/ domingo 22 de septiembre de 2019

El pago de intereses de la deuda y las pensiones ahogan finanzas públicas                          

En este breve espacio queremos demostrar algunas de las causas principales por las cuales la economía mexicana sólo ha crecido a una tasa de 2% en los últimos 37 años en que se abrió el mercado y se entregó la economía nacional al modelo neoliberal, a la inversión extranjera, a los monopolios y consorcios nacionales.

También explicaremos porque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha tenido que abandonar su proyecto de hacer crecer la economía a un ritmo anual de 4%, y en su propuesta de crecimiento para el 2020 que envió a la Cámara de Diputados, propone una tasa de crecimiento de 2%, la misma tasa histórica que se ajusta al modelo neoliberal, la que los mercados interno y externos imponen, pese a que declaró su rompimiento con el neoliberalismo, rompimiento más bien de discurso, ya que la política económica que practica el gobierno obradorista se sigue ajustando a los patrones de la ortodoxia capitalista.

Lo que sucede es que los gobiernos priistas y panistas le heredaron a López Obrador una economía quebrada, endeudada, en bancarrota; unas empresas paraestatales (PEMEX y CFE) quebradas y supra endeudadas; una recaudación fiscal insuficiente, ineficiente e injusta que mal acostumbró a Federación y estados a vivir de los ingresos petroleros y del pago de impuestos de la clase trabajadora, que protege y beneficia a quienes son los verdaderos dueños de la economía nacional: las empresas extranjeras, los monopolios y consorcios nacionales que cuentan con todos los recursos para evadir y eludir impuestos. Urge una reforma fiscal que cobre más impuestos a quienes se llevan todas las ganancias que genera la economía nacional.

La baja recaudación, la evasión y elusión de impuestos son las razones principales de que el presupuesto de gasto público del gobierno federal no cuente con ingresos suficientes para financiar un gasto de inversión pública que detone la reactivación económico nacional.

Si López Obrador quiere pasar a la historia, quiere romper el ciclo vicioso del estancamiento neoliberal de 2% que cumplirá 38 años en 2020, (si logra dicho crecimiento ya que en 2019 será casi de cero) tendrá que emprender una reforma fiscal Progresiva, como propone el analista de Banco Intercam, Luis Ángel Casas Arellano, que imponga el pago de más impuestos a quienes más ganan en este país, no castigar más a los causantes cautivos.

El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, explica perfectamente las ataduras, fardos y lastres históricos que arrastra el presupuesto federal y que le impiden invertir más recursos para la reactivación económica que todos los mexicanos le exigen al gobierno. Dice que 82% del presupuesto de 6.1 billones de pesos que contempla el Proyecto de Presupuesto de Egresos para 2020 ya está comprometido, son gastos comprometidos que no se pueden mover. Sólo se pueden hacer movimientos y gastos de inversión en infraestructura en 18 por ciento del total, lo cual explica perfectamente porque el gasto público federal incidirá tan escasamente en el crecimiento económico el año entrante.

Es más, el presupuesto propuesto para 2020 es porcentualmente menor al ejercido en 2019, como se demuestra en la decisión del gobierno de reducir el gasto público respecto del tamaño de la economía (pasó de 23.3 por ciento en 2019 a 23.1 en 2020) lo que indica que será muy difícil que se logre la reactivación económica que se anuncia de 2%.

Cuando el Secretario de Hacienda explica a los diputados que 82% del presupuesto de gasto ya está comprometido, hay que citar que por puro pago de intereses de la deuda pública que heredaron Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en 2020 el gobierno obradorista deberá desembolsar 732 mil millones, una cifra casi idéntica al gasto de inversión pública de 762 mil millones de pesos.

Dinero que en vez de invertirse en el crecimiento y desarrollo se irá a las grandes financieras internacionales que tienen bajo su puño la economía nacional. Los gobiernos priistas y panistas cometieron el crimen de endeudar a México con 11 billones de pesos, en plena bonanza de la abundancia petrolera y los altos precios internacionales. Años estratégicos en que el dinero público, los ingresos petroleros y el endeudamiento hubieran apuntalado la economía nacional, pero no sucedió así, ese dinero se derrochó, dilapidó, se fue por el caño de la corrupción, como diría el tabasqueño. Fueron 18 años de irresponsable borrachera presidencial.

Otro gasto que atora y ahoga las finanzas públicas, que es más grande que la inversión para el crecimiento de 762 mil millones, es el destinado a pensiones que asciende a 965 mil millones de pesos, que prende las alarmas. En pocos años más el dinero del presupuesto, en vez de invertirse, será para financiar el sistema de pensiones. ESCÚCHANOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM


En este breve espacio queremos demostrar algunas de las causas principales por las cuales la economía mexicana sólo ha crecido a una tasa de 2% en los últimos 37 años en que se abrió el mercado y se entregó la economía nacional al modelo neoliberal, a la inversión extranjera, a los monopolios y consorcios nacionales.

También explicaremos porque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha tenido que abandonar su proyecto de hacer crecer la economía a un ritmo anual de 4%, y en su propuesta de crecimiento para el 2020 que envió a la Cámara de Diputados, propone una tasa de crecimiento de 2%, la misma tasa histórica que se ajusta al modelo neoliberal, la que los mercados interno y externos imponen, pese a que declaró su rompimiento con el neoliberalismo, rompimiento más bien de discurso, ya que la política económica que practica el gobierno obradorista se sigue ajustando a los patrones de la ortodoxia capitalista.

Lo que sucede es que los gobiernos priistas y panistas le heredaron a López Obrador una economía quebrada, endeudada, en bancarrota; unas empresas paraestatales (PEMEX y CFE) quebradas y supra endeudadas; una recaudación fiscal insuficiente, ineficiente e injusta que mal acostumbró a Federación y estados a vivir de los ingresos petroleros y del pago de impuestos de la clase trabajadora, que protege y beneficia a quienes son los verdaderos dueños de la economía nacional: las empresas extranjeras, los monopolios y consorcios nacionales que cuentan con todos los recursos para evadir y eludir impuestos. Urge una reforma fiscal que cobre más impuestos a quienes se llevan todas las ganancias que genera la economía nacional.

La baja recaudación, la evasión y elusión de impuestos son las razones principales de que el presupuesto de gasto público del gobierno federal no cuente con ingresos suficientes para financiar un gasto de inversión pública que detone la reactivación económico nacional.

Si López Obrador quiere pasar a la historia, quiere romper el ciclo vicioso del estancamiento neoliberal de 2% que cumplirá 38 años en 2020, (si logra dicho crecimiento ya que en 2019 será casi de cero) tendrá que emprender una reforma fiscal Progresiva, como propone el analista de Banco Intercam, Luis Ángel Casas Arellano, que imponga el pago de más impuestos a quienes más ganan en este país, no castigar más a los causantes cautivos.

El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, explica perfectamente las ataduras, fardos y lastres históricos que arrastra el presupuesto federal y que le impiden invertir más recursos para la reactivación económica que todos los mexicanos le exigen al gobierno. Dice que 82% del presupuesto de 6.1 billones de pesos que contempla el Proyecto de Presupuesto de Egresos para 2020 ya está comprometido, son gastos comprometidos que no se pueden mover. Sólo se pueden hacer movimientos y gastos de inversión en infraestructura en 18 por ciento del total, lo cual explica perfectamente porque el gasto público federal incidirá tan escasamente en el crecimiento económico el año entrante.

Es más, el presupuesto propuesto para 2020 es porcentualmente menor al ejercido en 2019, como se demuestra en la decisión del gobierno de reducir el gasto público respecto del tamaño de la economía (pasó de 23.3 por ciento en 2019 a 23.1 en 2020) lo que indica que será muy difícil que se logre la reactivación económica que se anuncia de 2%.

Cuando el Secretario de Hacienda explica a los diputados que 82% del presupuesto de gasto ya está comprometido, hay que citar que por puro pago de intereses de la deuda pública que heredaron Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, en 2020 el gobierno obradorista deberá desembolsar 732 mil millones, una cifra casi idéntica al gasto de inversión pública de 762 mil millones de pesos.

Dinero que en vez de invertirse en el crecimiento y desarrollo se irá a las grandes financieras internacionales que tienen bajo su puño la economía nacional. Los gobiernos priistas y panistas cometieron el crimen de endeudar a México con 11 billones de pesos, en plena bonanza de la abundancia petrolera y los altos precios internacionales. Años estratégicos en que el dinero público, los ingresos petroleros y el endeudamiento hubieran apuntalado la economía nacional, pero no sucedió así, ese dinero se derrochó, dilapidó, se fue por el caño de la corrupción, como diría el tabasqueño. Fueron 18 años de irresponsable borrachera presidencial.

Otro gasto que atora y ahoga las finanzas públicas, que es más grande que la inversión para el crecimiento de 762 mil millones, es el destinado a pensiones que asciende a 965 mil millones de pesos, que prende las alarmas. En pocos años más el dinero del presupuesto, en vez de invertirse, será para financiar el sistema de pensiones. ESCÚCHANOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM