/ domingo 26 de julio de 2020

El rostro de la supervivencia

El discutido número de contagios en México a estas alturas es casi irrelevante, dada la disparidad que presentan los reportes de los estados y las cifras nacionales del gobierno federal a través de sus conferencias vespertinas. Qué está haciendo la gente para sobrevivir y hacer sobrevivir sus negocios, parece más importante, o debiera serlo, con todo el dolor que causa.

Es impactante que 262 hoteles y 2000 restaurantes habían cerrado el 25 de marzo, según el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNTE), consecuentcia de la propagación del coronavirus; este impacto se transfiere de inmediato en la pérdida de empleos que afectaría a 1.2 millones de hogares, sólo en la empresa turística. En tonces, sí es terrible que mueran personas todos los días en una pandemia casi sin control, pero igual de terrible es el residuo para los que quedamos.

En este panorama ¿qué comunicar: las cifras de decesos o una estrategia para la supervivencia de la economía? El reporte de BANCOMEXT (2015) difundió que en México el 75.4% eran microempresas, la pequeña empresa tan sólo el 13.5% y la mediana el 11.1, cifras que por supuesto ya cambiaron, con seguridad (aunque sin cifras) muchas micro ya migraron a la informalidad aunque conserven su tamaño. Vale la pena ver la lucha por la supervivencia en el mercado, sin ideologías del siglo pasado.

No sólo las grandes cadenas como United Airlines, General Motors, Kodak, BlockBuster o Lehman Brothers, que quebraron a finales del siglo XX y muy temprano en el siglo XXI, por razones de seguridad, financieras y/o avances tecnológicos; ahora nos enfrentamos al cierre de cadenas porque el consumo se derrumbó, Zara, Walmart, Sanborn´s, y otras tiendas de ropa, calzado, comida rápida, cines, teatros, que no pueden subsistir sin el aglutainamiento social para su venta.

Nos encontramos entonces en un panorama de transformación profunda del sistema económico basado en las campañas publicitarias de promoción del consumo. El movimiento publicitario también migró a las redes y plataformas de la web, y los empresarios de todos los tamaños están adaptándose. Comida o artículos para llevar, entrega a domicilio, pagos por internet o en tiendas de conveniencia.

Claro que no estamos hablando de contratos de plataformas o publicistas connotados, si nos remitimos a la realidad nacional, estamos hablando de la publicidad que se hace presente por WhatsApp, por facebook (que tiene grupos de compra-venta de artículos de uso), y de ventas por catálogo que ya conocemos, con las llamadas consultoras, en Jafra, Avon, Betterware, Toperware, Terramar, y otros. Es decir, el crecimiento exponencial del mercado informal y semi informal. Este es el rostro de la supervivencia, porque el mercado se acomoda, no muere.

NOTA: en la entrega del domingo pasado un amable lector advirtió un error que suscribí al mencionar como ciudades a Jalisco, Quintana Roo, debí escribir sólo las capitales Guadalajara y Chetumal (respectivamente), o como al final presenté a Xalapa, Veracrúz. Muchas gracias por la corrección y más agradecida por leerme Joaquín, politólogo también.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

El discutido número de contagios en México a estas alturas es casi irrelevante, dada la disparidad que presentan los reportes de los estados y las cifras nacionales del gobierno federal a través de sus conferencias vespertinas. Qué está haciendo la gente para sobrevivir y hacer sobrevivir sus negocios, parece más importante, o debiera serlo, con todo el dolor que causa.

Es impactante que 262 hoteles y 2000 restaurantes habían cerrado el 25 de marzo, según el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNTE), consecuentcia de la propagación del coronavirus; este impacto se transfiere de inmediato en la pérdida de empleos que afectaría a 1.2 millones de hogares, sólo en la empresa turística. En tonces, sí es terrible que mueran personas todos los días en una pandemia casi sin control, pero igual de terrible es el residuo para los que quedamos.

En este panorama ¿qué comunicar: las cifras de decesos o una estrategia para la supervivencia de la economía? El reporte de BANCOMEXT (2015) difundió que en México el 75.4% eran microempresas, la pequeña empresa tan sólo el 13.5% y la mediana el 11.1, cifras que por supuesto ya cambiaron, con seguridad (aunque sin cifras) muchas micro ya migraron a la informalidad aunque conserven su tamaño. Vale la pena ver la lucha por la supervivencia en el mercado, sin ideologías del siglo pasado.

No sólo las grandes cadenas como United Airlines, General Motors, Kodak, BlockBuster o Lehman Brothers, que quebraron a finales del siglo XX y muy temprano en el siglo XXI, por razones de seguridad, financieras y/o avances tecnológicos; ahora nos enfrentamos al cierre de cadenas porque el consumo se derrumbó, Zara, Walmart, Sanborn´s, y otras tiendas de ropa, calzado, comida rápida, cines, teatros, que no pueden subsistir sin el aglutainamiento social para su venta.

Nos encontramos entonces en un panorama de transformación profunda del sistema económico basado en las campañas publicitarias de promoción del consumo. El movimiento publicitario también migró a las redes y plataformas de la web, y los empresarios de todos los tamaños están adaptándose. Comida o artículos para llevar, entrega a domicilio, pagos por internet o en tiendas de conveniencia.

Claro que no estamos hablando de contratos de plataformas o publicistas connotados, si nos remitimos a la realidad nacional, estamos hablando de la publicidad que se hace presente por WhatsApp, por facebook (que tiene grupos de compra-venta de artículos de uso), y de ventas por catálogo que ya conocemos, con las llamadas consultoras, en Jafra, Avon, Betterware, Toperware, Terramar, y otros. Es decir, el crecimiento exponencial del mercado informal y semi informal. Este es el rostro de la supervivencia, porque el mercado se acomoda, no muere.

NOTA: en la entrega del domingo pasado un amable lector advirtió un error que suscribí al mencionar como ciudades a Jalisco, Quintana Roo, debí escribir sólo las capitales Guadalajara y Chetumal (respectivamente), o como al final presenté a Xalapa, Veracrúz. Muchas gracias por la corrección y más agradecida por leerme Joaquín, politólogo también.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com