/ sábado 19 de enero de 2019

El inicio del camino

Con el inicio de un nuevo periodo de gobierno a nivel federal, se vuelve a abrir la posibilidad de caminar con paso firme hacia la transformación de la educación e impedir que se instale el círculo de las promesas e ilusiones incumplidas.

La sociedad en su conjunto exige, los maestros esperando y los niños y jóvenes se merecen que las medidas de política educativa que se definan bajo la rectoría de la Secretaría de Educación Pública tengan la capacidad de dar cauce a un conjunto articulado de decisiones y acciones que modifiquen las raíces del sistema educativo nacional para lograr su eficiencia social y educativa.

El desarrollo de la sociedad en cada país es un asunto fundamental y transita por las personas que lo integran. Por esta sencilla razón, la educación es un factor que no debe ni puede ser soslayado, además de ser un derecho inalienable de todos los individuos.

Por ello, cambiar la educación para lograr un mundo humano, más justo y fraternal, continúa siendo un ideal vigente en nuestros días.

La educación es un proceso de doble, ya que hace referencia al desarrollo de cada persona en lo individual y en lo colectivo o social. Sin desconocer la existencia de otros espacios, se sigue pensando que la familia y la escuela son ámbitos esenciales de experiencia formativa.

De manera particular, la educación escolar representa el acceso sistemático y organizado a la cultura, a la formación cívica y al conocimiento, y es el espacio cultural que pueden compartir todos los niños, adolescentes y jóvenes como fundamento de una convivencia justa y de acceso a oportunidades para aprender a ser, a decidir y a elegir.

Diseñar la política educativa es una tarea compleja por los diversos asuntos que requieren de su atención, por los diferentes actores implicados, por los tiempos que hay que tomar en cuenta, por lo que sí sabemos y por lo que no.

Teniendo como referente básico el país que queremos y el proyecto de nación para conseguirlo, en la educación vale la pena tomar en cuenta dos grandes cuestiones, por un lado, la definición de objetivos y metas y, por otro, la identificación de procesos y medios.

Estas dos cuestiones a su vez requieren de distinciones para cada tipo de educación: básica, media superior, superior y la destinada a los adultos.

Objetivos claros y metas alcanzables en cobertura y asistencia a la escuela, en calidad referida fundamentalmente al logro de aprendizajes, en equidad por lo que hace a la distribución justa para todos de las oportunidades educativas, de las oportunidades para aprender. Así como en la pertinencia de los contenidos de aprendizaje desde la educación preescolar hasta la educación superior y para los adultos.

Los objetivos deben ser nuevos, es preciso construirlos y consensuarlos. Por su parte, la definición de las metas ha de ser coherente con los objetivos.

Existen varias interrogantes: ¿Qué buscamos?, ¿una educación que apoye la globalización incluso a costa de la equidad y la justicia? ¿Una educación que propicie el desarrollo personal y colectivo de todos los mexicanos? ¿Queremos que exista un acceso amplio a la escuela, independientemente de los resultados de aprendizaje que se logren o queremos una educación caracterizada por la igualdad de oportunidades de calidad tanto en el acceso como en los resultados?

Es fundamental tomar una opción, que la educación sea una oportunidad verdadera de aprendizaje para todos los mexicanos. Los objetivos y las metas han de ser conocidos y compartidos.

Esto exige una construcción colectiva y consensuada de las metas nacionales con compromisos diferenciados de logro según la realidad y contexto de cada entidad federativa y, por ende, de apoyos diversificados.

La política educativa es construcción de un futuro deseable a partir de un presente con realidades que buscamos cambiar.

Medios y procesos congruentes con los objetivos y metas. Es frecuente observar que esta dimensión adquiere vida propia al margen de los objetivos y metas.

Encontramos muchas acciones, programas diversos, los actores implicados en el sistema educativo están ocupadísimos en resolver los problemas de la calidad educativa.

El sistema educativo es un organismo vivo y no cabe duda de que hay mucha actividad. Orientar la acción del sector de la educación hacia la consecución de una sociedad humana, más justa y fraternal exige responsabilidad y colocar lo mejor de la experiencia.


