/ miércoles 11 de agosto de 2021

En el neoliberalismo, en 2023 volveríamos a caer a tasas de crecimiento de 2% anual

Iniciado el octavo mes del año todos los organismos financieros nacionales e internacionales coinciden en que la economía mexicana irá mucho más allá de lo previsto con una tasa de crecimiento de 6.3% para 2021, y de 4.2% para 2022. La Secretaría de Hacienda y el Banco de México también estiman un crecimiento de 6%. Si se dan así las cosas, en tan solo dos años sumaría un crecimiento de más de 10%, superior a la profunda caída de 9% que tuvo en 2020, el desplome más profundo de los últimos 90 años.

El rebote, la reactivación de la economía ha sido extraordinaria, sorprendente, como lo fue el estrepitoso desplome del año pasado. Esto quiere decir que entre 2021 y 2022 se recuperará lo perdido en 2020. Para 2023 México reingresará en la etapa del crecimiento real y efectivo. Se superarán los negros presagios, como el de la Comisión Económica para América Latina CEPAL, y múltiples organismos financieros nacionales e internacionales, de que a México le llevaría perder toda una década para recuperarse de la crisis. Los negros nubarrones han desaparecido del horizonte.

Pero no hay que pasar desapercibido que el milagroso relanzamiento no se debe al potencial económico propio y exclusivo de nuestro país. Si así fuera, a estas alturas estaríamos creciendo a una tasa de 3 y 3.5%, como máximo. Estaríamos hablando de entre 4 y 5 años para superar los gigantescos daños de la crisis recesiva y reingresar en el crecimiento. Han sido las impresionantes, expansivas inversiones, el vigoroso crecimiento de la economía estadunidense, la primera del mundo, el apalancamiento que nos ha impulsado de manera extraordinaria, a una tasa duplicada de la prevista. Y así será al menos durante dos o tres años.

La locomotora estadunidense jala a gran velocidad a la mexicana, que no es precisamente moderna, perfectamente lubricada, refaccionada y financiada, se ha calentado a un nivel inesperado. Todos los centros financieros mexicanos estiman que la inflación va creciendo casi a la par de la economía, le va agregando un fuerte lastre y deterioro, especialmente al poder de compra de los salarios, los cuales no han subido, no han mejorado, por el contrario, la mayor parte de las empresas han recontratado a los trabajadores con salarios más bajos a los que tenían antes de la crisis.

El poder de compra de la clase trabajadora está mermado. El poder de consumo nacional, principal detonador del crecimiento interno de la economía, no retroalimentará la prodigiosa reactivación con la fuerza que debiera. La canasta básica será cada vez más prohibitiva para las clases populares y mayoritarias en pobreza extrema. La economía crecerá como lo hemos visto, no así el poder de compra de más de 80 millones de mexicanos. El empobrecimiento de las mayorías continuará imparable. El crecimiento de la economía beneficiará solamente a los dueños del capital y las empresas. Será muy leve el mejoramiento social.

Así podremos ver que, pasado el rebote y la euforia de 2021 y 2022 por el vigoroso impulso de la locomotora estadunidense, a partir de 2023 volveríamos a caer en el modelo de las desalentadoras tasas de crecimiento (de los últimos 40 años de neoliberalismo económico) de dos por ciento anual en promedio.

Este es el desafío que se deben plantear gobiernos y empresarios: seguir pagando los más bajos salarios del mundo, o los elevan para generar mayor crecimiento económico, y superiores tasas de consumo y bienestar social. Sin embargo, pasada la crisis, la clase empresarial parece decidida a perseverar en el modelo neoliberal.

Afortunadamente el presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de concretar su reforma social y laboral más trascendente al desaparecer la figura del outsourcing como práctica de “explotación injusta, viciosa, tramposa, defraudadora de la clase trabajadora mexicana”, de acuerdo a la designación del ilustre maestro Jorge Jiménez Alonso, presidente de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo. El tabasqueño le dio un fuerte golpe al neoliberalismo económico, otro de sus cumplimientos de sus promesas de campaña…NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio.

