/ lunes 25 de enero de 2021

El pretexto de la austeridad

“Si comenzamos una pelea entre el pasado y el presente, nos daremos cuenta de que habremos perdido nuestro futuro”

Winston Churchill


La única constante es el cambio. La pandemia y sus funestas consecuencias vinieron a cambiar dramáticamente nuestras vidas en la forma de relacionarnos y de trabajar. Todos tuvimos que cambiar. Las circunstancias nos obligaron a cambiar por supervivencia, sin embargo, el Presidente es el único que no ha modificado su discurso para adaptarse a las nuevos tiempos que la situación exige.


Austeridad y recortes, como un objetivo en si mismo, permanecen en la narrativa cotidiana en las mañaneras, aunque no tengan que ver con solucionar la crisis de salud y económica que vivimos.


Austeridad si, pero selectiva. Recortes si, pero no en la agenda que el Ejecutivo considera prioritaria. La disminución presupuestal aplica para los Órganos Constitucionales Autónomos (OCA), pero no para los proyectos millonarios poco rentables programados antes del COVID-19, como la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el ProBéis (Promoción y desarrollo del béisbol en México).


Proyectos anunciados al inicio del sexenio que hoy perdieron pertinencia, con la disminución del turismo nacional y extranjero y la caída en los precios del petróleo, la terca realidad parece indicar que las prioridades cambiaron para México y el mundo, sin embargo, el discurso y el presupuesto no se adaptan al nuevo escenario.


La embestida a los OCA desde Palacio Nacional es indiscutible: el INAI (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales), el IFETEL (Instituto Federal de Telecomunicaciones ) y la COFECE (Comisión Federal de Competencia Económica) han sufrido reducciones en su presupuesto año con año, hasta en un 20.5 % comparado con el 2018.


Las críticas infundadas que buscan desacreditar también son dirigidas al INE (Instituto Nacional Electoral) pese a que son prácticamente los mismos consejeros que organizaron la elección de 2018, además del intento de incidir en la autonomía del Banco de México y del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).


La creación de instituciones autónomas, profesionales y ciudadanas representan un triunfo de la democracia, ya que sus criterios son técnicos y no políticos, funcionan independientemente del gobierno en turno y sirven de contrapeso al no estar supeditadas a ninguno de los 3 poderes.

Lo barato sale caro. Un gobierno “no ahorra”. El gobierno debe invertir y gastar de manera eficiente y transparente. Según el FMI (Fondo Monetario Internacional) mientras que Italia destina el 33 % de su PIB para apoyos fiscales ante la pandemia, Reino Unido el 16.6%, España el 14.2% y en América, Perú el 9.2%, Brasil el 6.3%, Colombia el 2.6% y EUA el 2.5%; México prevé sólo el 0.5% del PIB para apoyar a los mexicanos en esta crisis mundial sin precedentes.


Si los recortes NO son para apoyar a los mexicanos en tiempos de crisis, cuál es el objetivo de la austeridad presupuestal. ¿Qué sentido tiene el derroche en obras -de momento- innecesarias y por otro lado, el “ahorro” injustificado en la eliminación de Organismos Constitucionales Autónomos?


Los OCA son perfectibles, si. Pero esa no es la apuesta. Sino una vez más destruir lo que llevó décadas en construir. El trasfondo no son los recursos, sino la concentración de poder en la figura del Presidente. Con un poder legislativo con mayoría de su partido y aliados, los que faltan de rendirse son los Órganos Constitucionales Autónomos. Ya lo anunció, todo parece indicar que va por ellos…

“Si comenzamos una pelea entre el pasado y el presente, nos daremos cuenta de que habremos perdido nuestro futuro”

Winston Churchill


La única constante es el cambio. La pandemia y sus funestas consecuencias vinieron a cambiar dramáticamente nuestras vidas en la forma de relacionarnos y de trabajar. Todos tuvimos que cambiar. Las circunstancias nos obligaron a cambiar por supervivencia, sin embargo, el Presidente es el único que no ha modificado su discurso para adaptarse a las nuevos tiempos que la situación exige.


Austeridad y recortes, como un objetivo en si mismo, permanecen en la narrativa cotidiana en las mañaneras, aunque no tengan que ver con solucionar la crisis de salud y económica que vivimos.


Austeridad si, pero selectiva. Recortes si, pero no en la agenda que el Ejecutivo considera prioritaria. La disminución presupuestal aplica para los Órganos Constitucionales Autónomos (OCA), pero no para los proyectos millonarios poco rentables programados antes del COVID-19, como la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el ProBéis (Promoción y desarrollo del béisbol en México).


Proyectos anunciados al inicio del sexenio que hoy perdieron pertinencia, con la disminución del turismo nacional y extranjero y la caída en los precios del petróleo, la terca realidad parece indicar que las prioridades cambiaron para México y el mundo, sin embargo, el discurso y el presupuesto no se adaptan al nuevo escenario.


La embestida a los OCA desde Palacio Nacional es indiscutible: el INAI (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales), el IFETEL (Instituto Federal de Telecomunicaciones ) y la COFECE (Comisión Federal de Competencia Económica) han sufrido reducciones en su presupuesto año con año, hasta en un 20.5 % comparado con el 2018.


Las críticas infundadas que buscan desacreditar también son dirigidas al INE (Instituto Nacional Electoral) pese a que son prácticamente los mismos consejeros que organizaron la elección de 2018, además del intento de incidir en la autonomía del Banco de México y del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía).


La creación de instituciones autónomas, profesionales y ciudadanas representan un triunfo de la democracia, ya que sus criterios son técnicos y no políticos, funcionan independientemente del gobierno en turno y sirven de contrapeso al no estar supeditadas a ninguno de los 3 poderes.

Lo barato sale caro. Un gobierno “no ahorra”. El gobierno debe invertir y gastar de manera eficiente y transparente. Según el FMI (Fondo Monetario Internacional) mientras que Italia destina el 33 % de su PIB para apoyos fiscales ante la pandemia, Reino Unido el 16.6%, España el 14.2% y en América, Perú el 9.2%, Brasil el 6.3%, Colombia el 2.6% y EUA el 2.5%; México prevé sólo el 0.5% del PIB para apoyar a los mexicanos en esta crisis mundial sin precedentes.


Si los recortes NO son para apoyar a los mexicanos en tiempos de crisis, cuál es el objetivo de la austeridad presupuestal. ¿Qué sentido tiene el derroche en obras -de momento- innecesarias y por otro lado, el “ahorro” injustificado en la eliminación de Organismos Constitucionales Autónomos?


Los OCA son perfectibles, si. Pero esa no es la apuesta. Sino una vez más destruir lo que llevó décadas en construir. El trasfondo no son los recursos, sino la concentración de poder en la figura del Presidente. Con un poder legislativo con mayoría de su partido y aliados, los que faltan de rendirse son los Órganos Constitucionales Autónomos. Ya lo anunció, todo parece indicar que va por ellos…