/ sábado 2 de enero de 2021

El gran valor de la disciplina

Iniciamos este año y esta década en un entorno crítico, pero no por ello se dejan de hacer los tradicionales propósitos, muchos de los cuales quedan en el olvido, ante eso debemos recordar algo que últimamente ha sido relegado, pero que es de prístina importancia si queremos realmente hacer un cambio.

No es un secreto que en los últimos años la gente se ha vuelto más débil e intolerante, se considera negativo el exigir el cumplimiento de las cosas, porque se habla de temas de estrés o presión que pueden conducir a problemas emocionales. Es cierto que en cada época de la historia hay diferentes actitudes, desde las más permisivas hasta la más ortodoxas, dando lugar a sociedades ordenadas o sociedades que viven en algún tipo de caos, como la nuestra.

La disciplina consiste en un cumplimiento de normas de manera constante y orientadas a un fin, recalcando la constancia, porque muchas veces la permisividad es lo que echa a perder todos los esfuerzos.

Pongamos un ejemplo simple, el alcohólico que decide no tomar, pero se dice a sí mismo que una copa de vez en cuando no afectará, con lo cual evidentemente no cumplirá el objetivo, así como quien quiere hacer ejercicio o dieta.

Un infante que no es sometido a disciplina puede crecer sin limitaciones y creyendo que el mundo lo debe servir, dando lugar a un choque con la realidad, lo cual termina con un poco tolerancia a la frustración o, en casos más extremos, la comisión de algún delito, como el joven que asesina a su novia porque finiquitó la relación.

Pensemos en el la formación universitaria, en donde a veces se les da muchas facilidades a los alumnos por parte de algunas instituciones, situación que hace que los egresados sufran al salir a la vida profesional, porque ahí auténticamente la actividad se vuelve una jungla donde nadie tiene piedad de un flamante licenciado. También tenemos escuelas que tienen cierto rigor, dando lugar a egresados con una mayor capacidad de afrontar los problemas, lo cual generalmente redunda en un mayor éxito.

Recordemos instituciones que basan su accionar en la disciplina, como es el caso de las fuerzas armadas, donde resulta fundamental la resistencia física y mental, además del respeto a las jerarquías y a las órdenes.

Actualmente se hace mucha crítica de la generación de cristal, debido a su fragilidad ante situaciones diversas, evidentemente a algunos de ellos les hace falta disciplina para poder cumplir con las obligaciones, independientemente de lo que suceda.

Evidentemente hay pretextos o justificaciones que resultan inobjetables, como que alguien no acuda a su recinto laboral por tener covid, pero debemos entender que quien realmente alcanza el éxito auténtico es aquel que realiza su trabajo o tareas sin importar lo que pase.

También quiero aclarar que, lamentablemente, el “éxito” en nuestro país se alcanza de diversas y truculentas maneras, como aquellos políticos corruptos que logran buenos puestos y amasan fortunas, o quien se quiere volver rico mediante un matrimonio, o el joven que absurdamente quiere ser sicario para tener mucho dinero y mujeres, es por eso que la disciplina queda fuera de las vidas de esos sujetos y es por eso que nuestro país está tan mal.

Pienso ahora en una ocasión que tenía que llegar a una audiencia legal, pero hubo un embotellamiento que hacía imposible el paso vehicular, por lo cual me estacioné en donde pude y tome una bicicleta plegable que tenía en la cajuela, con lo cual alcancé a llegar, obviamente el juez o el cliente no me iban a justificar mi ausencia por ese problema. Eso es lo que tenemos que entender: debemos cumplir sin importar las adversidades.

Tenemos regímenes que han sido duramente criticados, pero que tienen aspectos positivos, como el soviético, en donde la formación de sus estudiantes tenía como axioma a la disciplina, dando lugar a gente dinámica y que no le da miedo o pereza realizar las labores más difíciles.

Pensemos también en la cultura japonesa, en donde también se inculcan valores que llevan a ese país a tener un gran orden y economía, situación que los ha mantenido, desde hace siglos, dentro de los protagonistas del mundo.

Cuando hablo de disciplina no me estoy refiriendo a grandes gritos y castigos, sino a la convicción férrea de realizar las cosas mediante acciones constantes y librarse de excusas.

Este año nuevo creo que un buen propósito es tener disciplina para cualquier objetivo que deseemos y así lograr el auténtico éxito. Amigos lectores, les deseo los mejores parabienes, el año nuevo será difícil, pero estamos vivos y tenemos la oportunidad de hacer las cosas. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Iniciamos este año y esta década en un entorno crítico, pero no por ello se dejan de hacer los tradicionales propósitos, muchos de los cuales quedan en el olvido, ante eso debemos recordar algo que últimamente ha sido relegado, pero que es de prístina importancia si queremos realmente hacer un cambio.

No es un secreto que en los últimos años la gente se ha vuelto más débil e intolerante, se considera negativo el exigir el cumplimiento de las cosas, porque se habla de temas de estrés o presión que pueden conducir a problemas emocionales. Es cierto que en cada época de la historia hay diferentes actitudes, desde las más permisivas hasta la más ortodoxas, dando lugar a sociedades ordenadas o sociedades que viven en algún tipo de caos, como la nuestra.

La disciplina consiste en un cumplimiento de normas de manera constante y orientadas a un fin, recalcando la constancia, porque muchas veces la permisividad es lo que echa a perder todos los esfuerzos.

Pongamos un ejemplo simple, el alcohólico que decide no tomar, pero se dice a sí mismo que una copa de vez en cuando no afectará, con lo cual evidentemente no cumplirá el objetivo, así como quien quiere hacer ejercicio o dieta.

Un infante que no es sometido a disciplina puede crecer sin limitaciones y creyendo que el mundo lo debe servir, dando lugar a un choque con la realidad, lo cual termina con un poco tolerancia a la frustración o, en casos más extremos, la comisión de algún delito, como el joven que asesina a su novia porque finiquitó la relación.

Pensemos en el la formación universitaria, en donde a veces se les da muchas facilidades a los alumnos por parte de algunas instituciones, situación que hace que los egresados sufran al salir a la vida profesional, porque ahí auténticamente la actividad se vuelve una jungla donde nadie tiene piedad de un flamante licenciado. También tenemos escuelas que tienen cierto rigor, dando lugar a egresados con una mayor capacidad de afrontar los problemas, lo cual generalmente redunda en un mayor éxito.

Recordemos instituciones que basan su accionar en la disciplina, como es el caso de las fuerzas armadas, donde resulta fundamental la resistencia física y mental, además del respeto a las jerarquías y a las órdenes.

Actualmente se hace mucha crítica de la generación de cristal, debido a su fragilidad ante situaciones diversas, evidentemente a algunos de ellos les hace falta disciplina para poder cumplir con las obligaciones, independientemente de lo que suceda.

Evidentemente hay pretextos o justificaciones que resultan inobjetables, como que alguien no acuda a su recinto laboral por tener covid, pero debemos entender que quien realmente alcanza el éxito auténtico es aquel que realiza su trabajo o tareas sin importar lo que pase.

También quiero aclarar que, lamentablemente, el “éxito” en nuestro país se alcanza de diversas y truculentas maneras, como aquellos políticos corruptos que logran buenos puestos y amasan fortunas, o quien se quiere volver rico mediante un matrimonio, o el joven que absurdamente quiere ser sicario para tener mucho dinero y mujeres, es por eso que la disciplina queda fuera de las vidas de esos sujetos y es por eso que nuestro país está tan mal.

Pienso ahora en una ocasión que tenía que llegar a una audiencia legal, pero hubo un embotellamiento que hacía imposible el paso vehicular, por lo cual me estacioné en donde pude y tome una bicicleta plegable que tenía en la cajuela, con lo cual alcancé a llegar, obviamente el juez o el cliente no me iban a justificar mi ausencia por ese problema. Eso es lo que tenemos que entender: debemos cumplir sin importar las adversidades.

Tenemos regímenes que han sido duramente criticados, pero que tienen aspectos positivos, como el soviético, en donde la formación de sus estudiantes tenía como axioma a la disciplina, dando lugar a gente dinámica y que no le da miedo o pereza realizar las labores más difíciles.

Pensemos también en la cultura japonesa, en donde también se inculcan valores que llevan a ese país a tener un gran orden y economía, situación que los ha mantenido, desde hace siglos, dentro de los protagonistas del mundo.

Cuando hablo de disciplina no me estoy refiriendo a grandes gritos y castigos, sino a la convicción férrea de realizar las cosas mediante acciones constantes y librarse de excusas.

Este año nuevo creo que un buen propósito es tener disciplina para cualquier objetivo que deseemos y así lograr el auténtico éxito. Amigos lectores, les deseo los mejores parabienes, el año nuevo será difícil, pero estamos vivos y tenemos la oportunidad de hacer las cosas. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.