/ miércoles 21 de abril de 2021

El T-MEC y los nuevos vientos del sindicalismo

Los organismos sindicales, los sectores empresariales y los gobiernos federal y 32 estatales, empezarán a experimentar las responsabilidades y compromisos derivadas del T-MEC , como la de hacer realidad la autentica y comprobada elección democrática de los dirigentes sindicales, ahora eternizados en las dirigencias; que los contratos colectivos que rigen las relaciones obrero patronales sean demostradamente aprobados en asambleas sindicales por mayoría de los trabajadores, entre otros temas, como las visitas que inspectores de Estados Unidos y Canadá habrán de hacer a empresas cuyos trabajadores denuncien irregularidades laborales.

En realidad todas estas acciones quedaron suspendidas por la emergencia sanitaria del covid 19, y la profunda crisis recesiva mundial, nacional y local. Millones de trabajadores fueron a casa a protegerse, y cuando volvieron a sus labores lo hicieron en nuevas condiciones de seguridad e higiene de sus empresas. Millones ya no retornaron, perdieron sus empleos.

Los patrones laborales han cambiado, hoy hay millones de empleados que hacen sus labores desde sus hogares, en línea. Los quehaceres productivos son radicalmente

diferentes. Después de esta gran conmoción mundial, ya nada será igual en los centros de trabajo ni en los hogares que se han convertido en centros de producción y productividad.

Lo que se suscribió en el T- MEC en materia de higiene y seguridad en las empresas, obedecía al mundo de 2019. El 2020 y el 2021 pintan muy distintos, millones de empleados ya nunca volverán a sus empresas. Tendrán que aprender a cobrar a los empresarios, además de sus salarios, la compra de sus propios equipos de computación, sus gastos de luz, telefonía, internet, renta de casa, etc. Nacerá una nueva relación laboral. Asistiremos a un nuevo modelo de relación laboral entre patrones y trabajadores.

La legislación laboral cambiará en todo el mundo, ya está cambiando. El covid 19, por ejemplo, ya es considerado un accidente de trabajo. Los médicos del IMSS y del ISSTE tendrán que otorgar incapacidades más largas.

Pero hay algo que no cambiará en el T-MEC, ni en la reforma laboral del presidente López Obrador: la obligatoria democratización de los sindicatos. Un paso indetenible de los nuevos tiempos, que obligará a los trabajadores a volver a las asambleas sindicales a decidir los avances sociales y contenidos económicos de sus contratos colectivos.

El neoliberalismo a ultranza se encargó de la alianza y complicidad de gobierno y empresarios para convertir al sindicalismo mexicano en una de sus expresiones más vergonzantes. Los dirigentes sindicales corruptos, eternizados en sus cargos, se han encargado de vender las revisiones de los contratos colectivos. De poner fin a lo que quedaba de los sindicatos.

La clase trabajadora ha sido conducida a la más completa dependencia y servidumbre a merced de dicho trinomio de poder político, económico y dirigencial. Así es como hoy en México -dicho por el presidente López Obrador a los empresarios- se pagan los más bajos salarios del mundo.

Durante esta funesta etapa todas las reformas laborales de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto fueron en contra de los trabajadores. Los salarios mínimos se congelaron, hasta que el tabasqueño llegó a sacarlos de la nevera.

Los aumentos salariales anuales se hacen de acuerdo a un incremento inflacionario ficticio. Todo sube, menos los salarios. Las utilidades de los banqueros fueron irónicamente de 135 mil millones de pesos en 2020, un año de catástrofe sanitaria, de contracción de la economía de 9%, de desgracia de cientos de miles de empresarios que tuvieron que cerrar sus factorías.

Dentro de este ambiente de desolación y agobio nacional, los banqueros lamentan que sus ganancias fueron menores en 50 mil millones de pesos a las de 2019. Y los contrastes de la economía nos muestran que mientras a las grandes mayorías las azota el desempleo y la pobreza, hay 13 mexicanos que acumulan una riqueza de 35 mil millones de dólares.

El T-Mec tratará de despertar de su adormecimiento histórico a los trabajadores, de revivir a los sindicatos, los inspectores laborales de Estados Unidos y Canadá serán puntas de lanza en este nuevo propósito. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.

