/ viernes 7 de enero de 2022

El camino por el 2022 no parece esperanzador

Más allá de los propósitos y buenos deseos, iniciamos el presente 2022 con la preocupación ciudadana de alcanzar una mejora notable en su economía personal y familiar. Muy a pesar de la promesa presidencial, quién desde el inicio de su gestión, se comprometió a que los mexicanos tendríamos un sistema de salud y educativo de primer mundo con un crecimiento económico sin precedentes para alcanzar el bienestar de los mexicanos, en especial de los menos favorecidos.

Sin embargo, a la mitad de su mandato, el saldo es desastroso tanto en el combate a la pobreza, en salud, en educación, en materia energética (con un alza desproporcionada en las gasolinas y el gas) decrecimiento de la economía, incremento de la delincuencia e inseguridad y con instituciones públicas ineficientes y carentes de recursos para su funcionamiento y adecuada operación.

Aunado, a la crisis humanitaria por el maltrato y o explotación a los migrantes, el incremento en el desempleo; entre otros factores, al no haber regulado el outsourcing se optó por cancelarlo, “aportaba 5 por ciento del PIB, y muestra una caída, de mayo a octubre, de poco más de -57 por ciento”; situación que prácticamente generó una pérdida de 3 puntos del PIB.

Esta situación, sumada a los elevados incrementos en el salario mínimo (aunque por supuesto necesarios), ha provocado la caída del empleo de “-3.2 por ciento contra octubre de 2018, mientras las remuneraciones medias han crecido apenas 1.8 por ciento”; situación que impacta de manera directa a todo tipo de empresas y empresarios, reduciendo la producción y la demanda.

Pues debe tenerse presente que, desde el punto de vista económico, una mayor demanda agregada significa en teoría una recuperación del mercado laboral, menos desempleo y más consumo privado, aunque debido al aumento de los impuestos a las empresas y al consumo, el riesgo es latente; habrá una mayor demanda agregada impulsada por el gasto público, pero por otra parte, el alza de impuestos representa (debido actualmente por el incremento de la inflación) un freno económico para la inversión empresarial y el consumo de las familias.

De continuar esta tendencia y minimizarlas con argumentos falsos y mentiras, crecerá el malestar de la población, pues ante la realidad que seguimos viviendo, se continúa lastimando los bolsillos no solo de los más pobres sino en general en todos los estratos sociales del país.

El nivel inflacionario es el peor que estamos viviendo, después de 20 años, los economistas señalan que la inflación es el peor impuesto para la clase media y los más pobres y, lamentablemente su tendencia seguramente continuara en ascenso. La pregunta será ¿de que manera continuará el ejecutivo federal con su perorata para defenderla y detener este deterioro?

Claro que, deseamos por el bien de todos, que el año 2022 sea mejor que los tres anteriores; pero que estrategias implementara la actual administración para su crecimiento, tendría que pasar por medios artificiales a través de aumento del gasto y deuda pública, la cual pasara la factura a las empresas de todo tipo, las familias y por supuesto a las nuevas generaciones.

Esta forma de ejercer el gobierno nos ha venido saliendo muy cara a todos los mexicanos. Diversos investigadores interpretan al populismo “como una experiencia política primitiva que, al vincularse con prácticas autoritarias, paternalistas y clientelistas, obstaculiza el desarrollo y consolidación de los sistemas democráticos. Si bien el populismo en México también ha sido relacionado con una cultura política inmadura, lo cierto es que este fenómeno ha respondido a periodos y procesos históricos determinados que explican su origen”.

