/ martes 27 de abril de 2021

El abuso sexual como privilegio de la impunidad

El mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices

Oscar Wilde

Después de que la semana pasada saliera a la luz uno de los casos, que mayor indignación ha causado en la sociedad poblana y mexicana, sobre la denuncia presentada contra el diputado federal en funciones y candidato a la reelección por el distrito 11 de Puebla, Benjamín Saúl Huerta Corona, por abusar sexualmente de un adolescente de 15 años, pueden surgirnos muchas interrogantes, pero considero que una de las fundamentales es saber ¿Cómo un personaje público de tal calaña vivió -y aún lo hace- sin recibir un castigo tantos años, cometiendo abusos sexuales y arruinándole la vida a tantos niños que cayeron en sus garras?

Sin lugar a duda, la respuesta está enmarcada por la impunidad, esa que le permitió evadir a la justicia en un par de horas y salir de libre del arresto que había sido objeto sin importar que hubiera una denuncia formal de su valiente víctima e incluso en flagrancia del delito.

Podríamos decir que fue el fuero legislativo el que le otorgó la impunidad, sin embargo esto va más allá, es simplemente el hecho de saberse protegido por quienes ostentan el poder y a quienes los abusos sexuales, contra niños y mujeres parecen no importarles, a pesar de que de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) México ocupa el primer deshonroso lugar en este delito, con 5.4 millones de casos por año, una cifra por demás alarmante.

Para muestra la declaración del líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, quien ante los cuestionamientos de la prensa justificó el abuso cometido contra el adolescente en un hotel de la Ciudad de México argumentando que “había ocurrido fuera del horario laboral”.

Entonces, si sus correligionarios de Morena violan, roban, matan, abusan de los más débiles, ¿no cuenta por qué no lo hicieron en su horario laboral? Esta declaración suena inaudita y más viniendo de un diputado federal también poblano y padre de familia.

¿En qué momento quien tiene el privilegio de representar a las y los ciudadanos en San Lázaro puede cometer las peores bajezas contra los más indefensos y librarse de las consecuencias por su fuero, pero ampararse en que actúo fuera de su horario laboral?

Esta contradicción tan clara es en esencia lo que representa la llamada “Cuarta Transformación”, políticos que pueden violar, abusar, faltar al respeto y nadie les hará nada, sino por el contrario serán “premiados” con candidaturas de su partido y para muestra están además los casos de Salgado Macedonio en Guerrero y David Monreal en Zacatecas.

Podrían igual argumentar que son “casos aislados”, sin embargo los hechos han sido muy claros, ya que una semana después de la denuncia no hay una respuesta contundente de las y los diputados morenistas ante las, al menos, dos denuncias formales que acumula su compañero Saúl Huerta.

Hasta ahora, se sabe que el propio Saúl Huerta renunció a la reelección y a su candidatura, la cual de por sí ya era insostenible debido a que se ha revelado que muchas de sus víctimas viven en su propio distrito, el 11, sin embargo Morena no ha actuado y todavía siguen “pensando” si sacarlo de su partido y si le retiran o no el fuero constitucional.

Tanto nos han dicho que todo ha cambiado y que “no son iguales que los de antes”, que con estos hechos no nos quedará más que creerles, ya que en definitiva no son iguales, son peores.

Pero como sociedad, no podemos ni debemos acostumbrarnos a la impunidad, que vemos día a día y que parece darle carta abierta a violadores y abusadores que sin ningún problema andan libremente e incluso se desempeñan en puestos públicos.

¡No más impunidad en México, que las investigaciones sean exhaustivas, lleguen hasta sus últimas consecuencias y que los violentadores, abusadores y violadores sean castigados ya, sin importar quienes sean o incluso si tienen fuero y forman parte de la 4T!

La autora es candidata a diputada federal de la alianza Va Por México.

El mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices

Oscar Wilde

Después de que la semana pasada saliera a la luz uno de los casos, que mayor indignación ha causado en la sociedad poblana y mexicana, sobre la denuncia presentada contra el diputado federal en funciones y candidato a la reelección por el distrito 11 de Puebla, Benjamín Saúl Huerta Corona, por abusar sexualmente de un adolescente de 15 años, pueden surgirnos muchas interrogantes, pero considero que una de las fundamentales es saber ¿Cómo un personaje público de tal calaña vivió -y aún lo hace- sin recibir un castigo tantos años, cometiendo abusos sexuales y arruinándole la vida a tantos niños que cayeron en sus garras?

Sin lugar a duda, la respuesta está enmarcada por la impunidad, esa que le permitió evadir a la justicia en un par de horas y salir de libre del arresto que había sido objeto sin importar que hubiera una denuncia formal de su valiente víctima e incluso en flagrancia del delito.

Podríamos decir que fue el fuero legislativo el que le otorgó la impunidad, sin embargo esto va más allá, es simplemente el hecho de saberse protegido por quienes ostentan el poder y a quienes los abusos sexuales, contra niños y mujeres parecen no importarles, a pesar de que de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) México ocupa el primer deshonroso lugar en este delito, con 5.4 millones de casos por año, una cifra por demás alarmante.

Para muestra la declaración del líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, quien ante los cuestionamientos de la prensa justificó el abuso cometido contra el adolescente en un hotel de la Ciudad de México argumentando que “había ocurrido fuera del horario laboral”.

Entonces, si sus correligionarios de Morena violan, roban, matan, abusan de los más débiles, ¿no cuenta por qué no lo hicieron en su horario laboral? Esta declaración suena inaudita y más viniendo de un diputado federal también poblano y padre de familia.

¿En qué momento quien tiene el privilegio de representar a las y los ciudadanos en San Lázaro puede cometer las peores bajezas contra los más indefensos y librarse de las consecuencias por su fuero, pero ampararse en que actúo fuera de su horario laboral?

Esta contradicción tan clara es en esencia lo que representa la llamada “Cuarta Transformación”, políticos que pueden violar, abusar, faltar al respeto y nadie les hará nada, sino por el contrario serán “premiados” con candidaturas de su partido y para muestra están además los casos de Salgado Macedonio en Guerrero y David Monreal en Zacatecas.

Podrían igual argumentar que son “casos aislados”, sin embargo los hechos han sido muy claros, ya que una semana después de la denuncia no hay una respuesta contundente de las y los diputados morenistas ante las, al menos, dos denuncias formales que acumula su compañero Saúl Huerta.

Hasta ahora, se sabe que el propio Saúl Huerta renunció a la reelección y a su candidatura, la cual de por sí ya era insostenible debido a que se ha revelado que muchas de sus víctimas viven en su propio distrito, el 11, sin embargo Morena no ha actuado y todavía siguen “pensando” si sacarlo de su partido y si le retiran o no el fuero constitucional.

Tanto nos han dicho que todo ha cambiado y que “no son iguales que los de antes”, que con estos hechos no nos quedará más que creerles, ya que en definitiva no son iguales, son peores.

Pero como sociedad, no podemos ni debemos acostumbrarnos a la impunidad, que vemos día a día y que parece darle carta abierta a violadores y abusadores que sin ningún problema andan libremente e incluso se desempeñan en puestos públicos.

¡No más impunidad en México, que las investigaciones sean exhaustivas, lleguen hasta sus últimas consecuencias y que los violentadores, abusadores y violadores sean castigados ya, sin importar quienes sean o incluso si tienen fuero y forman parte de la 4T!

La autora es candidata a diputada federal de la alianza Va Por México.