Los organismos sindicales, los sectores empresariales y los gobiernos federal y 32 estatales, empezarán a experimentar las responsabilidades y compromisos derivadas del T-MEC , como la de hacer realidad la autentica y comprobada elección democrática de los dirigentes sindicales, ahora eternizados en las dirigencias; que los contratos colectivos que rigen las relaciones obrero patronales sean demostradamente aprobados en asambleas sindicales por mayoría de los trabajadores, entre otros temas, como las visitas que inspectores de Estados Unidos y Canadá habrán de hacer a empresas cuyos trabajadores denuncien irregularidades laborales.

En realidad todas estas acciones quedaron suspendidas por la emergencia sanitaria del covid 19, y la profunda crisis recesiva mundial, nacional y local. Millones de trabajadores fueron a casa a protegerse, y cuando volvieron a sus labores lo hicieron en nuevas condiciones de seguridad e higiene de sus empresas. Millones ya no retornaron, perdieron sus empleos.

Los patrones laborales han cambiado, hoy hay millones de empleados que hacen sus labores desde sus hogares, en línea. Los quehaceres productivos son radicalmente

diferentes. Después de esta gran conmoción mundial, ya nada será igual en los centros de trabajo ni en los hogares que se han convertido en centros de producción y productividad.

Lo que se suscribió en el T- MEC en materia de higiene y seguridad en las empresas, obedecía al mundo de 2019. El 2020 y el 2021 pintan muy distintos, millones de empleados ya nunca volverán a sus empresas. Tendrán que aprender a cobrar a los empresarios, además de sus salarios, la compra de sus propios equipos de computación, sus gastos de luz, telefonía, internet, renta de casa, etc. Nacerá una nueva relación laboral. Asistiremos a un nuevo modelo de relación laboral entre patrones y trabajadores.

La legislación laboral cambiará en todo el mundo, ya está cambiando. El covid 19, por ejemplo, ya es considerado un accidente de trabajo. Los médicos del IMSS y del ISSTE tendrán que otorgar incapacidades más largas.

Pero hay algo que no cambiará en el T-MEC, ni en la reforma laboral del presidente López Obrador: la obligatoria democratización de los sindicatos. Un paso indetenible de los nuevos tiempos, que obligará a los trabajadores a volver a las asambleas sindicales a decidir los avances sociales y contenidos económicos de sus contratos colectivos.

El neoliberalismo a ultranza se encargó de la alianza y complicidad de gobierno y empresarios para convertir al sindicalismo mexicano en una de sus expresiones más vergonzantes. Los dirigentes sindicales corruptos, eternizados en sus cargos, se han encargado de vender las revisiones de los contratos colectivos. De poner fin a lo que quedaba de los sindicatos.

La clase trabajadora ha sido conducida a la más completa dependencia y servidumbre a merced de dicho trinomio de poder político, económico y dirigencial. Así es como hoy en México -dicho por el presidente López Obrador a los empresarios- se pagan los más bajos salarios del mundo.

Durante esta funesta etapa todas las reformas laborales de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto fueron en contra de los trabajadores. Los salarios mínimos se congelaron, hasta que el tabasqueño llegó a sacarlos de la nevera.

Los aumentos salariales anuales se hacen de acuerdo a un incremento inflacionario ficticio. Todo sube, menos los salarios. Las utilidades de los banqueros fueron irónicamente de 135 mil millones de pesos en 2020, un año de catástrofe sanitaria, de contracción de la economía de 9%, de desgracia de cientos de miles de empresarios que tuvieron que cerrar sus factorías.

Dentro de este ambiente de desolación y agobio nacional, los banqueros lamentan que sus ganancias fueron menores en 50 mil millones de pesos a las de 2019. Y los contrastes de la economía nos muestran que mientras a las grandes mayorías las azota el desempleo y la pobreza, hay 13 mexicanos que acumulan una riqueza de 35 mil millones de dólares.

El T-Mec tratará de despertar de su adormecimiento histórico a los trabajadores, de revivir a los sindicatos, los inspectores laborales de Estados Unidos y Canadá serán puntas de lanza en este nuevo propósito. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.