/ jueves 28 de marzo de 2019

El encuentro histórico con la realidad actual

“Los problemas con la historia comienzan cuando se trata de utilizar el pasado para manipular el presente y no para explicarlo”.

Cuando el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, plasmó en su discurso de sus 100 días de gobierno, “Este año está dedicado a conmemorar los 500 años de la primera gran resistencia indígena frente al invasor español”, la señal se orientaba seguramente al tema del perdón que en la presente semana incluyó en su agenda; sin embargo, esta acción muestra la complejidad en la toma de las decisiones morales.

Y en su intención de romper con el pasado, el presidente abrió un nuevo frente, pues a través de una misiva exige al Rey de España y al Papa Francisco disculpas por las vejaciones a la primera gran resistencia indígena, ante la invasión y colonización española.

Esta acción demuestra que, para poder interpretar la historia, se debe tener la sensibilidad de comprender la naturaleza humana, dominar la literatura y, en general las ciencias; para de esta forma poder emitir un juicio real.

Si bien es cierto que, en lo que hoy es América, las poblaciones originarias fueron invadidas y hurgadas como señala el Presidente López Obrador, las aportaciones a esta nueva cultura durante 300 años de la colonización española, definió al México que hoy somos.

Los historiadores han señalado que quienes iniciaron con la expedición española, sin saber, terminaron descubriendo un nuevo continente. Su primer contacto fue mal llamado de los indios, pues creían que habían dado la vuelta y habían desembarcado en la India.

Lo inimaginable es que este primer acercamiento fue a un nuevo territorio, que ahora es el Continente Americano, lo cual supone con este descubrimiento el inicio del contacto entre dos mundos, dos culturas distintas, la de indígenas nativos y la europea.

En los últimos tiempos, en varios países de América el nombre ha cambiado para reflejar algún aspecto más personal del país, debido a la resistencia indígena y a la diversidad cultural.

Entre diversas razones, algunos historiadores establecen que: en realidad América fue “descubierto” por nuestros antepasados miles de años antes que Colón llegara a la isla de San Salvador. Las huellas de Acahualinca (en Nicaragua), por ejemplo tienen más de 2000 años.

Los valores y costumbres traídas por los Colonizadores, eran percibidos como “avances civilizatorios”. El descubrimiento no fue tal, en cierta medida terminó siendo un despojo y saqueo a los pueblos originarios de América.

Sin embargo, el encuentro entre estas dos culturas, debería haber sido un encuentro en el que ambos grupos se beneficiaran mutuamente. Por supuesto que este encuentro trajo consecuencias funestas para muchos pueblos indígenas del Nuevo Mundo, pero a la vez dio origen al mestizaje étnico y cultural que es característica de los actuales países de américa.

A final de cuentas, Somos el resultado vivo de ese encuentro de dos mundos distintos y, a pesar de muchos desencuentros a lo largo de la historia, hay muchos aspectos positivos en la multiplicidad cultural de la cual hoy formamos parte.

Por tanto, el tema debe tomarse con toda frialdad y seriedad, pues como en este y en otros casos, removerá situaciones no deseadas que pueden desencadenar en lamentables desencuentros.

En tal sentido la disculpa es considerada como una acción de buena voluntad que debe orientar la reflexión sobre los excesos que en su momento fueron cometidos por los gobiernos; sin embargo no deben trasladarse a las generaciones presentes o futuras, por el solo hecho de reconocer acciones éticas o actos jurídicos del presente. Ante esta realidad, y bajo las condiciones actuales, es importante atender los temas prioritarios que el país requiere, en vez de dividir y enfrentar a la sociedad mexicana.

México ya no es ni todo indígena ni español; insisto es el resultado de esta mezcla de culturas y, regresar al pasado solo fomenta división, enfrentamiento y polarización. La arrogancia es mala consejera, sin embargo, la humildad rendirá mejores beneficios en la mencionada reconciliación del nuevo gobierno.

Insistir en ella, generara encono y división, el cual puede terminar deteriorando la figura del jefe del Estado Mexicano.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

“Los problemas con la historia comienzan cuando se trata de utilizar el pasado para manipular el presente y no para explicarlo”.

Cuando el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, plasmó en su discurso de sus 100 días de gobierno, “Este año está dedicado a conmemorar los 500 años de la primera gran resistencia indígena frente al invasor español”, la señal se orientaba seguramente al tema del perdón que en la presente semana incluyó en su agenda; sin embargo, esta acción muestra la complejidad en la toma de las decisiones morales.

Y en su intención de romper con el pasado, el presidente abrió un nuevo frente, pues a través de una misiva exige al Rey de España y al Papa Francisco disculpas por las vejaciones a la primera gran resistencia indígena, ante la invasión y colonización española.

Esta acción demuestra que, para poder interpretar la historia, se debe tener la sensibilidad de comprender la naturaleza humana, dominar la literatura y, en general las ciencias; para de esta forma poder emitir un juicio real.

Si bien es cierto que, en lo que hoy es América, las poblaciones originarias fueron invadidas y hurgadas como señala el Presidente López Obrador, las aportaciones a esta nueva cultura durante 300 años de la colonización española, definió al México que hoy somos.

Los historiadores han señalado que quienes iniciaron con la expedición española, sin saber, terminaron descubriendo un nuevo continente. Su primer contacto fue mal llamado de los indios, pues creían que habían dado la vuelta y habían desembarcado en la India.

Lo inimaginable es que este primer acercamiento fue a un nuevo territorio, que ahora es el Continente Americano, lo cual supone con este descubrimiento el inicio del contacto entre dos mundos, dos culturas distintas, la de indígenas nativos y la europea.

En los últimos tiempos, en varios países de América el nombre ha cambiado para reflejar algún aspecto más personal del país, debido a la resistencia indígena y a la diversidad cultural.

Entre diversas razones, algunos historiadores establecen que: en realidad América fue “descubierto” por nuestros antepasados miles de años antes que Colón llegara a la isla de San Salvador. Las huellas de Acahualinca (en Nicaragua), por ejemplo tienen más de 2000 años.

Los valores y costumbres traídas por los Colonizadores, eran percibidos como “avances civilizatorios”. El descubrimiento no fue tal, en cierta medida terminó siendo un despojo y saqueo a los pueblos originarios de América.

Sin embargo, el encuentro entre estas dos culturas, debería haber sido un encuentro en el que ambos grupos se beneficiaran mutuamente. Por supuesto que este encuentro trajo consecuencias funestas para muchos pueblos indígenas del Nuevo Mundo, pero a la vez dio origen al mestizaje étnico y cultural que es característica de los actuales países de américa.

A final de cuentas, Somos el resultado vivo de ese encuentro de dos mundos distintos y, a pesar de muchos desencuentros a lo largo de la historia, hay muchos aspectos positivos en la multiplicidad cultural de la cual hoy formamos parte.

Por tanto, el tema debe tomarse con toda frialdad y seriedad, pues como en este y en otros casos, removerá situaciones no deseadas que pueden desencadenar en lamentables desencuentros.

En tal sentido la disculpa es considerada como una acción de buena voluntad que debe orientar la reflexión sobre los excesos que en su momento fueron cometidos por los gobiernos; sin embargo no deben trasladarse a las generaciones presentes o futuras, por el solo hecho de reconocer acciones éticas o actos jurídicos del presente. Ante esta realidad, y bajo las condiciones actuales, es importante atender los temas prioritarios que el país requiere, en vez de dividir y enfrentar a la sociedad mexicana.

México ya no es ni todo indígena ni español; insisto es el resultado de esta mezcla de culturas y, regresar al pasado solo fomenta división, enfrentamiento y polarización. La arrogancia es mala consejera, sin embargo, la humildad rendirá mejores beneficios en la mencionada reconciliación del nuevo gobierno.

Insistir en ella, generara encono y división, el cual puede terminar deteriorando la figura del jefe del Estado Mexicano.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com