/ viernes 5 de julio de 2019

El envejecimiento estocástico

La psicología del desarrollo transpersonal se ocupa, entre otros temas, del fenómeno del envejecimiento y los diferentes procesos vinculados a él. Este campo de investigación se ha desarrollado mayormente a mediados del siglo XX y plenamente en el presente, dado el progresivo aumento del promedio de vida, con la consiguiente necesidad de desarrollar formas de prevención para los adultos mayores. El tema ha sido abordado multidisciplinariamente por la Bioquímica, la Psicología Social y la Psiquiatría.

El envejecimiento se estudia dentro de dos teorías principales: La llamada teoría determinista, y la teoría estocástica (término que viene del latín stochasticus que a su vez procede del griego stochastikos que quiere decir “hábil en conjeturar”; se trata de un comportamiento no programado).

La teoría determinista nos habla acerca de un envejecimiento que “depende de una serie de errores de transcripción de las informaciones genéticas presentes en el ADN”, pero también se dice que una serie de procesos del envejecimiento están programados innatamente dentro del genoma de cada organismo y son procesos degenerativos de la selección natural responsables del deterioro de la homeostasis celular.

En cambio, el envejecimiento estocástico se refiere a la secuencia de acontecimientos regulados por causas no determinadas, que permiten la predicción y la programación. En esto se encuentran las investigaciones psicosociales, como variables aleatorias que intervienen en el envejecimiento. Sus investigaciones se orientan en tres direcciones: 1) la senilidad psicofísica, con las consecuentes repercusiones psicológicas; 2) la senilidad social, que es decidida por la sociedad cuando cesa la actividad laboral, y 3) la senilidad psíquica, la condición de soledad que acentúa los rasgos depresivos. Los resultados de estos tres factores revelan que en pocos años el adulto se enfrenta a una fase de transformación muy rápida, para la que generalmente no está preparado.

El envejecimiento estocástico y programado, sin duda, “es una dimensión necesaria del campo vital del desarrollo humano, y para que sea transpersonal debe ser entendido en un marco de dimensión espiritual” nos dice Kevin Samir Parra, “ya que esto dota de sentido a todas las vivencias a lo largo de la vida, proporcionando la sabiduría y la integridad”.

Debemos entender que el envejecimiento no es una enfermedad. Es la condición a cambio de la cual hemos recibido la vida. El envejecimiento y la muerte de cada uno de nosotros son tan importantes para el sistema universal como el cambio de las estaciones, y qué mejor que preparar el camino desarrollando la intuición, la libertad y el amor para conseguir un auténtico sentido de trascendencia ante la fatalidad inevitable, comprendiendo que esta vida es el viaje de espiritualización de la materia y la materialización del espíritu al infinito.

“Aquí no hay viejos, solo que llegó la tarde/ Viejo es el mar y se agiganta/ viejo es el sol y nos calienta/ vieja es la luna y nos alumbra/ vieja es la tierra y nos da vida/ viejo es el amor y nos alienta/ Aquí no hay viejos solo nos llegó la tarde/ Somos seres llenos de saber/ graduados en la escuela de la vida y en el tiempo que nos dio el postgrado/ Subimos al árbol de la vida/ cortamos de sus frutos lo mejor/ son esos frutos nuestros hijos/ que cuidamos con paciencia/ y nos revierte esa paciencia con amor/ Fueron niños/ son hombres/ serán viejos,/ la mañana vendrá/ y llegará la tarde / y ellos también darán consejos./ ¡Aquí no hay viejos solo que llegó la tarde!”

Gracias Puebla. Escúchame mañana a las 9 de la mañana en mi programa “CONVERSACIONES”, 12.80 de AM en ABC Radio y Facebook Live. Te recuerdo: “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”

La psicología del desarrollo transpersonal se ocupa, entre otros temas, del fenómeno del envejecimiento y los diferentes procesos vinculados a él. Este campo de investigación se ha desarrollado mayormente a mediados del siglo XX y plenamente en el presente, dado el progresivo aumento del promedio de vida, con la consiguiente necesidad de desarrollar formas de prevención para los adultos mayores. El tema ha sido abordado multidisciplinariamente por la Bioquímica, la Psicología Social y la Psiquiatría.

El envejecimiento se estudia dentro de dos teorías principales: La llamada teoría determinista, y la teoría estocástica (término que viene del latín stochasticus que a su vez procede del griego stochastikos que quiere decir “hábil en conjeturar”; se trata de un comportamiento no programado).

La teoría determinista nos habla acerca de un envejecimiento que “depende de una serie de errores de transcripción de las informaciones genéticas presentes en el ADN”, pero también se dice que una serie de procesos del envejecimiento están programados innatamente dentro del genoma de cada organismo y son procesos degenerativos de la selección natural responsables del deterioro de la homeostasis celular.

En cambio, el envejecimiento estocástico se refiere a la secuencia de acontecimientos regulados por causas no determinadas, que permiten la predicción y la programación. En esto se encuentran las investigaciones psicosociales, como variables aleatorias que intervienen en el envejecimiento. Sus investigaciones se orientan en tres direcciones: 1) la senilidad psicofísica, con las consecuentes repercusiones psicológicas; 2) la senilidad social, que es decidida por la sociedad cuando cesa la actividad laboral, y 3) la senilidad psíquica, la condición de soledad que acentúa los rasgos depresivos. Los resultados de estos tres factores revelan que en pocos años el adulto se enfrenta a una fase de transformación muy rápida, para la que generalmente no está preparado.

El envejecimiento estocástico y programado, sin duda, “es una dimensión necesaria del campo vital del desarrollo humano, y para que sea transpersonal debe ser entendido en un marco de dimensión espiritual” nos dice Kevin Samir Parra, “ya que esto dota de sentido a todas las vivencias a lo largo de la vida, proporcionando la sabiduría y la integridad”.

Debemos entender que el envejecimiento no es una enfermedad. Es la condición a cambio de la cual hemos recibido la vida. El envejecimiento y la muerte de cada uno de nosotros son tan importantes para el sistema universal como el cambio de las estaciones, y qué mejor que preparar el camino desarrollando la intuición, la libertad y el amor para conseguir un auténtico sentido de trascendencia ante la fatalidad inevitable, comprendiendo que esta vida es el viaje de espiritualización de la materia y la materialización del espíritu al infinito.

“Aquí no hay viejos, solo que llegó la tarde/ Viejo es el mar y se agiganta/ viejo es el sol y nos calienta/ vieja es la luna y nos alumbra/ vieja es la tierra y nos da vida/ viejo es el amor y nos alienta/ Aquí no hay viejos solo nos llegó la tarde/ Somos seres llenos de saber/ graduados en la escuela de la vida y en el tiempo que nos dio el postgrado/ Subimos al árbol de la vida/ cortamos de sus frutos lo mejor/ son esos frutos nuestros hijos/ que cuidamos con paciencia/ y nos revierte esa paciencia con amor/ Fueron niños/ son hombres/ serán viejos,/ la mañana vendrá/ y llegará la tarde / y ellos también darán consejos./ ¡Aquí no hay viejos solo que llegó la tarde!”

Gracias Puebla. Escúchame mañana a las 9 de la mañana en mi programa “CONVERSACIONES”, 12.80 de AM en ABC Radio y Facebook Live. Te recuerdo: “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”