/ sábado 12 de junio de 2021

El futbol le permitió a Europa odiarse sin destruirse

El Viejo Continente no siempre ha sido el lugar que muchos sueñan o a donde quieren vivir; ha sufrido hambrunas, guerras y epidemias que han costado vidas, además de las enormes rivalidades que todavía persisten de cierto modo, sin embargo, el balompié parece ser una alternativa de encausar esos resentimientos de forma pacífica.

Esta semana fue inaugurada la Eurocopa 2020, con un año de retraso debido a la conocida pandemia. Al fin, después de haber cerrado los estadios, nuevamente los europeos y el mundo entero serán testigos de quizá la competencia de mayor calidad a nivel selección.

La frase que inicio como título la tomo de Paul Auster, quien originalmente dijo que “El futbol es un milagro que permitió a Europa odiarse sin destruirse”, evidentemente por la historia de luchas que tuvo ese continente durante siglos, las cuales cesaron, a gran escala, en 1945, una fecha que parece muy lejana, pero para la edad de la región representa poco.

No voy a extenderme narrando los muchos conflictos bélicos que han sucedido, hay miles de páginas de los contienen, pero sí hay que señalar las grandes luchas y rivalidades, como por ejemplo, la llamada Guerra de 100 años entre los británicos y los franceses, al igual que las batallas navales, como en la que Horatio Nelson consolidó la hegemonía inglesa en los mares; no podemos olvidar también los intentos españoles por quitarle la supremacía a esos mismos británicos, al mandar a la Armada Invencible, que al final sucumbió, no ante los cañones sino por el clima.

La Primera y Segunda Guerra Mundial convirtieron el suelo europeo en un gran campo de batalla, en donde millones de soldados y civiles perdieron la vida, la libertad y sus hogares.

La guerra de las trincheras, la Blitzkrieg alemana y los avances tecnológicos hicieron que esas luchas del siglo pasado sean recordadas con bastante dolor, inclusive para los ganadores. Es más, de no haberse dado la Invasión de Normandía, muy posiblemente la bomba atómica hubiese sido arrojada sobre Berlín.

La identidad y poderío, surgido en distintas épocas, por parte de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España y Rusia es tan fuerte que ineluctablemente ha ocasionado dificultades que han desembocado en el uso de las armas.

Todavía hay gente muy anciana que tiene resentimientos fuertes por el solo hecho de acordarse de las bombas mortales que fueron arrojadas a sus ciudades y pueblos.

Es por eso que ahora los partidos de futbol tienen un gran significado y sobre ellos se depositan parcialmente esos ánimos, los cuales se quedan en una cancha de futbol y no trascienden a los cañonazos lo cual es positivo. Esto no quiere decir que el balompié haya acabado con las guerras, pero sí mitiga o incentiva los ánimos de una forma deportiva.

El llamado Milagro de Berna significó, en palabras de los propios jugadores, un renacer para Alemania, no solo en lo deportivo, sino como nación, más porque iban perdiendo ante la selección húngara, la del “futbol total” por dos goles en los primeros minutos, para después darle la vuelta al marcador y ganar el primer título mundial en 1954.

Recordemos cuando en 1966 el combinado inglés, con su característica playera roja, le ganó la final a los teutones en Wembley, en un partido en el que resultaba imperativo ganar debido a los sentimientos de una guerra que apenas tenía poco más de dos décadas de haber finalizado.

En 1996, todavía con muchos veteranos vivos, la selección alemana echó a Inglaterra de su propia Eurocopa, situación que causó un dolor a los aficionados locales y una alegría enorme para los germanos, como si fuera un desquite de la derrota de batalla aérea en donde los spitfire de la Royal Air Force contuvieron los ataques de la Luftwaffe.

La pasada Euro, Francia pudo eliminar a los alemanes, quitándose una jettatura que viene de las copas del Mundo, situación que inevitablemente recuerda la Guerra de Trincheras, el Tratado de Versalles y las dos rendiciones que se hicieron en el Voitiure Restaurant, un vagón de tren en donde los galos capitularon una vez y los germanos otra, para luego ser destruido por orden directa de Hilter.

Hay otras grandes rivalidades, ya más deportivas, como la existente entre Alemania e Italia, quienes tienen el mejor palmarés histórico, sin dejar de lado la alianza en torno al fascismo, la cual fue base para la conformación del Eje Berlín, Roma, Tokio.

