/ sábado 17 de octubre de 2020

Elegir o eliminar el género puede destruir la personalidad

El triunfo de las libertades solo tendrá éxito en función de que se ejerzan con responsabilidad y conocimiento, es ahí donde encontramos muchos yerros en nuestro país, así que antes de celebrar una decisión gubernamental que pareciera muy incluyente, tendríamos que analizar si realmente se está haciendo un bien al individuo.

Desde hace unos meses se han hecho diversas propuestas en la Cdmx respecto a quitar el género de las actas de nacimiento y a la elección del este por parte de los menores de edad, situación que fue muy aplaudida por algunos colectivos, pero que puede llevar un riesgo alto.

Primero que nada, hay que señalar aspectos fundamentales: existe una identidad de género y una preferencia sexual; la primera se refiere a cómo uno se quiere ver y la segunda al tipo de persona con la que se quiere estar. Tenemos el caso de varones que se quieren ver muy masculinos y también les gustan mucho los hombres, como quizá fue el caso de Emiliano Zapata, y así se pueden hacer distintas combinaciones, situación que solo es de la incumbencia de los participantes, claro, si lo hacen con una capacidad de ejercicio. También recordemos que la preferencia sexual no es absoluta, desde hace décadas hay estudios muy reconocidos, como la escala de Kinsey, donde se afirma que hay diferentes estadios entre la heterosexualidad y la homosexualidad. Esto actualmente se enseña en las facultades de psicología y criminología.

También tenemos que señalar a las personas que tienen algún tipo de hermafrodismo, quienes deben ser tratadas como cualquier otra, sin restarles o añadirles valor.

Indudablemente millones de seres humanos han sido condenados a la exclusión, violencia y discriminación por sus gustos, los cuales no deben ser censurados, pero eso es muy diferente quitar o modificar algo tan natural y civilizado como es el género.

Atendamos al sentido de pertenencia, fundamental para el desarrollo de cualquier persona, el cual lo hace sentir parte de algo y le da seguridad, como cuando un hijo acompaña a su padre, a una reunión de amigos y se sientan a hablar de temas de hombres, eso no es machismo, es parte del ejercicio de un derecho a reunirse con quien se quiera y una muestra de amor.

Es así que una persona crece con una identidad, la cual puede aceptar o cambiar si le incomoda, ya después de haber conocido qué es ser varón o fémina, es ahí donde deben centrarse los esfuerzos, en la cultura de la pluralidad, no en dejar en un limbo a un niño que no sabe ni amarrarse las agujetas. En el caso de los adolescentes encontramos una edad en la cual existe una gran confusión respecto a muchos temas, es ahí donde más apoyo deben recibir y hay que darles los elementos para sentirse parte de algo y ser alguien en el mundo, no dejarlos solos y con una decisión que los puede dañar por siempre, así como el que se hace múltiples tatuajes y se arrepiente después de los años.

También debemos mencionar la falta de disciplina, responsabilidad y resistencia a la frustración de buena parte de los menores, situación que convierte esa “libertad” de escoger el género en algo nocivo. Se me hace absurdo que alguien que no puede comprar cerveza se le asigne una decisión trascendente, esto se podría comparar a las niñas que contraen matrimonio con adultos.

En el aspecto médico hay diferencias substanciales entre ambos géneros, situación que merece un trato diferenciado, aun con una operación transexual, se conservan siempre las características originales, así que esto no se trata solo de un acta de nacimiento sino de cómo cuidar la salud y la vida.

Puede ser que, para algunos colectivos, sea lo más importante que se elimine el género o que un niño pueda elegirlo, pero debemos recordar que cada quien tiene sus prioridades y el querer imponer esto a los demás es un fascismo. Este mundo es muy grande y cabemos todos, cada quien puede hacer lo que quiera, pero sin meterse en la vida o derechos del otro.

El género es algo natural, pero indudablemente también es una construcción social, así como es el lenguaje, el gobierno y las ideologías, elementos que nos hacen ser civilizados y situarnos como la especie dominante. Aquí no se trata de señalar qué sexo es mejor, sino de ver complementar las diferencias naturales y sociales de varón y dama, dando como resultado una complementación maravillosa que ha dado forma y sentido a la humanidad.

Respetemos las preferencias e identidades sexuales, pero no hay que eliminar o modificar irresponsablemente algo natural y cultural como es el género.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

El triunfo de las libertades solo tendrá éxito en función de que se ejerzan con responsabilidad y conocimiento, es ahí donde encontramos muchos yerros en nuestro país, así que antes de celebrar una decisión gubernamental que pareciera muy incluyente, tendríamos que analizar si realmente se está haciendo un bien al individuo.

Desde hace unos meses se han hecho diversas propuestas en la Cdmx respecto a quitar el género de las actas de nacimiento y a la elección del este por parte de los menores de edad, situación que fue muy aplaudida por algunos colectivos, pero que puede llevar un riesgo alto.

Primero que nada, hay que señalar aspectos fundamentales: existe una identidad de género y una preferencia sexual; la primera se refiere a cómo uno se quiere ver y la segunda al tipo de persona con la que se quiere estar. Tenemos el caso de varones que se quieren ver muy masculinos y también les gustan mucho los hombres, como quizá fue el caso de Emiliano Zapata, y así se pueden hacer distintas combinaciones, situación que solo es de la incumbencia de los participantes, claro, si lo hacen con una capacidad de ejercicio. También recordemos que la preferencia sexual no es absoluta, desde hace décadas hay estudios muy reconocidos, como la escala de Kinsey, donde se afirma que hay diferentes estadios entre la heterosexualidad y la homosexualidad. Esto actualmente se enseña en las facultades de psicología y criminología.

También tenemos que señalar a las personas que tienen algún tipo de hermafrodismo, quienes deben ser tratadas como cualquier otra, sin restarles o añadirles valor.

Indudablemente millones de seres humanos han sido condenados a la exclusión, violencia y discriminación por sus gustos, los cuales no deben ser censurados, pero eso es muy diferente quitar o modificar algo tan natural y civilizado como es el género.

Atendamos al sentido de pertenencia, fundamental para el desarrollo de cualquier persona, el cual lo hace sentir parte de algo y le da seguridad, como cuando un hijo acompaña a su padre, a una reunión de amigos y se sientan a hablar de temas de hombres, eso no es machismo, es parte del ejercicio de un derecho a reunirse con quien se quiera y una muestra de amor.

Es así que una persona crece con una identidad, la cual puede aceptar o cambiar si le incomoda, ya después de haber conocido qué es ser varón o fémina, es ahí donde deben centrarse los esfuerzos, en la cultura de la pluralidad, no en dejar en un limbo a un niño que no sabe ni amarrarse las agujetas. En el caso de los adolescentes encontramos una edad en la cual existe una gran confusión respecto a muchos temas, es ahí donde más apoyo deben recibir y hay que darles los elementos para sentirse parte de algo y ser alguien en el mundo, no dejarlos solos y con una decisión que los puede dañar por siempre, así como el que se hace múltiples tatuajes y se arrepiente después de los años.

También debemos mencionar la falta de disciplina, responsabilidad y resistencia a la frustración de buena parte de los menores, situación que convierte esa “libertad” de escoger el género en algo nocivo. Se me hace absurdo que alguien que no puede comprar cerveza se le asigne una decisión trascendente, esto se podría comparar a las niñas que contraen matrimonio con adultos.

En el aspecto médico hay diferencias substanciales entre ambos géneros, situación que merece un trato diferenciado, aun con una operación transexual, se conservan siempre las características originales, así que esto no se trata solo de un acta de nacimiento sino de cómo cuidar la salud y la vida.

Puede ser que, para algunos colectivos, sea lo más importante que se elimine el género o que un niño pueda elegirlo, pero debemos recordar que cada quien tiene sus prioridades y el querer imponer esto a los demás es un fascismo. Este mundo es muy grande y cabemos todos, cada quien puede hacer lo que quiera, pero sin meterse en la vida o derechos del otro.

El género es algo natural, pero indudablemente también es una construcción social, así como es el lenguaje, el gobierno y las ideologías, elementos que nos hacen ser civilizados y situarnos como la especie dominante. Aquí no se trata de señalar qué sexo es mejor, sino de ver complementar las diferencias naturales y sociales de varón y dama, dando como resultado una complementación maravillosa que ha dado forma y sentido a la humanidad.

Respetemos las preferencias e identidades sexuales, pero no hay que eliminar o modificar irresponsablemente algo natural y cultural como es el género.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.