Que alguien de Morena explique qué pasa al interior del partido y por qué parece que andan agarrados del chongo. Aunque en apariencia todo puede ser parte de los disensos naturales, el mensaje que recibe el respetable camotero es que al final este partido, como lo otros de triste memoria, terminan doblados a los pies de la soberbia que los invade al llegar al poder y terminan haciendo lo que les plazca.
En días recientes han sido registradas las críticas directas o indirectas lanzadas entre líderes morenistas. Ya le tocó a la presidenta municipal electa de Puebla, Claudia Rivera. La alcaldesa, que no es de palo y aunque aguantó 2 o 3 llegues, ha tenido que responder. Otros militantes también han criticado a su dirigente y diputado, Gabriel Biestro, que había dicho que dejaría la presidencia de Morena, pero a la fecha sigue y seguirá ocupando.
Además de esos agarrones, se pasaron con los morenistas el fin de semana pasado. Mire que cambiarle chapas a las puertas de la sede del partido y no avisarles a sus militantes e integrantes del Consejo Estatal que tuvieron que quedarse a sesionar bajo los rayos del sol sí es pasarse de tueste. No se sabe si fue por descuido o por mala leche de alguien, pero sin duda ese es otro rozón entre ellos ¿o no? Y si eso no es un agravio, entonces expliquen qué es y por qué se llevan así de pesado.
Lo cierto es que los integrantes del Consejo Estatal de Morena andan enchilados con su líder, Gabriel Biestro, no solo porque les cuenteó que dejaría la presidencia cuando asumiera el cargo de diputado, sino porque simplemente no los escucha, ni les toma las llamadas.
Además andan encaaa…mionados porque no pueden realizar los nombramientos en 4 secretarías del Consejo Estatal, las cuales prácticamente han quedado acéfalas una vez que quienes ocupaban los cargos hoy ya tienen dónde cobrar, diiigo, ya tienen otra responsabilidad. Los consejeros quieren cumplir con sus estatutos, pero dicen que no los dejan.
De igual modo, el Consejo Estatal de Morena ya pidió a la dirigencia nacional que revise el caso Puebla, en donde los estatutos son letra muerta o simplemente son interpretados a conveniencia. De acuerdo a sus ejes rectores, ninguno de los militantes puede ocupar 2 responsabilidades ni partidistas ni de elección al mismo tiempo, por eso exigen a su líder estatal que sea el primero en poner el ejemplo.
Las 4 secretarías del Consejo Estatal de Morena que necesitan sustitutos son: de Organización, que ocupaba la hoy diputada Leonor Vargas; de Derechos Humanos, que presidía el ahora regidor en Zacapoaxtla, Margarito Rojas; de Diversidad Sexual, a cargo de Claudia Rivera Vivanco, hoy alcaldesa de Puebla; y de Comunicación y Propaganda, que tenía la ahora regidora en Puebla Carmen María Palma. Y claro que no olvidan el relevo en la dirigencia. ¿Entonces en qué quedamos: avanza o no la transformación? Ojalá no vayan a resultar pan con lo mismo.
¡¡¡Priistas rebeldes!!!
En tanto que en el PRI, que ahora sí parece RIP, un grupo de tricolores a quienes les duele lo que está pasando en su añorado tricolor ya se pusieron muy salsas y van por el rescate del partido.
En su análisis y razonamiento no quieren que en el PRI camotero pase lo que sucedió con el PAN con la llegada de Rafael Moreno Valle: que desplazó y arrebató el partido a los panistas leales y tradicionales. Hoy “los rebeles del PRI” no están dispuestos a permitir que la actual dirigencia los desplace, haga y deshaga, negocie y renegocie como mejor le convenga a nombre de la militancia tricolor.
A través de un desplegado un grupo de 38 priistas se aventaron el round al pronunciarse a favor de la reflexión a partir de los resultados electorales adversos del 1 de julio, demandar el relevo de la dirigencia en Puebla y frenar todo intento de integrar un gobierno de coalición con quienes apenas hace unos meses fueron sus adversarios.
Los priistas inconformes que afirman que representan a miles que piensan lo mismo rechazan ser el rostro de Mario Marín y sostienen que su partido atraviesa por un momento crucial para reponerse o reducirse a simples cenizas.
Además, parten de la premisa de que la sociedad en Puebla, como en todo el país, necesita de una oposición fuerte, de un PRI sólido, de un tricolor capaz de ser el fiel de la balanza y que no sea sumiso por conveniencia. Juegan a que el tricolor pueda reponerse porque de lo contrario solo habrá condiciones para que Morena sea el nuevo instituto político hegemónico y eso no conviene a nadie. Y vaya que de eso saben los propios priistas, ¿o no?
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