En fin, disfrutemos el espectáculo y no olvidemos todo lo que hay detrás de cada juego y cada escenario. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

El Viejo Continente no siempre ha sido el lugar que muchos sueñan o a donde quieren vivir; ha sufrido hambrunas, guerras y epidemias que han costado vidas, además de las enormes rivalidades que todavía persisten de cierto modo, sin embargo, el balompié parece ser una alternativa de encausar esos resentimientos de forma pacífica.

Esta semana fue inaugurada la Eurocopa 2020, con un año de retraso debido a la conocida pandemia. Al fin, después de haber cerrado los estadios, nuevamente los europeos y el mundo entero serán testigos de quizá la competencia de mayor calidad a nivel selección.

La frase que inicio como título la tomo de Paul Auster, quien originalmente dijo que “El futbol es un milagro que permitió a Europa odiarse sin destruirse”, evidentemente por la historia de luchas que tuvo ese continente durante siglos, las cuales cesaron, a gran escala, en 1945, una fecha que parece muy lejana, pero para la edad de la región representa poco.

No voy a extenderme narrando los muchos conflictos bélicos que han sucedido, hay miles de páginas de los contienen, pero sí hay que señalar las grandes luchas y rivalidades, como por ejemplo, la llamada Guerra de 100 años entre los británicos y los franceses, al igual que las batallas navales, como en la que Horatio Nelson consolidó la hegemonía inglesa en los mares; no podemos olvidar también los intentos españoles por quitarle la supremacía a esos mismos británicos, al mandar a la Armada Invencible, que al final sucumbió, no ante los cañones sino por el clima.

La Primera y Segunda Guerra Mundial convirtieron el suelo europeo en un gran campo de batalla, en donde millones de soldados y civiles perdieron la vida, la libertad y sus hogares.

La guerra de las trincheras, la Blitzkrieg alemana y los avances tecnológicos hicieron que esas luchas del siglo pasado sean recordadas con bastante dolor, inclusive para los ganadores. Es más, de no haberse dado la Invasión de Normandía, muy posiblemente la bomba atómica hubiese sido arrojada sobre Berlín.

La identidad y poderío, surgido en distintas épocas, por parte de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España y Rusia es tan fuerte que ineluctablemente ha ocasionado dificultades que han desembocado en el uso de las armas.

Todavía hay gente muy anciana que tiene resentimientos fuertes por el solo hecho de acordarse de las bombas mortales que fueron arrojadas a sus ciudades y pueblos.

Es por eso que ahora los partidos de futbol tienen un gran significado y sobre ellos se depositan parcialmente esos ánimos, los cuales se quedan en una cancha de futbol y no trascienden a los cañonazos lo cual es positivo. Esto no quiere decir que el balompié haya acabado con las guerras, pero sí mitiga o incentiva los ánimos de una forma deportiva.

El llamado Milagro de Berna significó, en palabras de los propios jugadores, un renacer para Alemania, no solo en lo deportivo, sino como nación, más porque iban perdiendo ante la selección húngara, la del “futbol total” por dos goles en los primeros minutos, para después darle la vuelta al marcador y ganar el primer título mundial en 1954.

Recordemos cuando en 1966 el combinado inglés, con su característica playera roja, le ganó la final a los teutones en Wembley, en un partido en el que resultaba imperativo ganar debido a los sentimientos de una guerra que apenas tenía poco más de dos décadas de haber finalizado.

En 1996, todavía con muchos veteranos vivos, la selección alemana echó a Inglaterra de su propia Eurocopa, situación que causó un dolor a los aficionados locales y una alegría enorme para los germanos, como si fuera un desquite de la derrota de batalla aérea en donde los spitfire de la Royal Air Force contuvieron los ataques de la Luftwaffe.

La pasada Euro, Francia pudo eliminar a los alemanes, quitándose una jettatura que viene de las copas del Mundo, situación que inevitablemente recuerda la Guerra de Trincheras, el Tratado de Versalles y las dos rendiciones que se hicieron en el Voitiure Restaurant, un vagón de tren en donde los galos capitularon una vez y los germanos otra, para luego ser destruido por orden directa de Hilter.

Hay otras grandes rivalidades, ya más deportivas, como la existente entre Alemania e Italia, quienes tienen el mejor palmarés histórico, sin dejar de lado la alianza en torno al fascismo, la cual fue base para la conformación del Eje Berlín, Roma, Tokio.

En fin, disfrutemos el espectáculo y no olvidemos todo lo que hay detrás de cada juego y cada escenario. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.