/ lunes 21 de mayo de 2018

En Punto

La multiplicación de encuentros entre candidatos al gobierno del estado para saber de sus propuestas y conocer su forma de pensar es un reclamo generalizado y el ideal de los personajes que quieren una mejor vida democrática en Puebla.

“Entre más conozcamos a los candidatos”, afirma una persona de mucha influencia en la vida pública de la entidad, “será mejor”. “Y los vamos a conocer si entre ellos”, agrega, “no solo debaten, con pleitos, sino si hay un encuentro con estos actores y los presentan y abordan los temas tan delicados que tenemos en Puebla”.

¿A quién cree usted que pertenecen estas expresiones?

¿A un dirigente partidista?, ¿a un académico de la Universidad Iberoamericana?, ¿a un líder empresarial o a un activista que tiene entre sus prioridades velar por el desarrollo democrático del estado?

No.

Esas palabras corresponden, ni más ni menos, que al mismísimo arzobispo de Puebla.

En efecto, Víctor Sánchez Espinosa es un personaje más que se suma a la larga lista de voces que piden más de un debate entre aspirantes a la gubernatura.

Señores candidatos: escuchen el reclamo de los eventuales electores.

Ofrezcan la posibilidad de nutrir de mayor y mejor información a los ciudadanos.

Porque, si no lo hacen ustedes, el consejo general del Instituto Electoral del Estado, con Jacinto Herrera Serrallonga como presidente, nunca lo hará.


***

Como que Michel Chaín Carrillo, “candidato” a gobernador del Partido Verde Ecologista de México, no está muy preocupado por guardar las apariencias.

Es decir, el exfuncionario público ha sido reiterativo en la metralla política contra Luis Miguel Barbosa Huerta, aspirante de la coalición Juntos Haremos Historia.

Ayer, sin importar que con ello muestre evidencias de su verdadero papel en la contienda electoral como aliado del morenovallismo, retó a sus adversarios a practicarse un examen general de salud para indicarle a los poblanos que están en condiciones físicas para desempeñar el cargo al que quieren llegar.

Aunque dijo que no es así, por supuesto que la sugerencia lleva como destinatario a Barbosa Huerta, de quien, se asegura, se encuentra mermado debido a problemas de diabetes.

“Estoy convencido que tengo las condiciones físicas para afrontar este reto… quiero saber si tienen las características físicas para poder con esta responsabilidad, yo sé que lo tengo y lo único que quiero saber es si los demás lo tienen, parejito para todos”, lanzó.

A los pocos minutos de que se hiciera público el reto, Enrique Doger Guerrero, del PRI, se adhirió a él y dijo que le entraba.


***

¡Ah caray!

Algo no cuadra bien en la campaña del panista Eduardo Rivera Pérez en lo que corresponde al tema de la seguridad pública.

El abanderado a la presidencia municipal de Puebla de la alianza Por Puebla al Frente tiene un spot en el que se ofrece trabajar para conseguir policías honestos y bien capacitados y afirma que “ya dio resultados” en materia de seguridad durante su anterior administración, comprendida en el periodo 2011-2014.

Lo extraño es que los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) parecen contradecirlo, pues, según esta fuente, durante los tres años de gobierno municipal de Rivera Pérez hubo una mayor incidencia delictiva.

Ahí le van los números:

En 2011 hubo una incidencia de 46 mil 490 delitos; en 2012, de 56 mil 598 (la más alta entre 2011 y 2017)]; y, en 2013, el último año completo de Eduardo Rivera, de 44 mil 194.

Después de él, los números disminuyeron.

En 2014 la incidencia fue de 35 mil 373 hechos delictivos; en 2015, de 32 mil 291; en 2016, de 23 mil 414; y, en 2017, de 24 mil 530.

No parece haber mucha relación entre el contenido del spot y estos datos.

La multiplicación de encuentros entre candidatos al gobierno del estado para saber de sus propuestas y conocer su forma de pensar es un reclamo generalizado y el ideal de los personajes que quieren una mejor vida democrática en Puebla.

“Entre más conozcamos a los candidatos”, afirma una persona de mucha influencia en la vida pública de la entidad, “será mejor”. “Y los vamos a conocer si entre ellos”, agrega, “no solo debaten, con pleitos, sino si hay un encuentro con estos actores y los presentan y abordan los temas tan delicados que tenemos en Puebla”.

¿A quién cree usted que pertenecen estas expresiones?

¿A un dirigente partidista?, ¿a un académico de la Universidad Iberoamericana?, ¿a un líder empresarial o a un activista que tiene entre sus prioridades velar por el desarrollo democrático del estado?

No.

Esas palabras corresponden, ni más ni menos, que al mismísimo arzobispo de Puebla.

En efecto, Víctor Sánchez Espinosa es un personaje más que se suma a la larga lista de voces que piden más de un debate entre aspirantes a la gubernatura.

Señores candidatos: escuchen el reclamo de los eventuales electores.

Ofrezcan la posibilidad de nutrir de mayor y mejor información a los ciudadanos.

Porque, si no lo hacen ustedes, el consejo general del Instituto Electoral del Estado, con Jacinto Herrera Serrallonga como presidente, nunca lo hará.


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Como que Michel Chaín Carrillo, “candidato” a gobernador del Partido Verde Ecologista de México, no está muy preocupado por guardar las apariencias.

Es decir, el exfuncionario público ha sido reiterativo en la metralla política contra Luis Miguel Barbosa Huerta, aspirante de la coalición Juntos Haremos Historia.

Ayer, sin importar que con ello muestre evidencias de su verdadero papel en la contienda electoral como aliado del morenovallismo, retó a sus adversarios a practicarse un examen general de salud para indicarle a los poblanos que están en condiciones físicas para desempeñar el cargo al que quieren llegar.

Aunque dijo que no es así, por supuesto que la sugerencia lleva como destinatario a Barbosa Huerta, de quien, se asegura, se encuentra mermado debido a problemas de diabetes.

“Estoy convencido que tengo las condiciones físicas para afrontar este reto… quiero saber si tienen las características físicas para poder con esta responsabilidad, yo sé que lo tengo y lo único que quiero saber es si los demás lo tienen, parejito para todos”, lanzó.

A los pocos minutos de que se hiciera público el reto, Enrique Doger Guerrero, del PRI, se adhirió a él y dijo que le entraba.


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¡Ah caray!

Algo no cuadra bien en la campaña del panista Eduardo Rivera Pérez en lo que corresponde al tema de la seguridad pública.

El abanderado a la presidencia municipal de Puebla de la alianza Por Puebla al Frente tiene un spot en el que se ofrece trabajar para conseguir policías honestos y bien capacitados y afirma que “ya dio resultados” en materia de seguridad durante su anterior administración, comprendida en el periodo 2011-2014.

Lo extraño es que los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) parecen contradecirlo, pues, según esta fuente, durante los tres años de gobierno municipal de Rivera Pérez hubo una mayor incidencia delictiva.

Ahí le van los números:

En 2011 hubo una incidencia de 46 mil 490 delitos; en 2012, de 56 mil 598 (la más alta entre 2011 y 2017)]; y, en 2013, el último año completo de Eduardo Rivera, de 44 mil 194.

Después de él, los números disminuyeron.

En 2014 la incidencia fue de 35 mil 373 hechos delictivos; en 2015, de 32 mil 291; en 2016, de 23 mil 414; y, en 2017, de 24 mil 530.

No parece haber mucha relación entre el contenido del spot y estos datos.

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