/ jueves 25 de mayo de 2023

¿El Popo protesta por la situación actual?

Los que vivimos las consecuencias del “error de diciembre” recordamos los grandes problemas económicos, pero también el despertar del Popocatépetl, cuyo estruendo era la música de fondo de circunstancias calamitosas. Hoy quizá el coloso nuevamente se inconforma ante lo que estamos viviendo.

Un guerrero profesa perenne el sueño de su amada, en ese mundo onírico el amor alcanza una dimensión que trasciende al tiempo. En la forma de volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl se acompañan, como dice la leyenda, hasta el fin de los tiempos. Este texto nos evoca la enorme temporalidad que tienen estas formaciones, aludiendo a esa leyenda que crearon los prehispánicos.

Los últimos años han sido difíciles para el mundo, para México y ahora para los habitantes de las entidades que rodean el volcán, especialmente Puebla. La situación de nuestro país se ha agravado desde unos años para acá en materia de corrupción, inseguridad, desempleo y descomposición social, sin que haya un viso claro y cierto de mejora; el covid -19 estremeció al mundo y la amenaza nuclear está vigente; y ahora nos encontramos con el incremento en la actividad del guerrero que vela el sueño de su amada.

Esta situación ha creado la suspensión de algunas de las labores, como ocurrió en pandemia, pero ¿Hasta cuándo durará esto? Recordemos que el Popo despertó después de 7 décadas de inactividad, para nuevamente emanar la ceniza que nos resulta muy perjudicial. Desde entonces se estableció el semáforo para monitorear su actividad y se acuñó la frase “Aprendamos a vivir con el volcán”, la cual se refleja en la continuidad de algunas acciones, por ejemplo: hace apenas unas horas, se celebró la fiesta patronal en Santiago Xalizintla, la población más cercana al cráter, con apenas 12 kilómetros de distancia, lugar donde la gente está realizando sus actividades cotidianas diciendo que ya no tienen miedo porque el gigante de roca ha estado así durante años y, en efecto, esto nos recuerda que el tiempo para estos colosos se mide de un modo muy diferente, basta recordar que, según los cálculos de los expertos, el Popocatépetl tiene 750 mil años de existencia, así que unas cuantas décadas son apenas un suspiro para el humeante guerrero. También hay que recordar que debemos hacer caso de los expertos, como los vulcanólogos de la Unam y otros científicos especialistas en la materia y no caer en supersticiones, sin embargo, la incredulidad, ante la existencia del coronavirus, nos demostró cuán ignorante, irresponsable y enajenada puede ser una persona.

Debemos recordar lo nocivo que resulta la ceniza para nuestros pulmones, mascotas, automóviles y tratar de lidiar con ello, estar atentos a los avisos oficiales y tratar de salir lo menos posible. Las vicisitudes han sido negativas y todos queremos salir con seguridad a las calles, en un día soleado, para luego ver una lluvia que impulsa la vida en las plantas y campos, pero no es así, en cambio, vemos demagogia pura en las campañas y precampañas, un ambiente de inseguridad y odio, al cual se suma la amenaza volcánica. Estos eventos nos recuerdan lo pequeño que es el hombre ante la naturaleza y nos deben hacer reflexionar acerca del valor que le damos a la vida, la cual puede extinguirse muy fácilmente, así que hay que aprovecharla, lejos de odios, complejos, supersticiones, lo cual suena fácil, pero se torna complejo en un país como el nuestro, donde el fomento al odio resulta efectivo políticamente hablando, y donde la mayoría de la población contribuye a las malas decisiones que se toman en torno a la vida nacional.

Esperemos que pronto pase la contingencia volcánica y tengamos una preocupación menos en un país que se acerca al caos social y, lamentablemente ahora, al caos natural. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Los que vivimos las consecuencias del “error de diciembre” recordamos los grandes problemas económicos, pero también el despertar del Popocatépetl, cuyo estruendo era la música de fondo de circunstancias calamitosas. Hoy quizá el coloso nuevamente se inconforma ante lo que estamos viviendo.

Un guerrero profesa perenne el sueño de su amada, en ese mundo onírico el amor alcanza una dimensión que trasciende al tiempo. En la forma de volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl se acompañan, como dice la leyenda, hasta el fin de los tiempos. Este texto nos evoca la enorme temporalidad que tienen estas formaciones, aludiendo a esa leyenda que crearon los prehispánicos.

Los últimos años han sido difíciles para el mundo, para México y ahora para los habitantes de las entidades que rodean el volcán, especialmente Puebla. La situación de nuestro país se ha agravado desde unos años para acá en materia de corrupción, inseguridad, desempleo y descomposición social, sin que haya un viso claro y cierto de mejora; el covid -19 estremeció al mundo y la amenaza nuclear está vigente; y ahora nos encontramos con el incremento en la actividad del guerrero que vela el sueño de su amada.

Esta situación ha creado la suspensión de algunas de las labores, como ocurrió en pandemia, pero ¿Hasta cuándo durará esto? Recordemos que el Popo despertó después de 7 décadas de inactividad, para nuevamente emanar la ceniza que nos resulta muy perjudicial. Desde entonces se estableció el semáforo para monitorear su actividad y se acuñó la frase “Aprendamos a vivir con el volcán”, la cual se refleja en la continuidad de algunas acciones, por ejemplo: hace apenas unas horas, se celebró la fiesta patronal en Santiago Xalizintla, la población más cercana al cráter, con apenas 12 kilómetros de distancia, lugar donde la gente está realizando sus actividades cotidianas diciendo que ya no tienen miedo porque el gigante de roca ha estado así durante años y, en efecto, esto nos recuerda que el tiempo para estos colosos se mide de un modo muy diferente, basta recordar que, según los cálculos de los expertos, el Popocatépetl tiene 750 mil años de existencia, así que unas cuantas décadas son apenas un suspiro para el humeante guerrero. También hay que recordar que debemos hacer caso de los expertos, como los vulcanólogos de la Unam y otros científicos especialistas en la materia y no caer en supersticiones, sin embargo, la incredulidad, ante la existencia del coronavirus, nos demostró cuán ignorante, irresponsable y enajenada puede ser una persona.

Debemos recordar lo nocivo que resulta la ceniza para nuestros pulmones, mascotas, automóviles y tratar de lidiar con ello, estar atentos a los avisos oficiales y tratar de salir lo menos posible. Las vicisitudes han sido negativas y todos queremos salir con seguridad a las calles, en un día soleado, para luego ver una lluvia que impulsa la vida en las plantas y campos, pero no es así, en cambio, vemos demagogia pura en las campañas y precampañas, un ambiente de inseguridad y odio, al cual se suma la amenaza volcánica. Estos eventos nos recuerdan lo pequeño que es el hombre ante la naturaleza y nos deben hacer reflexionar acerca del valor que le damos a la vida, la cual puede extinguirse muy fácilmente, así que hay que aprovecharla, lejos de odios, complejos, supersticiones, lo cual suena fácil, pero se torna complejo en un país como el nuestro, donde el fomento al odio resulta efectivo políticamente hablando, y donde la mayoría de la población contribuye a las malas decisiones que se toman en torno a la vida nacional.

Esperemos que pronto pase la contingencia volcánica y tengamos una preocupación menos en un país que se acerca al caos social y, lamentablemente ahora, al caos natural. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.