Doctor en Educación.

Con el inicio de un nuevo periodo de gobierno a nivel federal, se vuelve a abrir la posibilidad de caminar con paso firme hacia la transformación de la educación e impedir que se instale el círculo de las promesas e ilusiones incumplidas.

La sociedad en su conjunto exige, los maestros esperando y los niños y jóvenes se merecen que las medidas de política educativa que se definan bajo la rectoría de la Secretaría de Educación Pública tengan la capacidad de dar cauce a un conjunto articulado de decisiones y acciones que modifiquen las raíces del sistema educativo nacional para lograr su eficiencia social y educativa.

El desarrollo de la sociedad en cada país es un asunto fundamental y transita por las personas que lo integran. Por esta sencilla razón, la educación es un factor que no debe ni puede ser soslayado, además de ser un derecho inalienable de todos los individuos.

Por ello, cambiar la educación para lograr un mundo humano, más justo y fraternal, continúa siendo un ideal vigente en nuestros días.

La educación es un proceso de doble, ya que hace referencia al desarrollo de cada persona en lo individual y en lo colectivo o social. Sin desconocer la existencia de otros espacios, se sigue pensando que la familia y la escuela son ámbitos esenciales de experiencia formativa.

De manera particular, la educación escolar representa el acceso sistemático y organizado a la cultura, a la formación cívica y al conocimiento, y es el espacio cultural que pueden compartir todos los niños, adolescentes y jóvenes como fundamento de una convivencia justa y de acceso a oportunidades para aprender a ser, a decidir y a elegir.

Diseñar la política educativa es una tarea compleja por los diversos asuntos que requieren de su atención, por los diferentes actores implicados, por los tiempos que hay que tomar en cuenta, por lo que sí sabemos y por lo que no.

Teniendo como referente básico el país que queremos y el proyecto de nación para conseguirlo, en la educación vale la pena tomar en cuenta dos grandes cuestiones, por un lado, la definición de objetivos y metas y, por otro, la identificación de procesos y medios.

Estas dos cuestiones a su vez requieren de distinciones para cada tipo de educación: básica, media superior, superior y la destinada a los adultos.

Objetivos claros y metas alcanzables en cobertura y asistencia a la escuela, en calidad referida fundamentalmente al logro de aprendizajes, en equidad por lo que hace a la distribución justa para todos de las oportunidades educativas, de las oportunidades para aprender. Así como en la pertinencia de los contenidos de aprendizaje desde la educación preescolar hasta la educación superior y para los adultos.

Los objetivos deben ser nuevos, es preciso construirlos y consensuarlos. Por su parte, la definición de las metas ha de ser coherente con los objetivos.

Existen varias interrogantes: ¿Qué buscamos?, ¿una educación que apoye la globalización incluso a costa de la equidad y la justicia? ¿Una educación que propicie el desarrollo personal y colectivo de todos los mexicanos? ¿Queremos que exista un acceso amplio a la escuela, independientemente de los resultados de aprendizaje que se logren o queremos una educación caracterizada por la igualdad de oportunidades de calidad tanto en el acceso como en los resultados?

Es fundamental tomar una opción, que la educación sea una oportunidad verdadera de aprendizaje para todos los mexicanos. Los objetivos y las metas han de ser conocidos y compartidos.

Esto exige una construcción colectiva y consensuada de las metas nacionales con compromisos diferenciados de logro según la realidad y contexto de cada entidad federativa y, por ende, de apoyos diversificados.

La política educativa es construcción de un futuro deseable a partir de un presente con realidades que buscamos cambiar.

Medios y procesos congruentes con los objetivos y metas. Es frecuente observar que esta dimensión adquiere vida propia al margen de los objetivos y metas.

Encontramos muchas acciones, programas diversos, los actores implicados en el sistema educativo están ocupadísimos en resolver los problemas de la calidad educativa.

El sistema educativo es un organismo vivo y no cabe duda de que hay mucha actividad. Orientar la acción del sector de la educación hacia la consecución de una sociedad humana, más justa y fraternal exige responsabilidad y colocar lo mejor de la experiencia.


Doctor en Educación.