En pocos días, Alejandro Armenta Mier ha mostrado ser capaz de cualquier cosa con tal de ganar la candidatura al gobierno del estado dentro de Morena, incluso de aliarse con lo más rancio de la política en algunas comunidades alejadas de la capital.
El senador, que aspira a ganar la contienda interna en el partido de Andrés Manuel López Obrador, estuvo el domingo en un acto público en Cuyoaco, de esos que ha venido sosteniendo con fines políticos, de cara a la elección extraordinaria.
El hecho no tendría nada de extraño si no fuera porque la organización corrió a cargo de una dupla muy desprestigiada en ese municipio: el ex edil José Luis Rechy Tirado y su hija, la alcaldesa en funciones Anabel Rechy Benavides.
Armenta debería tener cuidado si lo que quiere es sumar apoyos, no restarlos.
Rechy Tirado fue uno de los servidores públicos investigados por el gobierno federal por sospechas de estar vinculado al huachicol, como lo confirma que hasta el momento sigan clausuradas sus dos gasolineras.
Además, fue un alcalde severamente cuestionado por los pobladores, no solo por su incapacidad para resolver los problemas principales de Cuyoaco, sino por acusaciones de desvío de recursos.
Ahora mismo su hija enfrenta problemas de pago con la CFE, lo que provocará el corte de energía en próximos días y el consecuente nuevo desabasto de agua potable.
Al aspirante de Morena le servirá revisar los resultados de las elecciones de gobernador donde participaron José Antonio Gali y Martha Erika Alonso, candidatos a los que apoyó Rechy en 2016 y 2018, respectivamente.
Entonces se dará cuenta de la mala opinión generalizada que tienen los habitantes de su ex.
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Marcelo García Almaguer renunció a su militancia panista.
El diputado local y ex coordinador de la bancada del blanquiazul en el Congreso del Estado subió este lunes un video a redes sociales en el anuncia su salida del PAN y expone los motivos.
“¿Qué impacto tendrá en ese partido la renuncia del operador de comunicación digital de cabecera del finado Rafael Moreno Valle Rosas?”, se preguntaban ayer por la tarde-noche los comentadores de la clase política.
“Seguramente ninguno”, respondían casi de manera inmediata.
Sin embargo, agregaban, su caso sirve para ejemplificar lo que hizo el asalto del morenovallismo al partido que décadas atrás estuvo en manos de la ultraderecha en el estado.
García Almaguer se va a la primera crisis del partido.
Eso significa que no tenía amor por el instituto político ni convicciones arraigadas a su formación.
Nada raro al provenir de la burbuja morenovallista, donde el pragmatismo adherido a los intereses particulares, y muchas veces de coyuntura, ordenaba qué hacer.
Los aliados del ex gobernador se afiliaron al PAN porque así lo hizo el jefe en su momento.
Era necesario.
Hoy que ya no tienen nada que hacer ahí, se van.
Seguro habrá muchos más.
