intermediarismo. Bueno, es uno de los problemas, el otro es la conciencia de quienes se ostentan como empresarios pero que en realidad son explotadores del trabajo de ese primer sector, el realmente productivo. El otro problema incumbe al sector público con el cobro de impuestos, pero ese es un tema que requiere análisis aparte.

La economía solidaria es una alternativa futurista, sí, porque el futuro considera privilegiar a la persona antes que a la empresa. Pero también se valora a naturaleza y su preservación. Vale recatar entonces uno de los principios de la 4T, la promesa de combatir, o al menos inhibir, el monopolio y la explotación capitalista. De eso trata la economía solidaria.

Reconsiderando, el concepto de solidaridad proviene del humanismo, la corriente ideológica gestada en los siglos XIV y XV y que contravino las tradiciones escolásticas. Futurismo.

Terminamos un año con complicaciones económicas, con complejidades en seguridad y marasmo social. Terminamos,
ojalá venga un año con nuevas expectativas, nuevos aires con mayor cultura de todo. Por lo pronto, festejemos que llegamos, y seguimos. Todo lo mejor para los que leen esta columna, y para lo que no, también. Feliz 2020.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com