Iniciado el octavo mes del año todos los organismos financieros nacionales e internacionales coinciden en que la economía mexicana irá mucho más allá de lo previsto con una tasa de crecimiento de 6.3% para 2021, y de 4.2% para 2022. La Secretaría de Hacienda y el Banco de México también estiman un crecimiento de 6%. Si se dan así las cosas, en tan solo dos años sumaría un crecimiento de más de 10%, superior a la profunda caída de 9% que tuvo en 2020, el desplome más profundo de los últimos 90 años.

El rebote, la reactivación de la economía ha sido extraordinaria, sorprendente, como lo fue el estrepitoso desplome del año pasado. Esto quiere decir que entre 2021 y 2022 se recuperará lo perdido en 2020. Para 2023 México reingresará en la etapa del crecimiento real y efectivo. Se superarán los negros presagios, como el de la Comisión Económica para América Latina CEPAL, y múltiples organismos financieros nacionales e internacionales, de que a México le llevaría perder toda una década para recuperarse de la crisis. Los negros nubarrones han desaparecido del horizonte.

Pero no hay que pasar desapercibido que el milagroso relanzamiento no se debe al potencial económico propio y exclusivo de nuestro país. Si así fuera, a estas alturas estaríamos creciendo a una tasa de 3 y 3.5%, como máximo. Estaríamos hablando de entre 4 y 5 años para superar los gigantescos daños de la crisis recesiva y reingresar en el crecimiento. Han sido las impresionantes, expansivas inversiones, el vigoroso crecimiento de la economía estadunidense, la primera del mundo, el apalancamiento que nos ha impulsado de manera extraordinaria, a una tasa duplicada de la prevista. Y así será al menos durante dos o tres años.

La locomotora estadunidense jala a gran velocidad a la mexicana, que no es precisamente moderna, perfectamente lubricada, refaccionada y financiada, se ha calentado a un nivel inesperado. Todos los centros financieros mexicanos estiman que la inflación va creciendo casi a la par de la economía, le va agregando un fuerte lastre y deterioro, especialmente al poder de compra de los salarios, los cuales no han subido, no han mejorado, por el contrario, la mayor parte de las empresas han recontratado a los trabajadores con salarios más bajos a los que tenían antes de la crisis.

El poder de compra de la clase trabajadora está mermado. El poder de consumo nacional, principal detonador del crecimiento interno de la economía, no retroalimentará la prodigiosa reactivación con la fuerza que debiera. La canasta básica será cada vez más prohibitiva para las clases populares y mayoritarias en pobreza extrema. La economía crecerá como lo hemos visto, no así el poder de compra de más de 80 millones de mexicanos. El empobrecimiento de las mayorías continuará imparable. El crecimiento de la economía beneficiará solamente a los dueños del capital y las empresas. Será muy leve el mejoramiento social.

Así podremos ver que, pasado el rebote y la euforia de 2021 y 2022 por el vigoroso impulso de la locomotora estadunidense, a partir de 2023 volveríamos a caer en el modelo de las desalentadoras tasas de crecimiento (de los últimos 40 años de neoliberalismo económico) de dos por ciento anual en promedio.

Este es el desafío que se deben plantear gobiernos y empresarios: seguir pagando los más bajos salarios del mundo, o los elevan para generar mayor crecimiento económico, y superiores tasas de consumo y bienestar social. Sin embargo, pasada la crisis, la clase empresarial parece decidida a perseverar en el modelo neoliberal.

Afortunadamente el presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de concretar su reforma social y laboral más trascendente al desaparecer la figura del outsourcing como práctica de “explotación injusta, viciosa, tramposa, defraudadora de la clase trabajadora mexicana”, de acuerdo a la designación del ilustre maestro Jorge Jiménez Alonso, presidente de la Academia Mexicana de Derecho del Trabajo. El tabasqueño le dio un fuerte golpe al neoliberalismo económico, otro de sus cumplimientos de sus promesas de campaña…NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio.