/ lunes 2 de julio de 2018

Elección a tribunales

La jornada electoral de este domingo fue distinta desde el comienzo.

Como no había ocurrido en el pasado, antes de las ocho de la mañana ya había personas que esperaban ansiosas la apertura de casillas.

Decenas de ciudadanos formados en fila se convirtieron en la postal más vista de la ciudad por todas sus calles y colonias.

Era natural, pensó este reportero.

Entre los miles de espontáneos que se volcarían desde temprano a las urnas para sufragar por Andrés Manuel López Obrador y la movilización de partidos y candidatos para trasladar a sus incondicionales, resultaba normal esa vistosa afluencia de votantes en los primeros minutos de la jornada.

Conforme pasara el tiempo, siguió el reportero, las filas desaparecerían y continuaría la visita intermitente de votantes, de tanto en tanto, hasta el cierre de las casillas.

Las horas transcurrieron y el espectáculo lucía idéntico, sin variaciones en la cantidad de electores que llegaban a las urnas.

Así pasó de la una de la tarde hasta entradas las cinco, con gente en fila, debajo de los rayos del sol, a la espera de la oportunidad para emitir el voto.

Todavía no se sabía bien a bien qué motivaba a los ciudadanos: si el afecto electoral por López Obrador (hoy casi presidente electo de México) o el apoyo que deseaban brindar a cualquiera de las otras dos opciones en disputa para tratar de hacer valer el voto útil.

Más tarde se confirmaría que los poblanos daban muestras de una participación desbordada, histórica para el estado, de casi 70 por ciento, para asegurarse de la victoria del tabasqueño.

Los electores respondieron al nivel y de la forma que la historia demandaba.

Casi al mismo tiempo, a partir de media jornada, irrumpieron en la elección células de delincuentes que se dedicaron a robar urnas, tirar balazos al aire y golpear a todos aquellos que se pusieran en su camino.

Por desgracia hubo dos muertos, en Chignahuapan, donde personajes afines al PRI fueron baleados mientras conversaban al interior de una vivienda serrana.

El domingo fue marcado por esos hechos.

Ahora agregue a eso la cardíaca definición en la contienda por la gubernatura.

Las encuestas de salida que se filtraron entre los equipos de campaña en las horas previas al cierre de las casillas daban cuenta del tsunami lopezobradorista.

La presidencia de la república, el senado, una mayoría de diputaciones federales y locales, así como presidencias municipales, entre ellas Puebla, la más importante, caerían en manos de la coalición Juntos Haremos Historia.

Los números indicaban que la lucha por el gobierno del estado estaba muy cerrada.

Esa percepción cambió entre seis y nueve y media de la noche, cuando fluían encuestas como la de Consulta Mitofsky y Televisa, que le daban un triunfo holgado a Luis Miguel Barbosa… de 10 puntos.

Esos parecían indicios de una victoria indiscutible.

Antes de las diez de la noche las cosas cambiaron.

El Instituto Electoral del Estado dio a conocer el contenido del Conteo Rápido que le había mandado el INE.

Y ¡pum!

Los integrantes del Comité Técnico Asesor del Conteo Rápido dieron la victoria a la exsecretaria general del PAN, con 38.9 por ciento de los votos, en su límite superior, contra 36.8 por ciento del abanderado de Morena.

En el límite inferior Martha Erika Alonso obtuvo 36.4 por ciento, contra 33.9 por ciento de Luis Miguel Barbosa.

Dado el nivel de confianza de 95 por ciento que presentan los datos del conteo, la candidata de la coalición Por Puebla al Frente podría resultar ganadora.

Sin embargo, la diferencia de apenas dos puntos entre los dos aspirantes obliga a los frentistas a conducirse con prudencia.

A esperar los números oficiales y seguir de cerca el recurso jurídico que seguramente presentará Barbosa para tratar de modificar el resultado en los tribunales.

