El presidente Andrés Manuel López Obrador celebró la orden de aprehensión girada en contra del ex gobernador Mario Marín Torres y algunos de los funcionarios que colaboraron con él en el principio de su sexenio en Puebla.
No se burló, no vaya usted a ser mal pensado.
Lo que dijo el político tabasqueño es que festejaba que ese tipo de acontecimientos se dieran ahora, con independencia del Poder Judicial, cuando en el pasado eran impensables:
“Yo celebro el que se está dando trámite a esa denuncia y se proceda legalmente. Esto también es un signo de los nuevos tiempos. Seguramente, a lo mejor no es del todo cierto, pero había la costumbre de preguntarle al Ejecutivo cuando se iba a tomar una decisión de ese tipo y ahora no me consultaron, no supe. Es una decisión independiente, autónoma del Poder Judicial, cómo deben de ser las cosas”.
No calificó el hecho ni opinó sobre las acusaciones que se le imputan al ex mandatario, y que datan de 13 años atrás. Solo se limitó a aprobar la actuación del poder Judicial y a deslindarse de ello:
“Yo me enteré por la prensa de esta orden de aprehensión, cosa que me dio mucho gusto, porque independientemente que se trate de un acto de justicia, estamos ya ante procedimientos que no eran comunes, estamos en el terreno de lo inédito y eso es muy bueno”.
Es decir, según el Presidente, no tuvo nada que ver en esto, como en Puebla sospechan o acusan algunos de los integrantes de la clase política, sobre todo aquellos que son oposición a Morena.
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Leobardo Soto Martínez vuelve a mostrar su perfil acomodaticio en términos de simpatías políticas y gubernamentales.
El líder de la CTM el sector obrero ¡del PRI! Se pronunció en contra de la designación de Alberto Jiménez Merino como candidato a gobernador del partido tricolor, por estar subordinado al ex gobernador Mario Marín Torres, personaje de triste memoria que ha vuelto a ocupar la escena mediática por el encarcelamiento y tortura psicológica de la escritora Lydia Cacho Ribeiro.
De paso afirmó que la mejor carta del PRI para competir en la elección extraordinaria era el ex rector de la BUAP, Enrique Doger Guerrero.
Todo iría bien hasta ahí de no ser por el pasado reciente de Soto Martínez.
El dirigente obrero fue operador del morenovallismo, y ahora que Rafael Moreno Valle ha muerto y sus colaboradores no pudieron mantener la hegemonía política en el estado, se encuentra en transición para ponerse al servicio de Luis Miguel Barbosa Huerta y el morenismo.
Por eso ahora mismo se desvive en elogios hacia el gobierno de Guillermo Pacheco Pulido y funcionarios como Fernando Manzanilla Prieto, porque le conviene.
Eso lo desacredita para hablar del PRI.
Aun si hubiese sido Doger el candidato, Soto se seguiría apostando por el nuevo grupo en el poder.
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Esta semana fueron clausurados dos establecimientos comerciales, legales, por vender mercancía en la vía pública, en el centro de la ciudad de Puebla.
¿En serio?
Sí.
Y entonces, ¿por qué no saca de las calles a los ambulantes profesionales?
Un misterio que nadie atina a resolver.
