/ lunes 4 de junio de 2018

En los últimos 30 años hemos caído del 8 al lugar 15 en la economía mundial

DESDE CARLOS SALINAS de Gortari, hasta Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se han firmado 13 tratados comerciales con más de 52 países, siguiendo una política compulsiva de apertura comercial y un proceso de privatización a ultranza de la economía nacional, que treinta años después, lejos de arrojar resultados positivos, arroja resultados negativos para el crecimiento y el desarrollo nacional; México transita sobre un modelo económico equivocado. Prueba de ello es que en los años ochenta México era la octava potencia económica mundial y en 2018 ha decaído al sitio número 15.

MÉXICO HA venido cayendo y decayendo como potencia económica gradual y progresivamente en el ranking mundial, pese a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, al Tratado con la Unión Europea, y a la firma del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, y a los subsecuentes 11 acuerdos firmados con 46 naciones. Los gobiernos neoliberales de los últimos 30 años han seguido una política y estrategia de apertura y desgravación indiscriminada sin objetivos industriales y de crecimiento económico interno.

TODO EL MODELO de desarrollo se ha volcado de manera malinchista y torpe hacia el exterior; todos los beneficios para la inversión extranjera y para las empresas que hacen el comercio exterior, pero que anualmente sacan sus utilidades del país, dejando solo el beneficio de los salarios precarios a los trabajadores.

LA PRIVATIZACIÓN DE las empresas paraestatales inició con Carlos Salinas de Gortari, depositando la riqueza nacional en unas cuantas manos (Slim y Telmex, un ejemplo), y concluye con Enrique Peña Nieto, con la privatización de la riqueza petrolera; y ahora hay que privatizar el agua y la energía renovable y no contaminante, entregar en unas cuantas manos lo que queda de la riqueza y recursos naturales.

CUANDO SE ARGUYE falsamente que la inversión trasnacional es la salvadora de la economía y la generadora de empleo, no se cita y se oculta que es de salarios precarios. Por ejemplo en la industria automotriz en donde un obrero mexicano devenga .3.4.dólares por hora mientras un obrero estadunidense gana 24 dólares la hora. Para la pequeña, micro y mediana empresas de capital nacional y generadoras de millones de empleos, no existe una política de fomento y promoción que las aliente. La industria nacional camina a cuestas con sus propias limitantes tecnológicas y financieras. No hay una política de industrialización nacional.

ARNULFO GÓMEZ, INVESTIGADOR de la Universidad Anáhuac, cita cifras que comprueban los retrocesos que ha tenido la economía en las últimas tres décadas. Detalló que en 1981 México era la octava economía más importante del planeta y aportaba 2.65 por ciento del PIB mundial. En 2001 se ubicó en el noveno sitio con 2.18 por ciento de participación en la riqueza internacional. Y en 2017 cayó al lugar 15 y el PIB nacional únicamente representa 1.45 por ciento del total del planeta.

ASÍ SE HA venido disminuyendo y saqueando la riqueza nacional que se ha ido, se sigue yendo hacia el exterior, antes de que México se entregara a la apertura comercial irracional y a la firma de tratados que solo han empobrecido su riqueza y a la población, beneficiado al gran capital exportador que todo lo tiene, todo lo controla y todo se le concede.

HACE 30 AÑOS traíamos los mexicanos un standard de ingresos superior. Hoy con los acuerdos comerciales, el ingreso per cápita debería ser superior al de los años 80, pero es todo lo contrario, el nivel de competitividad y productividad nacional está fincado en México en el sacrificio de la mano de obra barata, en los salarios de miseria, y en los más bajos impuestos para la gran industria trasnacional.

El TLCAN era el proyecto más importante para el desarrollo de México. Sin embargo, el Foro Económico Mundial le otorga una pésima calificación a las instituciones públicas mexicanas, porque ninguno de los objetivos se logró. NO se aprovecharon las ventajas comparativas, ni se alcanzó la prometida integración industrial y comercial. Los gobiernos mexicanos han sido incapaces de definir un modelo propio de crecimiento y desarrollo económico.

DESDE CARLOS SALINAS de Gortari, hasta Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se han firmado 13 tratados comerciales con más de 52 países, siguiendo una política compulsiva de apertura comercial y un proceso de privatización a ultranza de la economía nacional, que treinta años después, lejos de arrojar resultados positivos, arroja resultados negativos para el crecimiento y el desarrollo nacional; México transita sobre un modelo económico equivocado. Prueba de ello es que en los años ochenta México era la octava potencia económica mundial y en 2018 ha decaído al sitio número 15.

MÉXICO HA venido cayendo y decayendo como potencia económica gradual y progresivamente en el ranking mundial, pese a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, al Tratado con la Unión Europea, y a la firma del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, y a los subsecuentes 11 acuerdos firmados con 46 naciones. Los gobiernos neoliberales de los últimos 30 años han seguido una política y estrategia de apertura y desgravación indiscriminada sin objetivos industriales y de crecimiento económico interno.

TODO EL MODELO de desarrollo se ha volcado de manera malinchista y torpe hacia el exterior; todos los beneficios para la inversión extranjera y para las empresas que hacen el comercio exterior, pero que anualmente sacan sus utilidades del país, dejando solo el beneficio de los salarios precarios a los trabajadores.

LA PRIVATIZACIÓN DE las empresas paraestatales inició con Carlos Salinas de Gortari, depositando la riqueza nacional en unas cuantas manos (Slim y Telmex, un ejemplo), y concluye con Enrique Peña Nieto, con la privatización de la riqueza petrolera; y ahora hay que privatizar el agua y la energía renovable y no contaminante, entregar en unas cuantas manos lo que queda de la riqueza y recursos naturales.

CUANDO SE ARGUYE falsamente que la inversión trasnacional es la salvadora de la economía y la generadora de empleo, no se cita y se oculta que es de salarios precarios. Por ejemplo en la industria automotriz en donde un obrero mexicano devenga .3.4.dólares por hora mientras un obrero estadunidense gana 24 dólares la hora. Para la pequeña, micro y mediana empresas de capital nacional y generadoras de millones de empleos, no existe una política de fomento y promoción que las aliente. La industria nacional camina a cuestas con sus propias limitantes tecnológicas y financieras. No hay una política de industrialización nacional.

ARNULFO GÓMEZ, INVESTIGADOR de la Universidad Anáhuac, cita cifras que comprueban los retrocesos que ha tenido la economía en las últimas tres décadas. Detalló que en 1981 México era la octava economía más importante del planeta y aportaba 2.65 por ciento del PIB mundial. En 2001 se ubicó en el noveno sitio con 2.18 por ciento de participación en la riqueza internacional. Y en 2017 cayó al lugar 15 y el PIB nacional únicamente representa 1.45 por ciento del total del planeta.

ASÍ SE HA venido disminuyendo y saqueando la riqueza nacional que se ha ido, se sigue yendo hacia el exterior, antes de que México se entregara a la apertura comercial irracional y a la firma de tratados que solo han empobrecido su riqueza y a la población, beneficiado al gran capital exportador que todo lo tiene, todo lo controla y todo se le concede.

HACE 30 AÑOS traíamos los mexicanos un standard de ingresos superior. Hoy con los acuerdos comerciales, el ingreso per cápita debería ser superior al de los años 80, pero es todo lo contrario, el nivel de competitividad y productividad nacional está fincado en México en el sacrificio de la mano de obra barata, en los salarios de miseria, y en los más bajos impuestos para la gran industria trasnacional.

El TLCAN era el proyecto más importante para el desarrollo de México. Sin embargo, el Foro Económico Mundial le otorga una pésima calificación a las instituciones públicas mexicanas, porque ninguno de los objetivos se logró. NO se aprovecharon las ventajas comparativas, ni se alcanzó la prometida integración industrial y comercial. Los gobiernos mexicanos han sido incapaces de definir un modelo propio de crecimiento y desarrollo económico.