/ sábado 7 de agosto de 2021

El indigenismo debe ser una raíz, no un objetivo

Nuestro país vive muy malos momentos en diversos temas, acercándonos peligrosamente a un estado fallido en donde todos tenemos algo que perder. Esto no es culpa de un presidente o un partido, menos aún de España, parte de la responsabilidad de este caos recae en los millones de mexicanos que siguen anhelando un absurdo, idealizando lo precolombino y rechazando lo hispano.

El próximo viernes, se cumplirán 500 años de la caída de Tenochtitlán a manos de la alianza liderada por los españoles, situación que intensifica odios que resultan nocivos e infundados.

Las ideas que mencionaré a continuación las han expresado muchos autores antes de mí, es algo sumamente explorado, pero igualmente ignorado por la mayoría de los mexicanos.

Empecemos mencionando que la cultura mexica era sanguinaria y opresora con sus pueblos vecinos, no había concepto de nación, así que entre ellos y los tlaxcaltecas o mayas había diferencias totales que los hacían unos perfectos extranjeros. Pese a lo anterior, es popular hacer alusión al término “azteca” para diversos fines, situación que ha creado una idealización que es equivocada, tanto o más como el complejo de superioridad que posee alguien por tener un ascendiente español.

El indigenismo es un movimiento que trata de defender o reivindicar la identidad de las distintas culturas amerindias. En un país en el que la lástima es algo lucrativo, en términos políticos y monetarios, es muy atractivo hacer alusión a supuesta maldad de los hispanos vs los naturales. Debemos tener presente que, en la historia de prácticamente todas las naciones, hubo matanzas que dieron origen a un estado y México no es la excepción.

En el imaginario nacional está muy presente la exagerada exaltación de las culturas precolombinas, inclusive defendiéndolas de forma institucional e ideológica, lo cual es sumamente hipócrita, ya que en la realidad hay una terrible discriminación hacia esos pueblos.

No miento cuando afirmo que en las comunidades, donde el indigenismo está más presente, existe mayor pobreza e ignorancia. La distinción no se debe al color de la piel, sino a la manera de pensar, para muestra tenemos a Benito Juárez, Ignacio M. Altamirano y tantos otros mexicanos han tenido sangre puramente indígena y han tenido mentalidad de primer mundo.

Como lingüista hay que fomentar la conservación de cualquier lengua, pero también el aprendizaje de un idioma que permita integrarse al progreso, de poco sirve que una persona tenga libros de texto en náhuatl si se encuentra hambriento y marginado en un cerro. Pensemos en el caso de los islandeses, quienes tienen que aprender inglés o francés, de manera obligatoria, abriéndose así al mundo.

El que distingue discrimina, así que basta de usar el calificativo “indígena”, todos somos mexicanos y en esa medida iremos eliminado esas diferencias que crean ciudadanos de primera, segunda y otras sub categorías que hay de facto.

Ya tenemos bastante con las diferencias sociales, las cuales hacen de nuestro sistema democrático una demagogia que demuestra la incapacidad e ignorancia de las mayorías.

Si bien todos tenemos contradicciones en nuestra vida, lo que sucede aquí es para asombrarse. La corrupción y la Guadalupana son elementos surgidos en la época virreinal y muy vigentes para millones de mexicanos, quienes paradójicamente son los primeros en exaltar el indigenismo.

En psicología hay casos de personas que no quieren crecer, como aquellos niños que les da miedo ser adolescentes, de igual manera se encuentra nuestro país al anhelarse los días en que los sacrificios humanos eran practicados en las pirámides. La mentalidad mediocre del mexicano, manifestada en distintos ámbitos, se nutre parcialmente de estos complejos y rencores que rayan en problemas existenciales, es decir, no querer ser lo que se es. Eso es precisamente lo que hace alguien que maldice a Cortés o a la Malinche, ya que todos tenemos algo de hispanidad, conquista y matanza en nuestro ser.

Espero que algún día se acaben expresiones tan equivocadas como “500 años de resistencia indígena” o “nos conquistaron” y el indigenismo sea parte de una raíz que es parte de nosotros, pero que de ninguna manera podemos tomar como una finalidad o modelo a seguir, ya que los resultados los vemos en tantas comunidades marginadas y atrasadas, amén de las grandes diferencias que hoy dominan la vida institucional y que nos hacen estar divididos. Deseo que las figuras de Hernán Cortés, Moctezuma y Cuauhtémoc se vean con el mismo respeto, sin hacer juicios éticos y asumiendo que somos el resultado de las acciones de esos personajes.

Desgraciadamente creo que pasará otro medio milenio y los mexicanos se seguirán peleando por este tema, demostrando una gran pobreza mental, mientras otras naciones miran hacia adelante y van tomando su lugar en el mundo contemporáneo.

México jamás será un gran país mientras siga existiendo el indigenismo como lo conocemos ahora, termino con la frase que reza en la plaza de las Tres Culturas: El 13 de agosto de 1521 no es triunfo ni derrota, es el doloroso nacimiento del pueblo de México. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Nuestro país vive muy malos momentos en diversos temas, acercándonos peligrosamente a un estado fallido en donde todos tenemos algo que perder. Esto no es culpa de un presidente o un partido, menos aún de España, parte de la responsabilidad de este caos recae en los millones de mexicanos que siguen anhelando un absurdo, idealizando lo precolombino y rechazando lo hispano.

El próximo viernes, se cumplirán 500 años de la caída de Tenochtitlán a manos de la alianza liderada por los españoles, situación que intensifica odios que resultan nocivos e infundados.

Las ideas que mencionaré a continuación las han expresado muchos autores antes de mí, es algo sumamente explorado, pero igualmente ignorado por la mayoría de los mexicanos.

Empecemos mencionando que la cultura mexica era sanguinaria y opresora con sus pueblos vecinos, no había concepto de nación, así que entre ellos y los tlaxcaltecas o mayas había diferencias totales que los hacían unos perfectos extranjeros. Pese a lo anterior, es popular hacer alusión al término “azteca” para diversos fines, situación que ha creado una idealización que es equivocada, tanto o más como el complejo de superioridad que posee alguien por tener un ascendiente español.

El indigenismo es un movimiento que trata de defender o reivindicar la identidad de las distintas culturas amerindias. En un país en el que la lástima es algo lucrativo, en términos políticos y monetarios, es muy atractivo hacer alusión a supuesta maldad de los hispanos vs los naturales. Debemos tener presente que, en la historia de prácticamente todas las naciones, hubo matanzas que dieron origen a un estado y México no es la excepción.

En el imaginario nacional está muy presente la exagerada exaltación de las culturas precolombinas, inclusive defendiéndolas de forma institucional e ideológica, lo cual es sumamente hipócrita, ya que en la realidad hay una terrible discriminación hacia esos pueblos.

No miento cuando afirmo que en las comunidades, donde el indigenismo está más presente, existe mayor pobreza e ignorancia. La distinción no se debe al color de la piel, sino a la manera de pensar, para muestra tenemos a Benito Juárez, Ignacio M. Altamirano y tantos otros mexicanos han tenido sangre puramente indígena y han tenido mentalidad de primer mundo.

Como lingüista hay que fomentar la conservación de cualquier lengua, pero también el aprendizaje de un idioma que permita integrarse al progreso, de poco sirve que una persona tenga libros de texto en náhuatl si se encuentra hambriento y marginado en un cerro. Pensemos en el caso de los islandeses, quienes tienen que aprender inglés o francés, de manera obligatoria, abriéndose así al mundo.

El que distingue discrimina, así que basta de usar el calificativo “indígena”, todos somos mexicanos y en esa medida iremos eliminado esas diferencias que crean ciudadanos de primera, segunda y otras sub categorías que hay de facto.

Ya tenemos bastante con las diferencias sociales, las cuales hacen de nuestro sistema democrático una demagogia que demuestra la incapacidad e ignorancia de las mayorías.

Si bien todos tenemos contradicciones en nuestra vida, lo que sucede aquí es para asombrarse. La corrupción y la Guadalupana son elementos surgidos en la época virreinal y muy vigentes para millones de mexicanos, quienes paradójicamente son los primeros en exaltar el indigenismo.

En psicología hay casos de personas que no quieren crecer, como aquellos niños que les da miedo ser adolescentes, de igual manera se encuentra nuestro país al anhelarse los días en que los sacrificios humanos eran practicados en las pirámides. La mentalidad mediocre del mexicano, manifestada en distintos ámbitos, se nutre parcialmente de estos complejos y rencores que rayan en problemas existenciales, es decir, no querer ser lo que se es. Eso es precisamente lo que hace alguien que maldice a Cortés o a la Malinche, ya que todos tenemos algo de hispanidad, conquista y matanza en nuestro ser.

Espero que algún día se acaben expresiones tan equivocadas como “500 años de resistencia indígena” o “nos conquistaron” y el indigenismo sea parte de una raíz que es parte de nosotros, pero que de ninguna manera podemos tomar como una finalidad o modelo a seguir, ya que los resultados los vemos en tantas comunidades marginadas y atrasadas, amén de las grandes diferencias que hoy dominan la vida institucional y que nos hacen estar divididos. Deseo que las figuras de Hernán Cortés, Moctezuma y Cuauhtémoc se vean con el mismo respeto, sin hacer juicios éticos y asumiendo que somos el resultado de las acciones de esos personajes.

Desgraciadamente creo que pasará otro medio milenio y los mexicanos se seguirán peleando por este tema, demostrando una gran pobreza mental, mientras otras naciones miran hacia adelante y van tomando su lugar en el mundo contemporáneo.

México jamás será un gran país mientras siga existiendo el indigenismo como lo conocemos ahora, termino con la frase que reza en la plaza de las Tres Culturas: El 13 de agosto de 1521 no es triunfo ni derrota, es el doloroso nacimiento del pueblo de México. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.