/ domingo 7 de junio de 2020

El origen de la virulencia barbosista contra Tony Gali

Hay más evidencia para entender por qué el gobernador Miguel Barbosa hizo de José Antonio Gali un tema recurrente en sus mañaneras de la semana pasada, al acusarlo de malversar 220 millones de pesos etiquetados para la reconstrucción de viviendas dañadas por el sismo de 2017. Antes de la recomendada cuarentena, que obligó a las empresas encuestadoras a realizar sus estudios de opinión por teléfono, hubo un ejercicio demoscópico en tierra que puso a Gali en la punta de los aspirantes para la contienda por la presidencia municipal de Puebla en el 2021.

Entre el 13 y el 15 de marzo, cuando todavía no existían restricciones físicas por la presencia del coronavirus en el estado, el Centro de Estudios Consultivos realizó una encuesta para medir el potencial de voto de los aspirantes a la alcaldía de la capital, a través de mil 548 entrevistas, que ganó Morena como partido político, con sus asegunes, pero José Antonio Gali como precandidato.

Morena obtuvo el 28.5 por ciento de las preferencias entre los eventuales electores de la capital, con miras a la elección de alcalde del próximo año, contra 19.7 por ciento del PAN y un lejanísimo 6 por ciento del PRI, que quedó en tercer lugar.

Lo interesante es que el 41 por ciento de los encuestados respondió que no sabe o que ninguno, por ahora, lo que significa que al menos dos de cada cinco habitantes del municipio no ha definido su voto y que de lo que ese porcentaje defina dependerá en gran medida la identidad del partido o del candidato ganador.

Si la disputa fuese entre alianzas partidistas, con Morena a la cabeza del PES, el Verde y el PT, y el PAN como líder de PSI, Compromiso por Puebla, Movimiento Ciudadano y PRD, la diferencia en favor del partido lopezobradorista se acorta a solo 7 puntos porcentuales, quedando, incluso así, el mismo 41 por ciento de indecisos.

Luego vino la parta más relevante.

En lugar de limitarse a los careos entre perfiles de distintos partidos, que suelen sesgar el resultado por la opinión de la gente en torno a los personajes más populares, y no a los más capaces, la empresa de Manuel Martínez midió conocimiento y potencial de voto, que, con ambos factores combinados, trata de concluir cuáles de los aspirantes pueden atraer más votos en una contienda real.

José Antonio Gali, que iría como candidato del PAN, quedó en primer lugar. Obtuvo 88.7 por ciento de conocimiento y 33.9 por ciento de potencial de voto.

Eduardo Rivera Pérez, también del PAN, obtuvo el segundo sitio, con 57.3 por ciento de conocimiento y 26.9 por ciento de potencial de voto.

En tercero apareció Jorge Aguilar Chedraui, que consiguió 34.2 por ciento de conocimiento y 12 por ciento de potencial de voto.

Detrás de ellos se ubicaron la edil Claudia Rivera Vivanco, de Morena, con un alto conocimiento (79.1 por ciento), pero escaso potencial de voto (9.1%), y más atrás, Mario Riestra Piña (23.3 y 6.1 por ciento, respectivamente), Gabriel Biestro Medinilla, el “delfín” de Barbosa, como ya todo Puebla sabe (10.9 y 2.6 por ciento) y la secretaria de Economía Olivia Salomón, que presentó 3.4 por ciento de conocimiento y 1.1 por ciento de potencial de voto.

Esta encuesta fue la última que se llevó a cabo antes de la aplicación obligatoria de la “sana distancia”, de ahí su relevancia, y de ahí también, muy probablemente, el origen de la virulencia del Estado barbosista contra Gali, que apenas comienza.

@jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Hay más evidencia para entender por qué el gobernador Miguel Barbosa hizo de José Antonio Gali un tema recurrente en sus mañaneras de la semana pasada, al acusarlo de malversar 220 millones de pesos etiquetados para la reconstrucción de viviendas dañadas por el sismo de 2017. Antes de la recomendada cuarentena, que obligó a las empresas encuestadoras a realizar sus estudios de opinión por teléfono, hubo un ejercicio demoscópico en tierra que puso a Gali en la punta de los aspirantes para la contienda por la presidencia municipal de Puebla en el 2021.

Entre el 13 y el 15 de marzo, cuando todavía no existían restricciones físicas por la presencia del coronavirus en el estado, el Centro de Estudios Consultivos realizó una encuesta para medir el potencial de voto de los aspirantes a la alcaldía de la capital, a través de mil 548 entrevistas, que ganó Morena como partido político, con sus asegunes, pero José Antonio Gali como precandidato.

Morena obtuvo el 28.5 por ciento de las preferencias entre los eventuales electores de la capital, con miras a la elección de alcalde del próximo año, contra 19.7 por ciento del PAN y un lejanísimo 6 por ciento del PRI, que quedó en tercer lugar.

Lo interesante es que el 41 por ciento de los encuestados respondió que no sabe o que ninguno, por ahora, lo que significa que al menos dos de cada cinco habitantes del municipio no ha definido su voto y que de lo que ese porcentaje defina dependerá en gran medida la identidad del partido o del candidato ganador.

Si la disputa fuese entre alianzas partidistas, con Morena a la cabeza del PES, el Verde y el PT, y el PAN como líder de PSI, Compromiso por Puebla, Movimiento Ciudadano y PRD, la diferencia en favor del partido lopezobradorista se acorta a solo 7 puntos porcentuales, quedando, incluso así, el mismo 41 por ciento de indecisos.

Luego vino la parta más relevante.

En lugar de limitarse a los careos entre perfiles de distintos partidos, que suelen sesgar el resultado por la opinión de la gente en torno a los personajes más populares, y no a los más capaces, la empresa de Manuel Martínez midió conocimiento y potencial de voto, que, con ambos factores combinados, trata de concluir cuáles de los aspirantes pueden atraer más votos en una contienda real.

José Antonio Gali, que iría como candidato del PAN, quedó en primer lugar. Obtuvo 88.7 por ciento de conocimiento y 33.9 por ciento de potencial de voto.

Eduardo Rivera Pérez, también del PAN, obtuvo el segundo sitio, con 57.3 por ciento de conocimiento y 26.9 por ciento de potencial de voto.

En tercero apareció Jorge Aguilar Chedraui, que consiguió 34.2 por ciento de conocimiento y 12 por ciento de potencial de voto.

Detrás de ellos se ubicaron la edil Claudia Rivera Vivanco, de Morena, con un alto conocimiento (79.1 por ciento), pero escaso potencial de voto (9.1%), y más atrás, Mario Riestra Piña (23.3 y 6.1 por ciento, respectivamente), Gabriel Biestro Medinilla, el “delfín” de Barbosa, como ya todo Puebla sabe (10.9 y 2.6 por ciento) y la secretaria de Economía Olivia Salomón, que presentó 3.4 por ciento de conocimiento y 1.1 por ciento de potencial de voto.

Esta encuesta fue la última que se llevó a cabo antes de la aplicación obligatoria de la “sana distancia”, de ahí su relevancia, y de ahí también, muy probablemente, el origen de la virulencia del Estado barbosista contra Gali, que apenas comienza.

@jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx