A veces pareciera que las condiciones de caos en que las autoridades municipales salientes entregan los ayuntamientos a las entrantes no es asunto de gran relevancia.
Después de unos días o semanas de constante señalamiento público, la organización en las comunas se acaba por adaptar a las malas condiciones y se mete en una dinámica que acaba por olvidar las deficiencias del pasado.
Sin embargo, aunque no parezca, aunque tanto los nuevos funcionarios como los habitantes de cada municipio acaben resolviendo, como pueden, los rezagos, estos problemas sí tienen un fuerte impacto negativo en la vida de la gente.
Un claro ejemplo de ello sucede ahora mismo en Cuautlancingo, municipio de la zona metropolitana que ha desarrollado un importante crecimiento urbano en los últimos años, producto de la expansión de desarrollos habitacionales que comenzó en las Cholulas y se fue hacia la zona de la autopista Puebla-México.
Allá se encuentra colapsado el sistema de recolección de basura.
Todos los camiones dedicados a ese fin se encuentran en pésimas condiciones y en el taller mecánico, de donde no saldrán en pocos días.
Eso mantiene prácticamente echas un basurero las principales calles del municipio.
"El servicio de recolección de basura se ha visto afectado debido a las pésimas condiciones en que nos dejaron el parque vehicular", ha informado la nueva Comuna a los habitantes.
Una desgracia administrativa por la que seguramente no habrá consecuencias.
Y esa es solo una de muchas historias que se cuentan esta semana en los diferentes ayuntamientos del estado.
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Cero y van tres.
El Poder Ejecutivo frenó una nueva reforma emprendida por los diputados locales de la coalición Juntos Haremos Historia, donde cohabitan, ya sabe usted, Morena, PT y PES.
El gobierno del estado mandó una serie de observaciones que en los hechos funcionan como veto a esa ley que devolvió a los cabildos de los ayuntamientos la facultad de elegir presidentes municipales sustitutos, en caso de que el alcalde que haya sido electo mediante el voto popular decida abandonar el cargo de manera definitiva.
A principios de 2016, los diputados vigentes en ese entonces reformaron la ley para quitar esa facultad a los municipios y otorgársela al Congreso del Estado, lo que dio pie a que se nombrara a Luis Banck Serrato como alcalde sustituto de José Antonio Gali Fayad, hoy gobernador, en el municipio de Puebla.
Como opositores de le denominada “Ley Banck”, una vez llegados al Poder Legislativos, los morenistas echaron atrás la modificación de hace dos años y medio, o por lo menos lo intentaron.
Con las observaciones del Ejecutivo, las terceras en un mes, tendrán que hacer un nuevo planteamiento legislativo.
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El líder de los diputados de Morena y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado, Gabriel Biestro Medinilla, es puntual y contundente:
No se permitirá que ningún presidente municipal de los 217 del estado imponga en su gabinete a familiares, sentencia.
“El código de conducta no tiene que ser nada más de Morena. Nosotros vamos a cuidar que, sean del partido que sean, (los ediles) se comporten de manera ética, que no anden metiendo a la parentela en el gobierno, es lo que tenemos que propiciar”, agregó.
El señalamiento tuvo que salir después de la divulgación de un incidente ocurrido en Amozoc, donde presuntamente el presidente municipal Mario de la Rosa Romero, emanado de la coalición Juntos Haremos Historia, amagó a punta de pistola a los regidores para que le autorizaran meter a sus hermanos en la nómina del ayuntamiento.
Eso llevó a Biestro a lanzar la advertencia.
Una advertencia en realidad ociosa.
El presidente del Congreso debería saber que, sin distingos de partidos, la ley estatal de responsabilidades de los servidores públicos impide a los ediles, y a todos los funcionarios de la administración pública, contratar a sus parientes.
Eso se llama nepotismo y ya está vetado por la ley.
