/ sábado 16 de julio de 2022

Educación y cultura | El joven y el arte

Los jóvenes son según expresiones de pensadores de la humanidad, “los edificantes de la belleza” y en su inicio ante los valores, los estéticos ocupan los primeros planos, porque el arte es, de un modo eminente, un medio de expresión y comunicación individuales en el seno de una colectividad que lo necesita, aunque parezca no requerirlo.

La existencia de grandes conglomerados urbanos, acrecienta el problema de la creación artística, la vida citadina, el tiempo, el dinero, medios digitales y la ignorancia son aspectos que el joven y el arte tienen que luchar. Las personas en ir y venir con el deseo de ganar el sustento diario, sin importar nada que no sea la propia comodidad. Y la sociedad fragmentada en grupos o clases sociales que sólo persiguen aparentes mejoramientos de vida que nunca terminan.

El joven en medio del caos producido por las formas sociales en tránsito entre las ideas quemueren y las que nacen, entre sucesos que palpitan, aunque no hayan emergido, entre actitudes que sucumben y que sólo dan paso a interrogantes sin respuesta precisa, entre calumnias, convencionalismos, odios y egoísmos de falsas posturas, el arte viene a ocupar el sitio destinado a reflejar el inquieto proceso del mundo que nos ha tocado vivir y colaborar a construir una nueva visión actual.

El joven actual, acaparado por la actividad industrial y comercial incesante, aunado esto a nuestro momento de transición de sociedades, impulsa diversas formas en el arte. Así la expresión artística se llena de dificultades para ser apreciada en su plenitud. Son tantos los estímulos contemporáneos que los estilos en el arte también lo son. Y ante esta complejidad, la comunicación estética suele dificultarse.

El arte, como el joven, como toda la cultura, se enfrentan a un grupo de valores y los destinos humanos están por decidirse. Sin embargo, el arte aún ofrece el amplio panorama, por ser eterno, para volver a la búsqueda de la felicidad social e individual y debe propiciar ese retorno a la plenitud humana en pos de apartarla de la ignorancia en la que parece hundirse el mundo globalizador de hoy.

Corresponde a ellos en la afirmación del “yo”, el despertar del pensamiento personal y social. Se conjuga también con la preponderancia de la imaginación. Además la contemplación estética, en las diversas expresiones artísticas, como lo atestiguan los diversos trabajos artísticos, en actividades desinteresadas que gustan a la gente joven y que las realizan a pesar de los obstáculos sociales.

La mayoría de los jóvenes desprecian las bellas artes, las letras, la música selecta, las exposiciones, las conferencias todos los eventos artísticos, sencillamente porque no se le da lo que él requiere y porque aún no tiene el acervo sensible, ni los conocimientos indispensables, que le permitan identificarse con esas manifestaciones de la cultura. Así a falta de lo que él quiere, se entrega a su propia literatura, música, obras de arte, a todo lo que considera como suyo y rechaza al mundo adulto que lo crítica, que lo censura y le niega atención o compresión.

Al joven se le tiene que dar la oportunidad de satisfacer sus necesidades artísticas, de acuerdo a su creatividad, su vida, que busca lo insólito y lo ideal del arte.


*Doctor en Educación.


Los jóvenes son según expresiones de pensadores de la humanidad, “los edificantes de la belleza” y en su inicio ante los valores, los estéticos ocupan los primeros planos, porque el arte es, de un modo eminente, un medio de expresión y comunicación individuales en el seno de una colectividad que lo necesita, aunque parezca no requerirlo.

La existencia de grandes conglomerados urbanos, acrecienta el problema de la creación artística, la vida citadina, el tiempo, el dinero, medios digitales y la ignorancia son aspectos que el joven y el arte tienen que luchar. Las personas en ir y venir con el deseo de ganar el sustento diario, sin importar nada que no sea la propia comodidad. Y la sociedad fragmentada en grupos o clases sociales que sólo persiguen aparentes mejoramientos de vida que nunca terminan.

El joven en medio del caos producido por las formas sociales en tránsito entre las ideas quemueren y las que nacen, entre sucesos que palpitan, aunque no hayan emergido, entre actitudes que sucumben y que sólo dan paso a interrogantes sin respuesta precisa, entre calumnias, convencionalismos, odios y egoísmos de falsas posturas, el arte viene a ocupar el sitio destinado a reflejar el inquieto proceso del mundo que nos ha tocado vivir y colaborar a construir una nueva visión actual.

El joven actual, acaparado por la actividad industrial y comercial incesante, aunado esto a nuestro momento de transición de sociedades, impulsa diversas formas en el arte. Así la expresión artística se llena de dificultades para ser apreciada en su plenitud. Son tantos los estímulos contemporáneos que los estilos en el arte también lo son. Y ante esta complejidad, la comunicación estética suele dificultarse.

El arte, como el joven, como toda la cultura, se enfrentan a un grupo de valores y los destinos humanos están por decidirse. Sin embargo, el arte aún ofrece el amplio panorama, por ser eterno, para volver a la búsqueda de la felicidad social e individual y debe propiciar ese retorno a la plenitud humana en pos de apartarla de la ignorancia en la que parece hundirse el mundo globalizador de hoy.

Corresponde a ellos en la afirmación del “yo”, el despertar del pensamiento personal y social. Se conjuga también con la preponderancia de la imaginación. Además la contemplación estética, en las diversas expresiones artísticas, como lo atestiguan los diversos trabajos artísticos, en actividades desinteresadas que gustan a la gente joven y que las realizan a pesar de los obstáculos sociales.

La mayoría de los jóvenes desprecian las bellas artes, las letras, la música selecta, las exposiciones, las conferencias todos los eventos artísticos, sencillamente porque no se le da lo que él requiere y porque aún no tiene el acervo sensible, ni los conocimientos indispensables, que le permitan identificarse con esas manifestaciones de la cultura. Así a falta de lo que él quiere, se entrega a su propia literatura, música, obras de arte, a todo lo que considera como suyo y rechaza al mundo adulto que lo crítica, que lo censura y le niega atención o compresión.

Al joven se le tiene que dar la oportunidad de satisfacer sus necesidades artísticas, de acuerdo a su creatividad, su vida, que busca lo insólito y lo ideal del arte.


*Doctor en Educación.