Mientras tanto, ayer a la media noche la elección de gobernador lucía cerrada y aún lejana del desenlace.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

La jornada electoral de este domingo fue distinta desde el comienzo.

Como no había ocurrido en el pasado, antes de las ocho de la mañana ya había personas que esperaban ansiosas la apertura de casillas.

Decenas de ciudadanos formados en fila se convirtieron en la postal más vista de la ciudad por todas sus calles y colonias.

Era natural, pensó este reportero.

Entre los miles de espontáneos que se volcarían desde temprano a las urnas para sufragar por Andrés Manuel López Obrador y la movilización de partidos y candidatos para trasladar a sus incondicionales, resultaba normal esa vistosa afluencia de votantes en los primeros minutos de la jornada.

Conforme pasara el tiempo, siguió el reportero, las filas desaparecerían y continuaría la visita intermitente de votantes, de tanto en tanto, hasta el cierre de las casillas.

Las horas transcurrieron y el espectáculo lucía idéntico, sin variaciones en la cantidad de electores que llegaban a las urnas.

Así pasó de la una de la tarde hasta entradas las cinco, con gente en fila, debajo de los rayos del sol, a la espera de la oportunidad para emitir el voto.

Todavía no se sabía bien a bien qué motivaba a los ciudadanos: si el afecto electoral por López Obrador (hoy casi presidente electo de México) o el apoyo que deseaban brindar a cualquiera de las otras dos opciones en disputa para tratar de hacer valer el voto útil.

Más tarde se confirmaría que los poblanos daban muestras de una participación desbordada, histórica para el estado, de casi 70 por ciento, para asegurarse de la victoria del tabasqueño.

Los electores respondieron al nivel y de la forma que la historia demandaba.

Casi al mismo tiempo, a partir de media jornada, irrumpieron en la elección células de delincuentes que se dedicaron a robar urnas, tirar balazos al aire y golpear a todos aquellos que se pusieran en su camino.

Por desgracia hubo dos muertos, en Chignahuapan, donde personajes afines al PRI fueron baleados mientras conversaban al interior de una vivienda serrana.

El domingo fue marcado por esos hechos.

Ahora agregue a eso la cardíaca definición en la contienda por la gubernatura.

Las encuestas de salida que se filtraron entre los equipos de campaña en las horas previas al cierre de las casillas daban cuenta del tsunami lopezobradorista.

La presidencia de la república, el senado, una mayoría de diputaciones federales y locales, así como presidencias municipales, entre ellas Puebla, la más importante, caerían en manos de la coalición Juntos Haremos Historia.

Los números indicaban que la lucha por el gobierno del estado estaba muy cerrada.

Esa percepción cambió entre seis y nueve y media de la noche, cuando fluían encuestas como la de Consulta Mitofsky y Televisa, que le daban un triunfo holgado a Luis Miguel Barbosa… de 10 puntos.

Esos parecían indicios de una victoria indiscutible.

Antes de las diez de la noche las cosas cambiaron.

El Instituto Electoral del Estado dio a conocer el contenido del Conteo Rápido que le había mandado el INE.

Y ¡pum!

Los integrantes del Comité Técnico Asesor del Conteo Rápido dieron la victoria a la exsecretaria general del PAN, con 38.9 por ciento de los votos, en su límite superior, contra 36.8 por ciento del abanderado de Morena.

En el límite inferior Martha Erika Alonso obtuvo 36.4 por ciento, contra 33.9 por ciento de Luis Miguel Barbosa.

Dado el nivel de confianza de 95 por ciento que presentan los datos del conteo, la candidata de la coalición Por Puebla al Frente podría resultar ganadora.

Sin embargo, la diferencia de apenas dos puntos entre los dos aspirantes obliga a los frentistas a conducirse con prudencia.

A esperar los números oficiales y seguir de cerca el recurso jurídico que seguramente presentará Barbosa para tratar de modificar el resultado en los tribunales.

Mientras tanto, ayer a la media noche la elección de gobernador lucía cerrada y aún lejana del desenlace.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx