/ jueves 13 de diciembre de 2018

El niño, futuro ciudadano responsable

El respeto por otras personas se basa y se resume en la regla de oro: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Es el valor que hace del mundo un lugar más decente y civilizado.

Las personas demuestran respeto de muchas maneras. Hablan y actúan civilmente –evitando insultos, comentarios o lenguaje vulgar–.

Las personas son corteses y consideradas con otros, incluyendo miembros de sus familias y amigos, y les preocupan sus derechos, creencias y bienestar. Las personas tratan a otros justamente y como individuos, sin importar su raza, género, edad o etnia.

Demuestran tolerancia hacia otras personas que no comparten sus creencias personales o preferencias –siempre y cuando estas personas no causen daño a otras personas–.

Investigaciones recientes indican que los niños aprenden a respetar a otras personas cuando se les trata con respeto. La crítica constante de un niño, comentarios negativos sobre él y la falta de elogios que celebren sus logros pueden provocar que el niño le falte el respeto a otras personas.

Tratar a los niños con respeto resulta en grandes beneficios para las familias y la sociedad en general.

Lo que se recomienda con los hijos es que los padres de familia, platictiquen formas de comunicación respetuosa. Demostrándole al niño cómo hablar con otras personas de manera respetuosa.

Ayude a su hijo a resolver conflictos sin violencia. Cuando se presente un conflicto, aliente al niño a hacer lo siguiente: descubra exactamente cuál es el conflicto, por ejemplo, si su hijo está enojado porque su hermano o hermana se mete en su habitación sin antes tocar la puerta, ayúdelo a explicar el conflicto utilizando oraciones con el “yo” como sujeto, por ejemplo, “Yo me siento enojado cuando entras a mi cuarto sin tocar la puerta”.

Sugiera diferentes maneras para resolver el conflicto. El niño le puede decir a su hermano, “Yo sé que a veces no te escucho cuando tengo la música a todo volumen, así que puedes tocar cinco veces bien fuerte y si no te contesto, puedes abrir la puerta”.

En lo que se refiere al amor propio, significa sentirse satisfecho por el comportamiento adecuado y por los logros merecidos. Las personas con amor propio saludables también saben respetar a otras personas. Ellos no necesitan hacer menos a otras personas o jactarse o exagerar sus habilidades o talentos. Ellos no necesitan muchos dinero o poder para sentirse bien consigo mismo.

Las personas que se respetan y aman a sí mismas consideran que el egoísmo, la falta de autodisciplina, la imprudencia, la cobardía y deshonestidad son incorrectas e indignas.

Poseen una fortaleza interna y no permiten que otras personas los usen o manipulen. Saben que demostrar paciencia o tolerancia no significa permitir que otros los maltraten.

Las personas con amor propio no se desintegran cuando fracasan. Aceptan sus errores como parte integral de la vida.

Al ayudar a los niños a fijar metas altas para sí mismos, también debemos hacer comprender que el fracaso no es vergonzoso cuando han puesto su mejor esfuerzo.

Sin embargo, enseñar a los niños el amor propio no significa elogiarlos por cualquier cosita. También necesitan la crítica constructiva de vez en cuando. Cuando se critiquen a los hijos debe ser por las cosas que han hecho, no a ellos personalmente.

El valor constituye en superar el temor para poder hacer lo que es correcto, no importa si es difícil o riesgoso. Tener valor puede significar enfrentar peligros físicos, pero también puede significar mantenerse firme en los principios y creencias correctas, tomar decisiones difíciles fundamentadas en los hechos o en evidencia, en vez de lo que es fácil, conveniente o popular. No significa ser imprudente, pero sí saber cumplir con los deberes y responsabilidad.

Sin embargo, el valor no significa no tener miedo, los niños deben saber que hay ocasiones en que está bien sentir miedo y escapar del peligro. Pero también deben saber cómo enfrentar y superar ciertos temores, como el temor a la obscuridad.

Ser responsable significa que la gente puede depender de alguien y que uno sabe cumplir con las promesas y compromisos. Significa aceptar las consecuencias de lo que se hace y se dice. También significa desarrollar el potencial del niño para irse formando en el futuro ciudadano responsable que será.

*Doctor en Educación.

El respeto por otras personas se basa y se resume en la regla de oro: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Es el valor que hace del mundo un lugar más decente y civilizado.

Las personas demuestran respeto de muchas maneras. Hablan y actúan civilmente –evitando insultos, comentarios o lenguaje vulgar–.

Las personas son corteses y consideradas con otros, incluyendo miembros de sus familias y amigos, y les preocupan sus derechos, creencias y bienestar. Las personas tratan a otros justamente y como individuos, sin importar su raza, género, edad o etnia.

Demuestran tolerancia hacia otras personas que no comparten sus creencias personales o preferencias –siempre y cuando estas personas no causen daño a otras personas–.

Investigaciones recientes indican que los niños aprenden a respetar a otras personas cuando se les trata con respeto. La crítica constante de un niño, comentarios negativos sobre él y la falta de elogios que celebren sus logros pueden provocar que el niño le falte el respeto a otras personas.

Tratar a los niños con respeto resulta en grandes beneficios para las familias y la sociedad en general.

Lo que se recomienda con los hijos es que los padres de familia, platictiquen formas de comunicación respetuosa. Demostrándole al niño cómo hablar con otras personas de manera respetuosa.

Ayude a su hijo a resolver conflictos sin violencia. Cuando se presente un conflicto, aliente al niño a hacer lo siguiente: descubra exactamente cuál es el conflicto, por ejemplo, si su hijo está enojado porque su hermano o hermana se mete en su habitación sin antes tocar la puerta, ayúdelo a explicar el conflicto utilizando oraciones con el “yo” como sujeto, por ejemplo, “Yo me siento enojado cuando entras a mi cuarto sin tocar la puerta”.

Sugiera diferentes maneras para resolver el conflicto. El niño le puede decir a su hermano, “Yo sé que a veces no te escucho cuando tengo la música a todo volumen, así que puedes tocar cinco veces bien fuerte y si no te contesto, puedes abrir la puerta”.

En lo que se refiere al amor propio, significa sentirse satisfecho por el comportamiento adecuado y por los logros merecidos. Las personas con amor propio saludables también saben respetar a otras personas. Ellos no necesitan hacer menos a otras personas o jactarse o exagerar sus habilidades o talentos. Ellos no necesitan muchos dinero o poder para sentirse bien consigo mismo.

Las personas que se respetan y aman a sí mismas consideran que el egoísmo, la falta de autodisciplina, la imprudencia, la cobardía y deshonestidad son incorrectas e indignas.

Poseen una fortaleza interna y no permiten que otras personas los usen o manipulen. Saben que demostrar paciencia o tolerancia no significa permitir que otros los maltraten.

Las personas con amor propio no se desintegran cuando fracasan. Aceptan sus errores como parte integral de la vida.

Al ayudar a los niños a fijar metas altas para sí mismos, también debemos hacer comprender que el fracaso no es vergonzoso cuando han puesto su mejor esfuerzo.

Sin embargo, enseñar a los niños el amor propio no significa elogiarlos por cualquier cosita. También necesitan la crítica constructiva de vez en cuando. Cuando se critiquen a los hijos debe ser por las cosas que han hecho, no a ellos personalmente.

El valor constituye en superar el temor para poder hacer lo que es correcto, no importa si es difícil o riesgoso. Tener valor puede significar enfrentar peligros físicos, pero también puede significar mantenerse firme en los principios y creencias correctas, tomar decisiones difíciles fundamentadas en los hechos o en evidencia, en vez de lo que es fácil, conveniente o popular. No significa ser imprudente, pero sí saber cumplir con los deberes y responsabilidad.

Sin embargo, el valor no significa no tener miedo, los niños deben saber que hay ocasiones en que está bien sentir miedo y escapar del peligro. Pero también deben saber cómo enfrentar y superar ciertos temores, como el temor a la obscuridad.

Ser responsable significa que la gente puede depender de alguien y que uno sabe cumplir con las promesas y compromisos. Significa aceptar las consecuencias de lo que se hace y se dice. También significa desarrollar el potencial del niño para irse formando en el futuro ciudadano responsable que será.

*Doctor en Educación.