Quienes integraron el movimiento (morena) eran los más duros críticos de promesas no cumplidas y, por supuesto de la transición a la democracia, la cual ahora ni cumplen ni respetan; el presidente López Obrador, representa a las instituciones por lo cual la acción a emprender debe enfocarla en unir a quienes no votaron o no están de acuerdo con él, que no son pocos y, dadas las condiciones en las que se encuentra el país, las circunstancias lo obligan a hacerlo.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com


Más allá de los propósitos y buenos deseos, iniciamos el presente 2022 con la preocupación ciudadana de alcanzar una mejora notable en su economía personal y familiar. Muy a pesar de la promesa presidencial, quién desde el inicio de su gestión, se comprometió a que los mexicanos tendríamos un sistema de salud y educativo de primer mundo con un crecimiento económico sin precedentes para alcanzar el bienestar de los mexicanos, en especial de los menos favorecidos.

Sin embargo, a la mitad de su mandato, el saldo es desastroso tanto en el combate a la pobreza, en salud, en educación, en materia energética (con un alza desproporcionada en las gasolinas y el gas) decrecimiento de la economía, incremento de la delincuencia e inseguridad y con instituciones públicas ineficientes y carentes de recursos para su funcionamiento y adecuada operación.

Aunado, a la crisis humanitaria por el maltrato y o explotación a los migrantes, el incremento en el desempleo; entre otros factores, al no haber regulado el outsourcing se optó por cancelarlo, “aportaba 5 por ciento del PIB, y muestra una caída, de mayo a octubre, de poco más de -57 por ciento”; situación que prácticamente generó una pérdida de 3 puntos del PIB.

Esta situación, sumada a los elevados incrementos en el salario mínimo (aunque por supuesto necesarios), ha provocado la caída del empleo de “-3.2 por ciento contra octubre de 2018, mientras las remuneraciones medias han crecido apenas 1.8 por ciento”; situación que impacta de manera directa a todo tipo de empresas y empresarios, reduciendo la producción y la demanda.

Pues debe tenerse presente que, desde el punto de vista económico, una mayor demanda agregada significa en teoría una recuperación del mercado laboral, menos desempleo y más consumo privado, aunque debido al aumento de los impuestos a las empresas y al consumo, el riesgo es latente; habrá una mayor demanda agregada impulsada por el gasto público, pero por otra parte, el alza de impuestos representa (debido actualmente por el incremento de la inflación) un freno económico para la inversión empresarial y el consumo de las familias.

De continuar esta tendencia y minimizarlas con argumentos falsos y mentiras, crecerá el malestar de la población, pues ante la realidad que seguimos viviendo, se continúa lastimando los bolsillos no solo de los más pobres sino en general en todos los estratos sociales del país.

El nivel inflacionario es el peor que estamos viviendo, después de 20 años, los economistas señalan que la inflación es el peor impuesto para la clase media y los más pobres y, lamentablemente su tendencia seguramente continuara en ascenso. La pregunta será ¿de que manera continuará el ejecutivo federal con su perorata para defenderla y detener este deterioro?

Claro que, deseamos por el bien de todos, que el año 2022 sea mejor que los tres anteriores; pero que estrategias implementara la actual administración para su crecimiento, tendría que pasar por medios artificiales a través de aumento del gasto y deuda pública, la cual pasara la factura a las empresas de todo tipo, las familias y por supuesto a las nuevas generaciones.

Esta forma de ejercer el gobierno nos ha venido saliendo muy cara a todos los mexicanos. Diversos investigadores interpretan al populismo “como una experiencia política primitiva que, al vincularse con prácticas autoritarias, paternalistas y clientelistas, obstaculiza el desarrollo y consolidación de los sistemas democráticos. Si bien el populismo en México también ha sido relacionado con una cultura política inmadura, lo cierto es que este fenómeno ha respondido a periodos y procesos históricos determinados que explican su origen”.

Quienes integraron el movimiento (morena) eran los más duros críticos de promesas no cumplidas y, por supuesto de la transición a la democracia, la cual ahora ni cumplen ni respetan; el presidente López Obrador, representa a las instituciones por lo cual la acción a emprender debe enfocarla en unir a quienes no votaron o no están de acuerdo con él, que no son pocos y, dadas las condiciones en las que se encuentra el país, las circunstancias lo obligan a hacerlo.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com