La semana pasada la dirigencia estatal del PAN sacó el panisnometro para juzgar con estatura política y solvencia moral el comportamiento de la militancia en el pasado proceso electoral. Fueron 697 los que no pasaron el test de pureza, y optaron por iniciarles un procedimiento de expulsión.
En algunos casos, están planteando expulsar incluso a militantes que el PRD postuló en lugares donde el PAN no es competitivo, como Tepeaca.
Quizás, valga la pena recordar que el hoy dirigente municipal del PAN en la capital fue candidato del PRI a una diputación local en 2021, o que, varias y varios panistas que actualmente laboran en el Ayuntamiento de Puebla apoyaron abiertamente en 2018 la constitución de México Libre, partido calderonista que nunca cuajó.
Y más atrás, en 2016 tuvimos una candidata a gobernadora "independiente" que ahora encabeza el proceso de renovación del PAN Nacional y que renegó de su calidad como militante hasta en los tribunales.
¿Por qué a unos los expulsan y a otros no? Por el momento es un misterio, una explicación poco lógica, pero al fin explicación, es que aquellos a quienes no podemos juzgar no tengan siquiera la mancha del pecado original, no lo sabremos.
A Dios gracias porque contamos con personajes que ya quisiera el PRI para lavar su imagen con la sociedad como Marcos Castro, y que hacen del PAN una organización impoluta, solamente comparada con los Caballeros de Colón.
Nos leemos la semana que viene.