En Puebla contamos con diversos escenarios naturales que, por su belleza, colorido, ubicación, historias y leyendas, se han convertido en referentes nacionales e internacionales.
Uno de ellos es el volcán Popocatépetl. Su nombre proviene del náhuatl y significa “cerro que humea”. Es un estratovolcán y estudios realizados por especialistas calculan que cuenta con más de 700,000 años de antigüedad. Su altura es de 5,500 metros sobre el nivel del mar y cuenta con una forma cónica.
El volcán ha estado activo desde que se tienen registros históricos y en la actualidad el paso y ascenso al mismo se encuentran restringidos a especialistas, que monitorean continuamente las exhalaciones y sismos que se originan en el lugar.
De acuerdo con las autoridades del Centro para la Prevención de Desastres Naturales, se recomienda no acercarse a menos de 12 kilómetros, por las posibles explosiones, el material y ceniza que puede arrojar.
Adicionalmente, el Popocatépetl cuenta con varias leyendas, la principal apunta a que fue un joven guerrero de la época prehispánica, que se enamoró de la princesa Iztaccíhuatl. Según esta historia, la princesa cayó en un sueño profundo del que no pudo despertar y el guerrero la llevó consigo, sin que nadie los volviera a ver.
Se cree que murieron de tristeza porque no podían vivir el uno sin el otro, lo que generó que se transformaran en los volcanes que hoy en día podemos admirar.
En la actualidad, el volcán se encuentra en plena actividad y en la temporada de frío, se convierte en una estampa digna de admirar a la distancia.
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Como dijo Aristóteles: “En todas las cosas de la naturaleza hay algo maravilloso.”
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