/ viernes 30 de noviembre de 2018

El destino y 2021

La información precisa no es de ningún improvisado, sino de un exprocurador General de Justicia de Sinaloa, que empezó como agente del Ministerio Público y ocupó, antes de pisar Puebla, a una subprocuraduría General de la República.

Gilberto Higuera Bernal, encargado de despacho de la Fiscalía poblana, señaló categórico que hay una disputa por el territorio para definir el control sobre el trasiego de hidrocarburo, mercado de droga y atracos de mercancía en el transporte de carga.

Esas son las causas principales de las recientes ejecuciones que se han dado en diversos municipios, incluyendo la Angelópolis.

Delicado porque muestra un escenario de guerra entre bandas criminales con consecuencias fatales para inocentes que se cruzan en el camino de los sicarios y que generan miedo y zozobra.

Si pelean territorio es para ejercer control en actos delictivos, incluyendo sobornos y venta de protección.

Un ejemplo de los que ocurre fueron los hechos en el Mercado Unión la semana pasada, detrás de los autores materiales los hay intelectuales, que mueven con perversidad sus intereses criminales.

Explicó que de acuerdo con los mensajes que ciertos grupos mafiosos dejan sobre los cuerpos ejecutados se ha logrado establecer e identificar a un clan que se nombra “Los Sinaloenses”, pero no todas las ejecuciones se adjudican a este grupo.

Se sabe ahora que pelean con “Los oaxacos”, pero no son los únicos porque los grandes carteles también tienen puestos los ojos en Puebla y hay por lo menos cinco grupos disputando distintas plazas en la capital y el interior de la entidad.

Detrás de ellos, hay cerebros financieros que manejan sus recursos. Los criminales que ejecutan son apenas la punta de un iceberg y eso lo sabe el encargado de la Fiscalía.

Hay estudios de Inteligencia que revelan existe una red dedicada al lavado de dinero en el estado de Puebla, que toca al país en diversas entidades federativas.

Hay un interminable fluido de efectivo que genera el robo de combustible, el cual puede potencializar el lavado en un universo no cuantificable de negocios lícitos y funcionan “Cajas de ahorro” y “Sociedades de inversión” alimentadas con recursos del huachicol.

Si bien la Fiscalía tiene la obligación de perseguir los delitos y a los delincuentes, para inhibir sus acciones, deben agudizar sus sentidos para identificar empresas y personas en el Triángulo Rojo y en la capital, que se dediquen al préstamo de dinero a tasas inverosímiles,

El proceso de lavado de dinero y fraude que empezó en Puebla entre 2003 y 2010 se dio en el contexto de una gobernabilidad aceptable.

Tiempos en que la estabilidad y la paz se mantenían en mínimos razonables, pese a la conflictividad que se vivía en esos años. Entonces se dio una invasión silenciosa al estado de todas las franquicias criminales, que en ese momento operaban en el país.

Para los investigadores de este proceso había un funcionario del gobierno estatal que tenía comunicación directa con los cárteles y se establecían límites para su actividad.

Ese personaje iba y venía con los representantes de cada organización criminal y negociaba; cuando había que frenar, tenía capacidad para hacerlo.

Cierto es que de repente, las cosas amenazaban con salirse de control y el representante estatal tenía que meter mano.

Por ejemplo, el 21 de agosto de 2009, cuando un integrante de “La Familia Michoacana” amenazó con estallar una granada, que activó los resortes de contención estatal.

En esos años, un secretario de Gobernación comentaba que los narcotraficantes solo venían a Puebla a tomar sus alimentos y descansar, aunque en realidad tenían residencias y negocios tolerados.

El representante estatal hacia los cárteles daba resultados por dos razones: tenía poder delegado por el gobernador y, la delincuencia organizada lo reconocía como su interlocutor.

Así, el tema de las “Cajas de ahorro” y “Sociedades de inversión” en esos años se dio en medio de un clima de gobernabilidad extraño.

El estado de Puebla estaba repartido: Sinaloa, los Zetas, “La Familia Michoacana” y el entonces cártel de los Beltrán Leyva, con controles definidos. Otros grupos pagaban derecho de paso y unos vivían en paz por diversos rumbos de la ciudad.

En esos años, los cárteles en Puebla querían hacer dinero, no la guerra.

Los controles se encargaban de que hicieran fortuna y no gestaran un infierno.

El actual gobierno estatal tomó otro camino, coordinarse con el Ejército y la Marina para combatirlos antes que tranzar con ellos, pero ante la inminente conclusión hay un espacio que están aprovechando para pelear con sangre el territorio.

Hoy está vivo el riesgo de una nueva oleada de defraudadores y vinculadores a redes de lavado de dinero que socaven aún más a la gobernabilidad de la entidad poblana.

Hay dinero del Triángulo Rojo para financiar proyectos de inversión, que lo mismo podrían focalizarse hacia la micro y pequeñas empresas, que a préstamos individuales.

Toca a la autoridad, la Fiscalía es transexenal, estar atenta a esos movimientos. El dinero que opera en Puebla, sólo por robo de combustible, se equipara a las remesas que llegan de Estados Unidos.

No son sólo los crímenes y la lucha por el territorio, son todos los negocios que amparan esos delitos y hoy, ante la incertidumbre de quien gobernará los próximos seis años Puebla, están peleando en las calles y con ejecuciones la plaza.

Detrás de ellos lavado de dinero y empresas legales, es hora de combatir con rigor y en esa ruta al crimen organizado.


De las anécdotas que se cuentan

Con un sincero y honesto “ha sido un honor servir a Puebla” concluyó Tony Gali ayer su mensaje en el Informe de Resultados.

En el auditorio de la Reforma agregó, para quienes lo deben escuchar: “el destino nos volverá a encontrar”.

Poblano de cepa, es el gobernador de plazo corto e incluso varios sexenales, que mejores resultados ha dado al estado y no se va a jubilar políticamente.

Ciudadano, no milita en algún partido, sabe que hay un 2021, entonces los poblanos nos lo volveremos a encontrar.

¿En las boletas electorales? Todo indica que sí.

Es asunto de tiempo y oportunidad.

Tony Gali cuenta con ambos y ha demostrado que es el poblano que mejor sabe usarlos.

Los resultados -secretario de gabinete, alcalde y gobernador en 8 años- están a la vista.


fcrisanto00@yahoo.com.mx

fcrisanto@radiooro.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

La información precisa no es de ningún improvisado, sino de un exprocurador General de Justicia de Sinaloa, que empezó como agente del Ministerio Público y ocupó, antes de pisar Puebla, a una subprocuraduría General de la República.

Gilberto Higuera Bernal, encargado de despacho de la Fiscalía poblana, señaló categórico que hay una disputa por el territorio para definir el control sobre el trasiego de hidrocarburo, mercado de droga y atracos de mercancía en el transporte de carga.

Esas son las causas principales de las recientes ejecuciones que se han dado en diversos municipios, incluyendo la Angelópolis.

Delicado porque muestra un escenario de guerra entre bandas criminales con consecuencias fatales para inocentes que se cruzan en el camino de los sicarios y que generan miedo y zozobra.

Si pelean territorio es para ejercer control en actos delictivos, incluyendo sobornos y venta de protección.

Un ejemplo de los que ocurre fueron los hechos en el Mercado Unión la semana pasada, detrás de los autores materiales los hay intelectuales, que mueven con perversidad sus intereses criminales.

Explicó que de acuerdo con los mensajes que ciertos grupos mafiosos dejan sobre los cuerpos ejecutados se ha logrado establecer e identificar a un clan que se nombra “Los Sinaloenses”, pero no todas las ejecuciones se adjudican a este grupo.

Se sabe ahora que pelean con “Los oaxacos”, pero no son los únicos porque los grandes carteles también tienen puestos los ojos en Puebla y hay por lo menos cinco grupos disputando distintas plazas en la capital y el interior de la entidad.

Detrás de ellos, hay cerebros financieros que manejan sus recursos. Los criminales que ejecutan son apenas la punta de un iceberg y eso lo sabe el encargado de la Fiscalía.

Hay estudios de Inteligencia que revelan existe una red dedicada al lavado de dinero en el estado de Puebla, que toca al país en diversas entidades federativas.

Hay un interminable fluido de efectivo que genera el robo de combustible, el cual puede potencializar el lavado en un universo no cuantificable de negocios lícitos y funcionan “Cajas de ahorro” y “Sociedades de inversión” alimentadas con recursos del huachicol.

Si bien la Fiscalía tiene la obligación de perseguir los delitos y a los delincuentes, para inhibir sus acciones, deben agudizar sus sentidos para identificar empresas y personas en el Triángulo Rojo y en la capital, que se dediquen al préstamo de dinero a tasas inverosímiles,

El proceso de lavado de dinero y fraude que empezó en Puebla entre 2003 y 2010 se dio en el contexto de una gobernabilidad aceptable.

Tiempos en que la estabilidad y la paz se mantenían en mínimos razonables, pese a la conflictividad que se vivía en esos años. Entonces se dio una invasión silenciosa al estado de todas las franquicias criminales, que en ese momento operaban en el país.

Para los investigadores de este proceso había un funcionario del gobierno estatal que tenía comunicación directa con los cárteles y se establecían límites para su actividad.

Ese personaje iba y venía con los representantes de cada organización criminal y negociaba; cuando había que frenar, tenía capacidad para hacerlo.

Cierto es que de repente, las cosas amenazaban con salirse de control y el representante estatal tenía que meter mano.

Por ejemplo, el 21 de agosto de 2009, cuando un integrante de “La Familia Michoacana” amenazó con estallar una granada, que activó los resortes de contención estatal.

En esos años, un secretario de Gobernación comentaba que los narcotraficantes solo venían a Puebla a tomar sus alimentos y descansar, aunque en realidad tenían residencias y negocios tolerados.

El representante estatal hacia los cárteles daba resultados por dos razones: tenía poder delegado por el gobernador y, la delincuencia organizada lo reconocía como su interlocutor.

Así, el tema de las “Cajas de ahorro” y “Sociedades de inversión” en esos años se dio en medio de un clima de gobernabilidad extraño.

El estado de Puebla estaba repartido: Sinaloa, los Zetas, “La Familia Michoacana” y el entonces cártel de los Beltrán Leyva, con controles definidos. Otros grupos pagaban derecho de paso y unos vivían en paz por diversos rumbos de la ciudad.

En esos años, los cárteles en Puebla querían hacer dinero, no la guerra.

Los controles se encargaban de que hicieran fortuna y no gestaran un infierno.

El actual gobierno estatal tomó otro camino, coordinarse con el Ejército y la Marina para combatirlos antes que tranzar con ellos, pero ante la inminente conclusión hay un espacio que están aprovechando para pelear con sangre el territorio.

Hoy está vivo el riesgo de una nueva oleada de defraudadores y vinculadores a redes de lavado de dinero que socaven aún más a la gobernabilidad de la entidad poblana.

Hay dinero del Triángulo Rojo para financiar proyectos de inversión, que lo mismo podrían focalizarse hacia la micro y pequeñas empresas, que a préstamos individuales.

Toca a la autoridad, la Fiscalía es transexenal, estar atenta a esos movimientos. El dinero que opera en Puebla, sólo por robo de combustible, se equipara a las remesas que llegan de Estados Unidos.

No son sólo los crímenes y la lucha por el territorio, son todos los negocios que amparan esos delitos y hoy, ante la incertidumbre de quien gobernará los próximos seis años Puebla, están peleando en las calles y con ejecuciones la plaza.

Detrás de ellos lavado de dinero y empresas legales, es hora de combatir con rigor y en esa ruta al crimen organizado.


De las anécdotas que se cuentan

Con un sincero y honesto “ha sido un honor servir a Puebla” concluyó Tony Gali ayer su mensaje en el Informe de Resultados.

En el auditorio de la Reforma agregó, para quienes lo deben escuchar: “el destino nos volverá a encontrar”.

Poblano de cepa, es el gobernador de plazo corto e incluso varios sexenales, que mejores resultados ha dado al estado y no se va a jubilar políticamente.

Ciudadano, no milita en algún partido, sabe que hay un 2021, entonces los poblanos nos lo volveremos a encontrar.

¿En las boletas electorales? Todo indica que sí.

Es asunto de tiempo y oportunidad.

Tony Gali cuenta con ambos y ha demostrado que es el poblano que mejor sabe usarlos.

Los resultados -secretario de gabinete, alcalde y gobernador en 8 años- están a la vista.


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