/ lunes 11 de junio de 2018

El riesgo de que el TLCAN sea cancelado por Trump

LA RELACIÓN ENTRE México y Washington pasó de la tensa y rasposa negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) a la declaratoria de un conflicto comercial por los aranceles impuestos por Estados Unidos al acero y al aluminio. Y puede transitar a una situación más grave si Donald Trump decide dejar de negociar de manera tripartita e impone una negociación bilateral con México y con Canadá, como lo está oficializando en estos días.

LAS NEGOCIACIONES DEL TLCAN van de mal en peor; no deja de vislumbrarse la probabilidad de su cancelación definitiva por el magnate, que está decidido a reducir el déficit comercial que por 75 mil millones de dólares tiene su país con México.

SI LAS COSAS iban mal se han empeorado, se abre más la probabilidad de que Donald Trump “eche a la basura este nefasto tratado”, como prometió desde su campaña. Es el escenario que no debe descartarse para tomar otro tipo de previsiones y otra estrategia de intercambio comercial externo, aun cuando continuará bajo las reglas del juego de la Organización Mundial de Comercio (OMC). A México y Canadá no les quedaría otro camino que negociar también un tratado bilateral entre ellos.

A DONALD TRUMP TAMBIÉN se le está complicando la situación al detonar la misma guerra con Canadá, China, la Unión Europea, Japón y Rusia por la diversidad de represalias que van a tomar contra Estados Unidos, las cuales tendrán un destinatario final: los consumidores estadunidenses. Canadá es su mayor abastecedor de acero, le impondrá aranceles por 12 mil 800 millones de dólares a productos estadunidenses. En el caso de México la afectación es de 4 mil millones de dólares y México aplica aranceles por el equivalente a productos estadounidenses.

CHINA ES EL principal punto en la mira de Washington, que amenaza con aplicarle tasas de 25 por ciento sobre 50 mil millones de dólares en bienes que tienen importantes tecnologías, para compensar lo que la Casa Blanca considera como robo de propiedad intelectual. Washington quiere reducir a 200 mil millones de dólares su déficit comercial con China, que asciende a 375 mil millones anuales. Bejing ha reaccionado con la misma moneda imponiendo aranceles a productos estadunidenses por la misma cantidad que lo hace Washington.

LA UNIÓN EUROPEA es acusada por Trump de no tratar bien a sus agricultores y le impuso los impuestos de los que la había exentado. La UE prometió represalias contra emblemáticos productos estadunidenses, como el bourbon, jeans y motos. El objetivo es compensar los perjuicios por 2 mil 800 millones de euros que, según Bruselas, generan los aranceles de Estados Unidos.

RUSIA TAMBIÉN FUE afectada por los aranceles al acero. Rusia informó a la OMC que está dispuesta a tomar medidas de represalia. Moscú dice que esas tasas estadunidenses le cuestan unos 538 millones de dólares. Japón, uno de los grandes socios y amigos de Estados Unidos, también sufre por los aranceles a los metales, y comunicó a la OMC su deseo de aplicar represalias a bienes estadunidenses por 385 millones de euros.

PARA ALEMANIA LA mayor preocupación dentro de esta guerra comercial es que Donald Trump consume su amenaza de imponer un arancel de 25% a las importaciones de los automóviles, lo que sería de efectos desastrosos para Volkswagen de México y para Audi, que exportan el 80% de sus autos a Norteamérica. Alemania teme que los aranceles al acero y al aluminio se apliquen también contra los automóviles. El gobierno estadunidense inició la semana pasada una investigación de seguridad nacional sobre las importaciones de autos, usando la misma ley aplicada para reducir las compras de acero y aluminio al exterior.

CANADÁ Y MÉXICO llevarán su querella ante los tribunales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y ante la Organización Mundial de Comercio (OMC); la Unión Europea, China, Rusia y Japón, asimismo, llevarán su alegato ante la OMC. Es momento de que este organismo mundial, que ha sido eficientísimo en el arreglo de los diferendos comerciales, haga valer el imperio de las normas internacionales del libre comercio, o de que Donald Trump termine desconociéndolo en su rabioso ímpetu.


LA RELACIÓN ENTRE México y Washington pasó de la tensa y rasposa negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) a la declaratoria de un conflicto comercial por los aranceles impuestos por Estados Unidos al acero y al aluminio. Y puede transitar a una situación más grave si Donald Trump decide dejar de negociar de manera tripartita e impone una negociación bilateral con México y con Canadá, como lo está oficializando en estos días.

LAS NEGOCIACIONES DEL TLCAN van de mal en peor; no deja de vislumbrarse la probabilidad de su cancelación definitiva por el magnate, que está decidido a reducir el déficit comercial que por 75 mil millones de dólares tiene su país con México.

SI LAS COSAS iban mal se han empeorado, se abre más la probabilidad de que Donald Trump “eche a la basura este nefasto tratado”, como prometió desde su campaña. Es el escenario que no debe descartarse para tomar otro tipo de previsiones y otra estrategia de intercambio comercial externo, aun cuando continuará bajo las reglas del juego de la Organización Mundial de Comercio (OMC). A México y Canadá no les quedaría otro camino que negociar también un tratado bilateral entre ellos.

A DONALD TRUMP TAMBIÉN se le está complicando la situación al detonar la misma guerra con Canadá, China, la Unión Europea, Japón y Rusia por la diversidad de represalias que van a tomar contra Estados Unidos, las cuales tendrán un destinatario final: los consumidores estadunidenses. Canadá es su mayor abastecedor de acero, le impondrá aranceles por 12 mil 800 millones de dólares a productos estadunidenses. En el caso de México la afectación es de 4 mil millones de dólares y México aplica aranceles por el equivalente a productos estadounidenses.

CHINA ES EL principal punto en la mira de Washington, que amenaza con aplicarle tasas de 25 por ciento sobre 50 mil millones de dólares en bienes que tienen importantes tecnologías, para compensar lo que la Casa Blanca considera como robo de propiedad intelectual. Washington quiere reducir a 200 mil millones de dólares su déficit comercial con China, que asciende a 375 mil millones anuales. Bejing ha reaccionado con la misma moneda imponiendo aranceles a productos estadunidenses por la misma cantidad que lo hace Washington.

LA UNIÓN EUROPEA es acusada por Trump de no tratar bien a sus agricultores y le impuso los impuestos de los que la había exentado. La UE prometió represalias contra emblemáticos productos estadunidenses, como el bourbon, jeans y motos. El objetivo es compensar los perjuicios por 2 mil 800 millones de euros que, según Bruselas, generan los aranceles de Estados Unidos.

RUSIA TAMBIÉN FUE afectada por los aranceles al acero. Rusia informó a la OMC que está dispuesta a tomar medidas de represalia. Moscú dice que esas tasas estadunidenses le cuestan unos 538 millones de dólares. Japón, uno de los grandes socios y amigos de Estados Unidos, también sufre por los aranceles a los metales, y comunicó a la OMC su deseo de aplicar represalias a bienes estadunidenses por 385 millones de euros.

PARA ALEMANIA LA mayor preocupación dentro de esta guerra comercial es que Donald Trump consume su amenaza de imponer un arancel de 25% a las importaciones de los automóviles, lo que sería de efectos desastrosos para Volkswagen de México y para Audi, que exportan el 80% de sus autos a Norteamérica. Alemania teme que los aranceles al acero y al aluminio se apliquen también contra los automóviles. El gobierno estadunidense inició la semana pasada una investigación de seguridad nacional sobre las importaciones de autos, usando la misma ley aplicada para reducir las compras de acero y aluminio al exterior.

CANADÁ Y MÉXICO llevarán su querella ante los tribunales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y ante la Organización Mundial de Comercio (OMC); la Unión Europea, China, Rusia y Japón, asimismo, llevarán su alegato ante la OMC. Es momento de que este organismo mundial, que ha sido eficientísimo en el arreglo de los diferendos comerciales, haga valer el imperio de las normas internacionales del libre comercio, o de que Donald Trump termine desconociéndolo en su rabioso ímpetu.