/ sábado 29 de febrero de 2020

El peligro siempre ha acompañado al hombre

La amenaza del coronavirus se posa sobre el mundo entero, los índices delictivos en nuestro país son muy altos y, como para colmar nuestra paciencia, nuestro estado fue noticia por el asesinato de los estudiantes universitarios. Todos estos elementos crean un entorno que se ve muy crítico, ante el cual, hay que tomar todas las prevenciones necesarias, pero siempre asumiendo una visión y conocimiento de que han sido muchísimas las veces que el ser humano ha enfrentado y vencido múltiples amenazas.


No cabe duda que la situación actual ha causado alarma y sensaciones negativas, debemos hacer juicios críticos de quien sea responsable de los problemas y prevenir, en la medida de lo posible, los riesgos que surgen, pero hay que entender algo, la vida de una persona no está garantizada de ningún modo, cualquiera de nosotros puede dejar de existir intempestivamente, al igual que un individuo puede sobrevivir ante los más grandes peligros.

Ya se ha escrito mucho acerca de los temas de inseguridad y salud, pero lo que intenta un servidor en este texto es hacer una reflexión filosófica que pueda darnos una mayor serenidad y entender que estos factores negativos, a los que todos estamos expuestos, no deben robarnos la calma, en el entendido que el miedo es la peor discapacidad, además de que padecerlo puede resultar peor que la muerte misma.

Pensemos un poco en el hombre prehistórico, sin leyes de convivencia, medidas de higiene o atención en el parto, elementos que el día de hoy resultaría mortales para la gran mayoría de los ciudadanos de cualquier lugar, pese a lo anterior, el ser humano fue capaz de sobrevivir, evolucionar y sentar las bases de las grandes civilizaciones que hoy vemos.

Del mismo modo tenemos que pensar en las sociedades medievales, en donde el drenaje corría por la calle y la peste era una amenaza constante que, durante el siglo XIV europeo, cobró la vida de un tercio de la población, siendo así una de las más grandes pandemias. Además de esto podemos mencionar periodos bélicos o estallidos sociales internos, por un momento pensemos en los soldados caídos en la Segunda Guerra Mundial o en las millones de alemanas violadas por los rusos al final del conflicto. El espacio actual resulta insuficiente para poder expresar la colosal cantidad de calamidades que han sufrido los hombres a lo largo de la historia, sin embargo y en este momento, yo estoy escribiendo y tú amigo lector leyendo, porque estamos vivos y hemos sorteado los diferentes retos que hemos tenido en nuestra vida, grandes o pequeños y acorde a la época que nos tocó vivir.

No hay que pensar en un fin del mundo, ese mito ha surgido en muchos episodios, pero lo que encierra realmente es un ánimo de renovación ante la dura situación actual. Evidentemente hay que ser buenos ciudadanos y cuidarnos lo necesario, pero no hay que tomar una actitud alarmista o demasiado caótica, hay que sonreír por estar respirando y asumir que estar viviendo siempre será complejo, pero es una gran oportunidad de ser feliz, aun con todo lo negativo a cuestas. Me gusta mucho el aforismo latino de “Militia est vita” (la vida es una lucha), porque efectivamente todos los días salimos a combatir las adversidades, con preparación y sin un miedo excesivo que solamente nos inhibe el pensamiento y los sentimientos positivos. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

La amenaza del coronavirus se posa sobre el mundo entero, los índices delictivos en nuestro país son muy altos y, como para colmar nuestra paciencia, nuestro estado fue noticia por el asesinato de los estudiantes universitarios. Todos estos elementos crean un entorno que se ve muy crítico, ante el cual, hay que tomar todas las prevenciones necesarias, pero siempre asumiendo una visión y conocimiento de que han sido muchísimas las veces que el ser humano ha enfrentado y vencido múltiples amenazas.


No cabe duda que la situación actual ha causado alarma y sensaciones negativas, debemos hacer juicios críticos de quien sea responsable de los problemas y prevenir, en la medida de lo posible, los riesgos que surgen, pero hay que entender algo, la vida de una persona no está garantizada de ningún modo, cualquiera de nosotros puede dejar de existir intempestivamente, al igual que un individuo puede sobrevivir ante los más grandes peligros.

Ya se ha escrito mucho acerca de los temas de inseguridad y salud, pero lo que intenta un servidor en este texto es hacer una reflexión filosófica que pueda darnos una mayor serenidad y entender que estos factores negativos, a los que todos estamos expuestos, no deben robarnos la calma, en el entendido que el miedo es la peor discapacidad, además de que padecerlo puede resultar peor que la muerte misma.

Pensemos un poco en el hombre prehistórico, sin leyes de convivencia, medidas de higiene o atención en el parto, elementos que el día de hoy resultaría mortales para la gran mayoría de los ciudadanos de cualquier lugar, pese a lo anterior, el ser humano fue capaz de sobrevivir, evolucionar y sentar las bases de las grandes civilizaciones que hoy vemos.

Del mismo modo tenemos que pensar en las sociedades medievales, en donde el drenaje corría por la calle y la peste era una amenaza constante que, durante el siglo XIV europeo, cobró la vida de un tercio de la población, siendo así una de las más grandes pandemias. Además de esto podemos mencionar periodos bélicos o estallidos sociales internos, por un momento pensemos en los soldados caídos en la Segunda Guerra Mundial o en las millones de alemanas violadas por los rusos al final del conflicto. El espacio actual resulta insuficiente para poder expresar la colosal cantidad de calamidades que han sufrido los hombres a lo largo de la historia, sin embargo y en este momento, yo estoy escribiendo y tú amigo lector leyendo, porque estamos vivos y hemos sorteado los diferentes retos que hemos tenido en nuestra vida, grandes o pequeños y acorde a la época que nos tocó vivir.

No hay que pensar en un fin del mundo, ese mito ha surgido en muchos episodios, pero lo que encierra realmente es un ánimo de renovación ante la dura situación actual. Evidentemente hay que ser buenos ciudadanos y cuidarnos lo necesario, pero no hay que tomar una actitud alarmista o demasiado caótica, hay que sonreír por estar respirando y asumir que estar viviendo siempre será complejo, pero es una gran oportunidad de ser feliz, aun con todo lo negativo a cuestas. Me gusta mucho el aforismo latino de “Militia est vita” (la vida es una lucha), porque efectivamente todos los días salimos a combatir las adversidades, con preparación y sin un miedo excesivo que solamente nos inhibe el pensamiento y los sentimientos positivos. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.