/ lunes 24 de mayo de 2021

El espejismo de la seguridad pública

Un descenso importante en la comisión de delitos en los municipios poblanos quitó a la inseguridad de la discusión en las campañas electorales, pero el más reciente informe de incidencia delictiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, correspondiente al mes de abril, revela que candidatos y partidos políticos, incluso ciudadanos, han estado equivocados.

Después de una crisis de inseguridad llegada a su máximo nivel en 2019 en el estado, 2020, el año en que estalló la pandemia por coronavirus, mostró un comportamiento que hizo creer que las políticas públicas emprendidas desde la administración estatal y los ayuntamientos habían conseguido los resultados deseados y así mejoró la percepción de los ciudadanos en torno al fenómeno.

Con los números delincuenciales a la baja y una agenda pública dominada por las preocupaciones sanitarias frente a la posibilidad de morir por culpa del nuevo virus, la inseguridad salió de los asuntos de interés social y no ingresó, con la importancia que debía, a la carpeta de propuestas y ofertas de los candidatos a puestos de elección popular.

Mal hecho.

En medio de esa cascada de informaciones relacionadas con la pandemia, sin embargo, hubo voces, muy pocas, que alertaron acerca de la prevalencia del problema, únicamente aquietado como consecuencia natural del confinamiento al que había que recurrir para salvar la vida.

Porque en efecto, por muy rudos que fuesen los criminales y los ladrones, también podían morir.

Esa sospecha parece haberse confirmado la semana pasada, cuando el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer su informe sobre incidencia de delitos del fuero común en el estado de Puebla.

La comparación de carpetas de investigación abiertas en la Fiscalía General del Estado en abril de 2019 y abril de 2020 confirma la baja delictiva en el año de la pandemia.

Mientras en 2019 se denunciaron 7 mil 320 delitos, en ese mes, en el mismo periodo de 2020 se denunciaron 4 mil 352.

“Un descenso considerable producto de la eficiencia de las autoridades gubernamentales”, se pensó de manera por demás optimista, conveniente, en todos los niveles de la administración pública.

Pues parece que no.

En abril de 2021 los números regresaron a la alza.

En ese mes la Fiscalía registró 6 mil 383 denuncias, que representa un incremento de 40 por ciento con relación al 2020.

La cifra es menor que la de 2019, cierto, por lo que alguien podría argumentar que, pese a ello, los números de este año son mejores que los de entonces, pero ese discurso se cae si se contrasta el índice delictivo con el informe de 2018.

En 2018, año de la elección federal, abril registró 5 mil 227 denuncias, menos que las 6 mil 383 del mes pasado.

Eso solo significa que el estallamiento de la crisis sanitaria del 2020 generó un espejismo de descenso en la inseguridad que ha comenzado a desaparecer.

Los principales candidatos debaten entre la continuidad de Morena en el poder o su expulsión definitiva y los electores reflexionan acerca de las conveniencias de tal o cual vacuna para librarse de la Covid, en espera del llamado de la Brigada Correcaminos para acudir por la suya.

La pandemia atrajo la atención principal.

Conforme avance la población vacunada y aumente la confianza en la gente para regresar a la antigua normalidad, los conflictos de siempre, como pobreza, desempleo e inseguridad, volverán.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Un descenso importante en la comisión de delitos en los municipios poblanos quitó a la inseguridad de la discusión en las campañas electorales, pero el más reciente informe de incidencia delictiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, correspondiente al mes de abril, revela que candidatos y partidos políticos, incluso ciudadanos, han estado equivocados.

Después de una crisis de inseguridad llegada a su máximo nivel en 2019 en el estado, 2020, el año en que estalló la pandemia por coronavirus, mostró un comportamiento que hizo creer que las políticas públicas emprendidas desde la administración estatal y los ayuntamientos habían conseguido los resultados deseados y así mejoró la percepción de los ciudadanos en torno al fenómeno.

Con los números delincuenciales a la baja y una agenda pública dominada por las preocupaciones sanitarias frente a la posibilidad de morir por culpa del nuevo virus, la inseguridad salió de los asuntos de interés social y no ingresó, con la importancia que debía, a la carpeta de propuestas y ofertas de los candidatos a puestos de elección popular.

Mal hecho.

En medio de esa cascada de informaciones relacionadas con la pandemia, sin embargo, hubo voces, muy pocas, que alertaron acerca de la prevalencia del problema, únicamente aquietado como consecuencia natural del confinamiento al que había que recurrir para salvar la vida.

Porque en efecto, por muy rudos que fuesen los criminales y los ladrones, también podían morir.

Esa sospecha parece haberse confirmado la semana pasada, cuando el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer su informe sobre incidencia de delitos del fuero común en el estado de Puebla.

La comparación de carpetas de investigación abiertas en la Fiscalía General del Estado en abril de 2019 y abril de 2020 confirma la baja delictiva en el año de la pandemia.

Mientras en 2019 se denunciaron 7 mil 320 delitos, en ese mes, en el mismo periodo de 2020 se denunciaron 4 mil 352.

“Un descenso considerable producto de la eficiencia de las autoridades gubernamentales”, se pensó de manera por demás optimista, conveniente, en todos los niveles de la administración pública.

Pues parece que no.

En abril de 2021 los números regresaron a la alza.

En ese mes la Fiscalía registró 6 mil 383 denuncias, que representa un incremento de 40 por ciento con relación al 2020.

La cifra es menor que la de 2019, cierto, por lo que alguien podría argumentar que, pese a ello, los números de este año son mejores que los de entonces, pero ese discurso se cae si se contrasta el índice delictivo con el informe de 2018.

En 2018, año de la elección federal, abril registró 5 mil 227 denuncias, menos que las 6 mil 383 del mes pasado.

Eso solo significa que el estallamiento de la crisis sanitaria del 2020 generó un espejismo de descenso en la inseguridad que ha comenzado a desaparecer.

Los principales candidatos debaten entre la continuidad de Morena en el poder o su expulsión definitiva y los electores reflexionan acerca de las conveniencias de tal o cual vacuna para librarse de la Covid, en espera del llamado de la Brigada Correcaminos para acudir por la suya.

La pandemia atrajo la atención principal.

Conforme avance la población vacunada y aumente la confianza en la gente para regresar a la antigua normalidad, los conflictos de siempre, como pobreza, desempleo e inseguridad, volverán.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx