/ viernes 30 de octubre de 2020

El PRI, tercera fuerza

La celebración tricolor continúa. Los triunfos electorales del pasado domingo 18 de octubre en elecciones locales intermedias en Coahuila e Hidalgo provocaron una euforia que no concluye y a muchos priistas los ilusiona pensar que ese escenario se repetirá en todo el país en 2021.

Cuando llegue la cruda, lo que tarde o temprano sucederá, entenderán que los comicios del próximo año serán totalmente diferentes y cada estado tiene sus características.

Por ejemplo, hidalguenses y coahuilenses no han vivido la alternancia democrática.

Sus gobernadores son militantes y operadores del Revolucionario Institucional por eso ocupan esa posición. Ellos sabían que su futuro estaba ligado a los resultados de ese domingo. Dominan ahora el Congreso en Coahuila y gobernarán los municipios más importantes de Hidalgo.

Puebla es un caso totalmente distinto por más que los priistas poblanos crean que pueden repetir esos triunfos.

Sólo hay que recordar que ha sucedido en las intermedias en los últimos sexenios.

Por ejemplo, el gobernador Alfredo Toxqui, un político experimentado, vivió una elección crítica y tuvo que ordenar todo tipo de alquimia electoral para que Miguel Quirós Pérez llegara a la presidencia municipal.

Guillermo Jiménez Morales, un hábil operador electoral que recorrió el país, sufrió para que Jorge Murad llegara al Palacio y vivió una verdadera crisis cuando enfrentó al PAN y a Ricardo Villa Escalera. Mariano Piña Olaya tuvo que aplicar todo tipo de artimañas para que Marco Antonio Rojas fuera declarado edil de la capital.

El experimentado Manuel Bartlett perdió la elección intermedia con su gallo Germán Sierra Sánchez frente a Gabriel Hinojosa y seis años después, el operador electoral Melquiades Morales sucumbió ante el panista Luis Eduardo Paredes, dejando a un lado a su “delfín” Carlos Alberto Julián y Nácer.

Mario Marín no hizo nada para que Blanca Alcalá ganara, no era su candidata, y a pesar de él ante una pésima campaña panista, la priista se convirtió en la primera mujer en gobernar Puebla.

Ni con gobernadores de su partido, el PRI ha vivido elecciones intermedias fáciles.

Acción Nacional tiene una base social que respalda a sus candidatos, llámense como se llamen. Ellos votan y lo harán siempre por su partido.

No tiene por qué ser distinto ahora, aunque ante Morena los panistas deberán llevar el respaldo de otros institutos, si en verdad quieren ganar.

Los priistas no cuentan ahora con los recursos económicos y la estructura electoral que respalde sus candidaturas.

El gobernador es de otro partido y Puebla no representa un bastión o un factor de interés para su dirigencia nacional.

Van solos a una batalla en los comicios locales sin los argumentos para vencer a Morena y a los panistas, que son sus opositores.

Actualmente en número de votos, el PRI ocupa la tercera fuerza y difícilmente saldrá de ahí.

Morena tampoco la tiene fácil, pero gobierna la capital y el estado y tiene a su favor la gestión federal y al presidente de la República.

AN a pesar de sus dirigentes y la falta de unidad tendrá miles de votos en la capital.

Quizá haya que respetar la celebración priista, están en su derecho de soñar.

DE LAS ANÉCDOTAS QUE SE CUENTAN

Aquella noche de la derrota de Germán Sierra en la capital poblana, el gobernador Bartlett no durmió.

Llamó a reunión en Casa Puebla a sus operadores y tomó una decisión.

Empezaron todos a trabajar la próxima elección, las federales de 1997 cuando perdió el PRI la mayoría en la Cámara de Diputados, pero solo Puebla consiguió el “carro completo”.

El PRI de hoy no es el mismo que gobernaba el estado y la República en la última década del siglo pasado.

Ni tampoco tienen a Bartlett en Casa Puebla.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

La celebración tricolor continúa. Los triunfos electorales del pasado domingo 18 de octubre en elecciones locales intermedias en Coahuila e Hidalgo provocaron una euforia que no concluye y a muchos priistas los ilusiona pensar que ese escenario se repetirá en todo el país en 2021.

Cuando llegue la cruda, lo que tarde o temprano sucederá, entenderán que los comicios del próximo año serán totalmente diferentes y cada estado tiene sus características.

Por ejemplo, hidalguenses y coahuilenses no han vivido la alternancia democrática.

Sus gobernadores son militantes y operadores del Revolucionario Institucional por eso ocupan esa posición. Ellos sabían que su futuro estaba ligado a los resultados de ese domingo. Dominan ahora el Congreso en Coahuila y gobernarán los municipios más importantes de Hidalgo.

Puebla es un caso totalmente distinto por más que los priistas poblanos crean que pueden repetir esos triunfos.

Sólo hay que recordar que ha sucedido en las intermedias en los últimos sexenios.

Por ejemplo, el gobernador Alfredo Toxqui, un político experimentado, vivió una elección crítica y tuvo que ordenar todo tipo de alquimia electoral para que Miguel Quirós Pérez llegara a la presidencia municipal.

Guillermo Jiménez Morales, un hábil operador electoral que recorrió el país, sufrió para que Jorge Murad llegara al Palacio y vivió una verdadera crisis cuando enfrentó al PAN y a Ricardo Villa Escalera. Mariano Piña Olaya tuvo que aplicar todo tipo de artimañas para que Marco Antonio Rojas fuera declarado edil de la capital.

El experimentado Manuel Bartlett perdió la elección intermedia con su gallo Germán Sierra Sánchez frente a Gabriel Hinojosa y seis años después, el operador electoral Melquiades Morales sucumbió ante el panista Luis Eduardo Paredes, dejando a un lado a su “delfín” Carlos Alberto Julián y Nácer.

Mario Marín no hizo nada para que Blanca Alcalá ganara, no era su candidata, y a pesar de él ante una pésima campaña panista, la priista se convirtió en la primera mujer en gobernar Puebla.

Ni con gobernadores de su partido, el PRI ha vivido elecciones intermedias fáciles.

Acción Nacional tiene una base social que respalda a sus candidatos, llámense como se llamen. Ellos votan y lo harán siempre por su partido.

No tiene por qué ser distinto ahora, aunque ante Morena los panistas deberán llevar el respaldo de otros institutos, si en verdad quieren ganar.

Los priistas no cuentan ahora con los recursos económicos y la estructura electoral que respalde sus candidaturas.

El gobernador es de otro partido y Puebla no representa un bastión o un factor de interés para su dirigencia nacional.

Van solos a una batalla en los comicios locales sin los argumentos para vencer a Morena y a los panistas, que son sus opositores.

Actualmente en número de votos, el PRI ocupa la tercera fuerza y difícilmente saldrá de ahí.

Morena tampoco la tiene fácil, pero gobierna la capital y el estado y tiene a su favor la gestión federal y al presidente de la República.

AN a pesar de sus dirigentes y la falta de unidad tendrá miles de votos en la capital.

Quizá haya que respetar la celebración priista, están en su derecho de soñar.

DE LAS ANÉCDOTAS QUE SE CUENTAN

Aquella noche de la derrota de Germán Sierra en la capital poblana, el gobernador Bartlett no durmió.

Llamó a reunión en Casa Puebla a sus operadores y tomó una decisión.

Empezaron todos a trabajar la próxima elección, las federales de 1997 cuando perdió el PRI la mayoría en la Cámara de Diputados, pero solo Puebla consiguió el “carro completo”.

El PRI de hoy no es el mismo que gobernaba el estado y la República en la última década del siglo pasado.

Ni tampoco tienen a Bartlett en Casa Puebla.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto