/ miércoles 23 de enero de 2019

El perfil de las políticas públicas

Mis colaboraciones previas delineaban las dimensiones relativas al Estado de Derecho, el desarrollo económico y la lid contra la corrupción y la opacidad que, a mi parecer, el nuevo contrato social para México deberá contener como piso mínimo y común.

En todo caso, son nociones que tienen, como premisa, la voluntad política desde el Estado, así como la generosidad del mercado y la buena disposición de la Sociedad Civil para sentarse a dialogar, intercambiar puntos de vista y negociar mirando hacia el futuro con amor por México.

Poner en el debate nacional los temas del nuevo contrato social exige asumir que, el principio desde el que se van a bordar los acuerdos, es el discernimiento y detonación de aquellos puntos de encuentro y consenso antes que las áreas irreductibles y de rompimiento de cada postura personal, comunitaria, política o de grupo.

Efectivamente, aprovechar la inercia del cambio de régimen (que no nada más de gobierno) del que somos testigos y cada vez seremos más protagonistas, demanda partir de la idea que, cambiar la realidad nacional, tendrá que ser un ejercicio de análisis e investigación basado en una valoración apreciativa de lo que hoy funciona bien y se espera que siga haciéndolo, para fortalecer lo que nos une y no lo que nos divide y polariza.

La historia nos ha mostrado que, aquellas sociedades que planean con base en sus problemas y debilidades, obtendrán más de lo mismo; mientras que aquellas que optan por descubrir qué es lo mejor que pueden encontrar en sí mismas sabrán prosperar.

Por todo lo compartido con los amables lectores y, a partir de la experiencia acumulada en el servicio público, voy a expresar, en esta ocasión, el perfil que considero idóneo respecto de las políticas públicas y la legislación que habrán de dar sustento y sentido al Nuevo Contrato Social para México.

Al igual que con los servidores públicos de las administraciones estatales emanadas de los mismos comicios, quienes fuimos electos legisladores federales por la Coalición Juntos haremos historia, recibimos un mandato claro de la ciudadanía: ni un momento de descanso y ni un minuto más del viejo régimen corrupto, injusto e ineficiente.

Dicha instrucción, girada con esperanza, determinación y firmeza por más de 30 millones de mexicanos que dijeron no más, tocó las fibras sensoriales, emocionales e intelectuales de quienes la recibimos, con lo que nuestro trabajo nunca habrá de ser el mismo.

Para que México (y Puebla) avancen con gobernabilidad y en unidad, la legislación y las políticas públicas deberán representar productos bien hechos y orientarse a servir a más personas, desde una negociación edificante con todas las fuerzas y actores políticos.

Asimismo, ya sea que su naturaleza se reconozca como materia económica, política y/o social, tales documentos habrán de estar atravesados por los criterios que explican el ser y quehacer de nuestra Coalición: austeridad, rendición de cuentas, transparencia y combate a la corrupción.

En dicha lógica y sin perder de vista la riqueza que nos da la diversidad social, el trabajo así desarrollado deberá implicar elementos evidentes de equidad, a fin de erradicar justamente la desigualdad. Los resultados nos permitirán gobernar garantizando bienestar y prosperidad a más personas.

En síntesis, legislación o políticas públicas que no sirvan para facilitar la felicidad, no valen la pena.


Secretario general de Gobierno en el estado de Puebla.

Mis colaboraciones previas delineaban las dimensiones relativas al Estado de Derecho, el desarrollo económico y la lid contra la corrupción y la opacidad que, a mi parecer, el nuevo contrato social para México deberá contener como piso mínimo y común.

En todo caso, son nociones que tienen, como premisa, la voluntad política desde el Estado, así como la generosidad del mercado y la buena disposición de la Sociedad Civil para sentarse a dialogar, intercambiar puntos de vista y negociar mirando hacia el futuro con amor por México.

Poner en el debate nacional los temas del nuevo contrato social exige asumir que, el principio desde el que se van a bordar los acuerdos, es el discernimiento y detonación de aquellos puntos de encuentro y consenso antes que las áreas irreductibles y de rompimiento de cada postura personal, comunitaria, política o de grupo.

Efectivamente, aprovechar la inercia del cambio de régimen (que no nada más de gobierno) del que somos testigos y cada vez seremos más protagonistas, demanda partir de la idea que, cambiar la realidad nacional, tendrá que ser un ejercicio de análisis e investigación basado en una valoración apreciativa de lo que hoy funciona bien y se espera que siga haciéndolo, para fortalecer lo que nos une y no lo que nos divide y polariza.

La historia nos ha mostrado que, aquellas sociedades que planean con base en sus problemas y debilidades, obtendrán más de lo mismo; mientras que aquellas que optan por descubrir qué es lo mejor que pueden encontrar en sí mismas sabrán prosperar.

Por todo lo compartido con los amables lectores y, a partir de la experiencia acumulada en el servicio público, voy a expresar, en esta ocasión, el perfil que considero idóneo respecto de las políticas públicas y la legislación que habrán de dar sustento y sentido al Nuevo Contrato Social para México.

Al igual que con los servidores públicos de las administraciones estatales emanadas de los mismos comicios, quienes fuimos electos legisladores federales por la Coalición Juntos haremos historia, recibimos un mandato claro de la ciudadanía: ni un momento de descanso y ni un minuto más del viejo régimen corrupto, injusto e ineficiente.

Dicha instrucción, girada con esperanza, determinación y firmeza por más de 30 millones de mexicanos que dijeron no más, tocó las fibras sensoriales, emocionales e intelectuales de quienes la recibimos, con lo que nuestro trabajo nunca habrá de ser el mismo.

Para que México (y Puebla) avancen con gobernabilidad y en unidad, la legislación y las políticas públicas deberán representar productos bien hechos y orientarse a servir a más personas, desde una negociación edificante con todas las fuerzas y actores políticos.

Asimismo, ya sea que su naturaleza se reconozca como materia económica, política y/o social, tales documentos habrán de estar atravesados por los criterios que explican el ser y quehacer de nuestra Coalición: austeridad, rendición de cuentas, transparencia y combate a la corrupción.

En dicha lógica y sin perder de vista la riqueza que nos da la diversidad social, el trabajo así desarrollado deberá implicar elementos evidentes de equidad, a fin de erradicar justamente la desigualdad. Los resultados nos permitirán gobernar garantizando bienestar y prosperidad a más personas.

En síntesis, legislación o políticas públicas que no sirvan para facilitar la felicidad, no valen la pena.


Secretario general de Gobierno en el estado de Puebla.

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