Los encargados de las labores de inteligencia del Gobierno del Estado tienen sospechas fundadas en la manipulación de la supuesta movilización social que ha brotado en contra de la línea 3 de la Red Urbana de Transporte Articulado, que, pese a ello, se planea poner en marcha en la segunda quincena de este mes.
Que vecinos de juntas auxiliares como San Pedro Zacachimalpa, San Baltazar Tetela, los Ángeles Tetela, San Francisco Totimehuacán y Santo Tomás Chautla marchen en contra del proyecto gubernamental y se apersonen en el Congreso del Estado durante las sesiones del Pleno apunta supuestamente a algunos de los diputados de Morena, PT y PES como autores intelectuales de la inconformidad.
Allá en la administración estatal tienen la certeza de que el impulsor es José Juan Espinosa Torres, quien, con el apoyo del legislador federal Saúl Huerta Corona, azuza a los colonos para manifestarse en contra del gobierno.
La movilización lleva un trasfondo que debe preocupar respecto a la estabilidad política del estado.
Si es así, se estaría ante el hecho de que las diferencias políticas, manifestadas hasta ahora en el recinto legislativo, se estarían trasladando a las calles, con integrantes de la sociedad civil como herramientas del revanchismo.
Habrá que ver, y con cautela, hasta dónde llega el encono.
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Resulta poco creíble pensar en Israel Pacheco Velázquez como promotor de un ataque a las oficinas sindicales del Ayuntamiento de Puebla y dejando huellas claras de ello para luego convertirse en blanco de acusaciones.
El exsecretario general de los trabajadores sindicalizados de la Comuna es aventurado y en ocasiones gusta de jugar en la línea de lo sensato y lo insensato, pero tonto no es.
Por lo anterior, no tienen lógica las acusaciones que lo señalan como responsable de los actos vandálicos ocurridos ayer durante la madrugada en contra de la sede gremial.
No obstante, parece estar metido en un nuevo lío, pequeño por ahora, pero grande en perspectiva si no maneja la inteligencia emocional a su favor para salir de la mira de sus rivales políticos.
Mucho se cuestionaron los observadores políticos el tono revanchista que empleó Pacheco tras su salida de prisión en contra de actores políticos vigentes y en contra también de las nuevas autoridades municipales, a quienes les organizó un plantó en la plancha del Zócalo en exigencia de varias decenas de reinstalaciones.
Si acababa de salir de la cárcel, para qué meterse en aprietos tan pronto y sin aparentes motivaciones bien fundadas.
La disputa de estos nuevos tiempos es con Gonzalo Juárez, el secretario general en funciones que peleará para mantener el control que ahora mismo posee y que podría ser respaldado por algunas autoridades para que así sea.
A veces replegarse en lugar de pelear es bueno.
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José Juan Espinosa Torres nos tiene acostumbrados a sus constantes peleas “legislativas” con el diputado Marcelo García Almaguer.
El presidente de la mesa directiva del Congreso del Estado y diputado del PT y el coordinador de los legisladores locales del PAN se dan con todo cada que se ven, ya sea en reuniones de comisión o en sesiones del Pleno.
Pero ayer José Juan tuvo un nuevo, y en apariencia experimentado, contrincante: Oswaldo Jiménez López, también panista,
Por unanimidad de votos, el Congreso del Estado corrigió las reformas que había aprobado a la Ley Orgánica Municipal para devolver a los ayuntamientos la facultad de nombrar a los alcaldes sustitutos en caso de ausencias definitivas.
Espinosa Torres pidió a Jiménez López que se excusara de la votación toda vez que el gobernador es esposo de su tía, Dinorah López Gargallo, y, por lo tanto, caería en un conflicto de interés.
En respuesta, el diputado de Acción Nacional calificó a Espinosa Torres de “analfabeta funcional”, pues la ley establece estos impedimentos en familiares consanguíneos; en su caso, su familiar consanguínep es Dinorah López y no el gobernador, que realizó las observaciones a la reforma.
¡Zas!
Le salió otro rival al diputado del PT.
