/ domingo 5 de septiembre de 2021

Educación y cultura | Proteger a los niños

El regreso a la escuela para estar en las clases presenciales, los padres de familia de los niños de preescolar y primaria han respondido al llamado de las Autoridades Educativas y de Salud, para continuar recibiendo los conocimientos directamente de sus maestros.

Niños con sus cubrebocas y sus caretas están llegando a las instituciones educativas, recibiendo las indicaciones de parte de sus padres, el cuidado de lavarse las manos, la sana distancia y comer con precaución sus alimentos.

Bajo el cuidado de sus maestros y directivos de la escuela, han empezado a recibir sus primeras clases y realizar sus primeros trabajos escolares, además de convivir con sus compañeros, que algunos son por primera vez y otros ya conocidos.

Los especialistas opinan que nacer con vida, recibir alimento, encontrarse limpio y protegido del frio no garantiza el acceso a la humanización. Los niños necesitan de sus padres. Ellos son los responsables de incorpora al infante a la comunidad humana, ofrecerle protección, educación y soporte emocional. En la actualidad, millones de niños gozan de vidas más seguras, más saludables y plenas. Pero no debemos olvidarnos de que aún son muchos los que ven sus derechos menguados.

En las convenciones, seminarios y cumbres sobre la infancia celebrados antes de la pandemia que estamos teniendo en esta época tan difícil, sobresalieron tres objetivos que son fundamentales: Cada niño debería tener el mejor comienzo posible en la vida. Otro es, cada niño debería recibir una educación básica de buena calidad, y por último, cada niño debería tener la oportunidad de desarrollar cabalmente su potencial y contribuir significativamente a la sociedad.

Teniendo en cuenta que los primeros años son una etapa de grandes cambios con una influencia que dura toda la vida, es preciso asegurar los derechos de la infancia desde el principio de la existencia.

Las decisiones que se tomen y las actividades que se realicen en nombre de los niños durante este periodo fundamental, influyen no solamente en la forma en que se desarrollan, sino en la manera que progresan los países.

La época de la primera infancia debería recibir atención prioritaria de los gobiernos responsables, plasmada en leyes, políticas, programas y recursos. Pero esta atención es escasa y desde luego no es el principal objetivo de los gobiernos.

La mayor parte del desarrollo maravilloso del cerebro tiene lugar antes de que el niño cumpla tres años. Mucho antes de que los adultos se den cuenta de qué es lo que pasa, las neuronas del niño proliferan, establecen nuevas conexiones con una asombrosa velocidad.

En los niños, aun cuando los detalles de sus vidas sean diferentes, millones de madres y padres de todo el mundo tanto en países industrializados como en desarrollo, están en la misma situación: precisan encontrar tiempo, invertir energías y aprovechar al máximo los recursos para atender a sus hijos e hijas.

Como padres y madres de familia están ante la tarea de ayudar a sus hijos a crecer fuertes y saludables, protegerlos, enseñarles, guiarlos, fomentar su talento, curiosidad y disfrutar de su entusiasmo y sus progresos.

El regreso a las clases presenciales en la escuela, será otra oportunidad para que continúen con la vida que las ha tocado vivir con la pandemia, y tendrán que salir adelante con la protección de padres de familia y maestros.

*Doctor en Educación.


El regreso a la escuela para estar en las clases presenciales, los padres de familia de los niños de preescolar y primaria han respondido al llamado de las Autoridades Educativas y de Salud, para continuar recibiendo los conocimientos directamente de sus maestros.

Niños con sus cubrebocas y sus caretas están llegando a las instituciones educativas, recibiendo las indicaciones de parte de sus padres, el cuidado de lavarse las manos, la sana distancia y comer con precaución sus alimentos.

Bajo el cuidado de sus maestros y directivos de la escuela, han empezado a recibir sus primeras clases y realizar sus primeros trabajos escolares, además de convivir con sus compañeros, que algunos son por primera vez y otros ya conocidos.

Los especialistas opinan que nacer con vida, recibir alimento, encontrarse limpio y protegido del frio no garantiza el acceso a la humanización. Los niños necesitan de sus padres. Ellos son los responsables de incorpora al infante a la comunidad humana, ofrecerle protección, educación y soporte emocional. En la actualidad, millones de niños gozan de vidas más seguras, más saludables y plenas. Pero no debemos olvidarnos de que aún son muchos los que ven sus derechos menguados.

En las convenciones, seminarios y cumbres sobre la infancia celebrados antes de la pandemia que estamos teniendo en esta época tan difícil, sobresalieron tres objetivos que son fundamentales: Cada niño debería tener el mejor comienzo posible en la vida. Otro es, cada niño debería recibir una educación básica de buena calidad, y por último, cada niño debería tener la oportunidad de desarrollar cabalmente su potencial y contribuir significativamente a la sociedad.

Teniendo en cuenta que los primeros años son una etapa de grandes cambios con una influencia que dura toda la vida, es preciso asegurar los derechos de la infancia desde el principio de la existencia.

Las decisiones que se tomen y las actividades que se realicen en nombre de los niños durante este periodo fundamental, influyen no solamente en la forma en que se desarrollan, sino en la manera que progresan los países.

La época de la primera infancia debería recibir atención prioritaria de los gobiernos responsables, plasmada en leyes, políticas, programas y recursos. Pero esta atención es escasa y desde luego no es el principal objetivo de los gobiernos.

La mayor parte del desarrollo maravilloso del cerebro tiene lugar antes de que el niño cumpla tres años. Mucho antes de que los adultos se den cuenta de qué es lo que pasa, las neuronas del niño proliferan, establecen nuevas conexiones con una asombrosa velocidad.

En los niños, aun cuando los detalles de sus vidas sean diferentes, millones de madres y padres de todo el mundo tanto en países industrializados como en desarrollo, están en la misma situación: precisan encontrar tiempo, invertir energías y aprovechar al máximo los recursos para atender a sus hijos e hijas.

Como padres y madres de familia están ante la tarea de ayudar a sus hijos a crecer fuertes y saludables, protegerlos, enseñarles, guiarlos, fomentar su talento, curiosidad y disfrutar de su entusiasmo y sus progresos.

El regreso a las clases presenciales en la escuela, será otra oportunidad para que continúen con la vida que las ha tocado vivir con la pandemia, y tendrán que salir adelante con la protección de padres de familia y maestros.

*Doctor en Educación.