/ miércoles 9 de diciembre de 2020

El PRIANRD de Puebla no es una fuerza homogénea

La conferencia de prensa conjunta que esta mañana ofrecerán los presidentes estatales de los partidos PAN, PRI y PRD, en el marco de la instalación de la mesa de trabajo para el armado de una alianza electoral, le servirá al respetable para comenzar a ver el nivel de oposición a Morena, al grupo en el poder y al gobernador Miguel Barbosa que será cada uno de esos institutos políticos.

Después de que los tres partidos han sido desacreditados y vapuleados por el mandatario estatal, la lógica indica que Genoveva Huerta, del PAN; Néstor Camarillo, del PRI, y Carlos Martínez, del PRD, respondan con la misma intensidad con la que fueron atacados, en un contexto de rivalidad política con matices de contienda preelectoral.

La realidad indica que no será así; no por parte de los tres presidentes de partido.

Genoveva Huerta será la única que cumpla fielmente a la expectativa, como ya lo ha hecho en el pasado y como lo hizo ayer mismo a través de un video difundido en redes sociales.

De Néstor Camarillo no espere un revire del tono de un político opositor para contradecir las acusaciones que el gobernador Barbosa le hizo al PRI, el partido que representa.

Al dirigente priista, expresidente municipal de Quecholac, le tomó por sorpresa la instrucción del Comité Ejecutivo Nacional para tratar de formalizar una alianza con el blanquiazul en el estado de Puebla.

Hasta antes de eso, el plan que se había trazado, en comunión con el diputado Javier Casique y el expresidente municipal de Puebla, Enrique Doger, era jugar como comparsa de los intereses electorales de Morena y de Miguel Barbosa, a través de la interlocución del diputado federal Ignacio Mier Velasco.

La construcción de una alianza con el PAN y con el PRD no es un proyecto que le entusiasme a Camarillo, y eso lo podrán ver quienes acudan esta mañana, en punto de las 11, a la conferencia programada en un hotel del centro histórico.

Carlos Martínez, a diferencia de su homólogo del PRI, sí está echado para adelante en el armado de la coalición, pero jamás protagonizará una disertación pública para cuestionar, ni por accidente, las acciones y los dichos del mandatario estatal.

Su paso por la administración pública en la etapa del morenovallismo, como director general del Colegio de Bachilleres, lo tiene atado de manos y con la boca sellada.

Tampoco vaya a decepcionarse si esta mañana omite contestarle las descalificaciones políticas a Barbosa.

Con tal de no dar motivos para que le revivan la revisión de su cuenta pública a través de la hiperactiva Auditoría Superior del Estado, olvidará o hará como que ni se enteró de las contundentes opiniones del gobernador acerca de esa alianza, recién bautizada como PRIANRD.

Estos matices políticos y estas diferencias de estados de ánimo entre los encargados de realizar las negociaciones para tratar de llegar a acuerdos concretos influirán en el resultado final de la pretendida coalición.

Si se cuenta usted entre quienes cruzan los dedos para ver la alianza materializada en la boleta electoral porque simpatiza con alguno de esos tres partidos o porque ya no quiere más a Morena en el servicio público, no cante victoria todavía.

Si, por el contrario, es usted seguidor de la cuatroté o del presidente López Obrador y teme por la continuidad de su hegemonía frente a un riesgo de descalabro electoral, no tire la toalla aún.

Esto apenas empieza y tiene de plazo dos meses para cocinarse.

***

A propósito de pretendidas alianzas electorales.

Tres días después del viernes 27 de noviembre que el presidente estatal del partido Nueva Alianza, Emilio Salgado Néstor, fue descubierto in fraganti tomándose un café con el diputado Gabriel Biestro Medinilla, así como con los empresarios Javier Pacheco Pensado y Arturo Hernández Davy, el exdirigente magisterial acudió a Casa Aguayo.

En efecto, después de charlar con Biestro, aspirante de Morena a la presidencia municipal de Puebla y “gallo” del gobernador para ocupar ese puesto de elección popular a partir del próximo año, Salgado Néstor fue a la sede del gobierno del estado, ubicada en el barrio de El Alto, y no para entrevistarse con alguno de los representantes del mandatario estatal.

Salgado Néstor fue citado a las 10 de la noche del lunes para platicar, personalmente, con el gobernador.

Así que puede usted imaginar quién será el candidato de Nueva Alianza a la alcaldía de la capital, además del abanderado de Morena, por supuesto, si los astros se le alinean.

***

En la lucha por la candidatura del PAN a la presidencia municipal de Puebla y la disputa anticipada por el control del partido, de cara al proceso electoral de 2024, sí, ¡de 2024!, hay un ingrediente más que ha crispado la ya muy deteriorada relación entre Genoveva Huerta y Eduardo Rivera Pérez, el aspirante a edil más aventajado en las encuestas.

A la presidenta del partido le han dicho que Rivera Pérez le ha pedido a su dirigente nacional, Marko Cortés, que la quite a ella del Comité Directivo Estatal para poner en su lugar a uno de sus aliados incondicionales, de nombre Marcos Castro Martínez.

El dato, que fue dado por bueno por Huerta, ha servido para incendiar más el trato entre los dos panistas, que lideran, en extremos aparentemente irreconciliables, dos corrientes dentro del mismo partido.

Twitter: @jorgerdzc

La conferencia de prensa conjunta que esta mañana ofrecerán los presidentes estatales de los partidos PAN, PRI y PRD, en el marco de la instalación de la mesa de trabajo para el armado de una alianza electoral, le servirá al respetable para comenzar a ver el nivel de oposición a Morena, al grupo en el poder y al gobernador Miguel Barbosa que será cada uno de esos institutos políticos.

Después de que los tres partidos han sido desacreditados y vapuleados por el mandatario estatal, la lógica indica que Genoveva Huerta, del PAN; Néstor Camarillo, del PRI, y Carlos Martínez, del PRD, respondan con la misma intensidad con la que fueron atacados, en un contexto de rivalidad política con matices de contienda preelectoral.

La realidad indica que no será así; no por parte de los tres presidentes de partido.

Genoveva Huerta será la única que cumpla fielmente a la expectativa, como ya lo ha hecho en el pasado y como lo hizo ayer mismo a través de un video difundido en redes sociales.

De Néstor Camarillo no espere un revire del tono de un político opositor para contradecir las acusaciones que el gobernador Barbosa le hizo al PRI, el partido que representa.

Al dirigente priista, expresidente municipal de Quecholac, le tomó por sorpresa la instrucción del Comité Ejecutivo Nacional para tratar de formalizar una alianza con el blanquiazul en el estado de Puebla.

Hasta antes de eso, el plan que se había trazado, en comunión con el diputado Javier Casique y el expresidente municipal de Puebla, Enrique Doger, era jugar como comparsa de los intereses electorales de Morena y de Miguel Barbosa, a través de la interlocución del diputado federal Ignacio Mier Velasco.

La construcción de una alianza con el PAN y con el PRD no es un proyecto que le entusiasme a Camarillo, y eso lo podrán ver quienes acudan esta mañana, en punto de las 11, a la conferencia programada en un hotel del centro histórico.

Carlos Martínez, a diferencia de su homólogo del PRI, sí está echado para adelante en el armado de la coalición, pero jamás protagonizará una disertación pública para cuestionar, ni por accidente, las acciones y los dichos del mandatario estatal.

Su paso por la administración pública en la etapa del morenovallismo, como director general del Colegio de Bachilleres, lo tiene atado de manos y con la boca sellada.

Tampoco vaya a decepcionarse si esta mañana omite contestarle las descalificaciones políticas a Barbosa.

Con tal de no dar motivos para que le revivan la revisión de su cuenta pública a través de la hiperactiva Auditoría Superior del Estado, olvidará o hará como que ni se enteró de las contundentes opiniones del gobernador acerca de esa alianza, recién bautizada como PRIANRD.

Estos matices políticos y estas diferencias de estados de ánimo entre los encargados de realizar las negociaciones para tratar de llegar a acuerdos concretos influirán en el resultado final de la pretendida coalición.

Si se cuenta usted entre quienes cruzan los dedos para ver la alianza materializada en la boleta electoral porque simpatiza con alguno de esos tres partidos o porque ya no quiere más a Morena en el servicio público, no cante victoria todavía.

Si, por el contrario, es usted seguidor de la cuatroté o del presidente López Obrador y teme por la continuidad de su hegemonía frente a un riesgo de descalabro electoral, no tire la toalla aún.

Esto apenas empieza y tiene de plazo dos meses para cocinarse.

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A propósito de pretendidas alianzas electorales.

Tres días después del viernes 27 de noviembre que el presidente estatal del partido Nueva Alianza, Emilio Salgado Néstor, fue descubierto in fraganti tomándose un café con el diputado Gabriel Biestro Medinilla, así como con los empresarios Javier Pacheco Pensado y Arturo Hernández Davy, el exdirigente magisterial acudió a Casa Aguayo.

En efecto, después de charlar con Biestro, aspirante de Morena a la presidencia municipal de Puebla y “gallo” del gobernador para ocupar ese puesto de elección popular a partir del próximo año, Salgado Néstor fue a la sede del gobierno del estado, ubicada en el barrio de El Alto, y no para entrevistarse con alguno de los representantes del mandatario estatal.

Salgado Néstor fue citado a las 10 de la noche del lunes para platicar, personalmente, con el gobernador.

Así que puede usted imaginar quién será el candidato de Nueva Alianza a la alcaldía de la capital, además del abanderado de Morena, por supuesto, si los astros se le alinean.

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En la lucha por la candidatura del PAN a la presidencia municipal de Puebla y la disputa anticipada por el control del partido, de cara al proceso electoral de 2024, sí, ¡de 2024!, hay un ingrediente más que ha crispado la ya muy deteriorada relación entre Genoveva Huerta y Eduardo Rivera Pérez, el aspirante a edil más aventajado en las encuestas.

A la presidenta del partido le han dicho que Rivera Pérez le ha pedido a su dirigente nacional, Marko Cortés, que la quite a ella del Comité Directivo Estatal para poner en su lugar a uno de sus aliados incondicionales, de nombre Marcos Castro Martínez.

El dato, que fue dado por bueno por Huerta, ha servido para incendiar más el trato entre los dos panistas, que lideran, en extremos aparentemente irreconciliables, dos corrientes dentro del mismo partido.

Twitter: @jorgerdzc