/ viernes 12 de abril de 2019

El ‘voto verde’, del PRI, mudará de partido

Una buena y una mala para Alberto Jiménez Merino.

Como siempre en estos casos, hay que empezar por la buena.

El candidato del PRI al gobierno del estado logró conseguir el respaldo público de un ex gobernador distinto a Mario Marín Torres, que por aquella conversación de muy mala fama con el empresario Kamel Nacif Borge, exhibida en febrero de 2006, se volvió un personaje impresentable a los ojos de un importante sector social.

Jiménez Merino promovió y consiguió que Melquiades Morales Flores lo acompañara durante un acto proselitista celebrado en Ciudad Serdán, precisamente la zona de mayor influencia del ex gobernador.

El hecho no será determinante para la campaña del abanderado tricolor, que se encuentra en tercer lugar de las preferencias electorales, pero le libera un poco del sello marinista que lleva impreso en el pecho y que se hizo más evidente con la incorporación de Valentín Meneses Rojas como su coordinador general de la estrategia proselitista.

Melquiades Morales no hará ganar a Jiménez Merino, por supuesto, ni le hará remontar al segundo lugar, incluso con el cuestionable desempeño del abanderado común de los partidos PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, Enrique Cárdenas Sánchez, pero, al menos por un día, le obsequió credibilidad a su candidatura.

Esa es una buena noticia para el priista.

Ahora la mala.

El denominado “voto verde” del PRI, que en teoría representa la mayor fortaleza de Jiménez Merino, dados sus antecedentes como secretario de Desarrollo Rural en dos administraciones estatales y su vinculación con el sector campesino a través de la CNC, de la que fue secretario general, está por mudarse de partido político, y, claro está, de candidato.

En sentido formal, la Confederación Nacional Campesina apoyará al PRI y a su candidato a gobernador, pero en los hechos respaldará a Luis Miguel Barbosa Huerta, de la coalición Juntos Haremos Historia, debido a viejas diferencias de la ahora ex secretaria general de ese sector del tricolor, Maritza Marín Marcelo, con el aspirante priista.

Marín Marcelo dejó recientemente la CNC, de la que fue responsable durante más de seis años, desde diciembre de 2012.

Ese tiempo le sirvió para crear sólidas relaciones políticas con liderazgos del sector campesino del estado, principalmente de la región mixteca, quienes la seguirán a donde ella vaya sin importar lo que les pretendan dictar desde el partido.

Marín Marcelo está por incorporarse al gobierno interino en una cartera relacionada con la atención a migrantes, lo que la pondrá en automático en el bando del abanderado a gobernador de Morena, PT y el Partido Verde.

¿Qué pasará en la CNC?

Que llegará en los próximos días un nuevo delegado presidente, de nombre Javier Elías Pérez Galindo, jalisciense, que nada sabrá de Puebla y los poblanos.

Una noticia mala para el candidato del PRI.


Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Una buena y una mala para Alberto Jiménez Merino.

Como siempre en estos casos, hay que empezar por la buena.

El candidato del PRI al gobierno del estado logró conseguir el respaldo público de un ex gobernador distinto a Mario Marín Torres, que por aquella conversación de muy mala fama con el empresario Kamel Nacif Borge, exhibida en febrero de 2006, se volvió un personaje impresentable a los ojos de un importante sector social.

Jiménez Merino promovió y consiguió que Melquiades Morales Flores lo acompañara durante un acto proselitista celebrado en Ciudad Serdán, precisamente la zona de mayor influencia del ex gobernador.

El hecho no será determinante para la campaña del abanderado tricolor, que se encuentra en tercer lugar de las preferencias electorales, pero le libera un poco del sello marinista que lleva impreso en el pecho y que se hizo más evidente con la incorporación de Valentín Meneses Rojas como su coordinador general de la estrategia proselitista.

Melquiades Morales no hará ganar a Jiménez Merino, por supuesto, ni le hará remontar al segundo lugar, incluso con el cuestionable desempeño del abanderado común de los partidos PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, Enrique Cárdenas Sánchez, pero, al menos por un día, le obsequió credibilidad a su candidatura.

Esa es una buena noticia para el priista.

Ahora la mala.

El denominado “voto verde” del PRI, que en teoría representa la mayor fortaleza de Jiménez Merino, dados sus antecedentes como secretario de Desarrollo Rural en dos administraciones estatales y su vinculación con el sector campesino a través de la CNC, de la que fue secretario general, está por mudarse de partido político, y, claro está, de candidato.

En sentido formal, la Confederación Nacional Campesina apoyará al PRI y a su candidato a gobernador, pero en los hechos respaldará a Luis Miguel Barbosa Huerta, de la coalición Juntos Haremos Historia, debido a viejas diferencias de la ahora ex secretaria general de ese sector del tricolor, Maritza Marín Marcelo, con el aspirante priista.

Marín Marcelo dejó recientemente la CNC, de la que fue responsable durante más de seis años, desde diciembre de 2012.

Ese tiempo le sirvió para crear sólidas relaciones políticas con liderazgos del sector campesino del estado, principalmente de la región mixteca, quienes la seguirán a donde ella vaya sin importar lo que les pretendan dictar desde el partido.

Marín Marcelo está por incorporarse al gobierno interino en una cartera relacionada con la atención a migrantes, lo que la pondrá en automático en el bando del abanderado a gobernador de Morena, PT y el Partido Verde.

¿Qué pasará en la CNC?

Que llegará en los próximos días un nuevo delegado presidente, de nombre Javier Elías Pérez Galindo, jalisciense, que nada sabrá de Puebla y los poblanos.

Una noticia mala para el candidato del PRI.


Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx