/ jueves 16 de mayo de 2019

En Punto

Entre Maritza Marín Marcelo y Leobardo Soto Martínez hay una enorme diferencia.

En efecto, los dos deben mucho de su formación y de lo que son –y seguramente de lo que tienen—al PRI, y los dos colaboran ahora para la campaña del candidato a gobernador de la coalición Juntos Haremos Historia, que agrupa a los partidos Morena, PT y Verde, Luis Miguel Barbosa Huerta.

En pocas y rudas palabras, le dieron la espalda al tricolor y, por tanto, al candidato a gobernador de ese instituto político, Alberto Jiménez Merino.

Pero, aun así, no son iguales.

Leobardo Soto respalda y se beneficia de los opositores del tricolor, pero sigue como dirigente de uno de los tres sectores del priismo, la CTM.

Es decir, traiciona desde dentro, de manera burda y cínica.

Maritza Marín, en cambio, ya no es presidenta de la CNC, a la que renunció a principios de este año, ni pertenece a la estructura formal del ex partidazo.

Ella no fue a ofrecerle su respaldo a Barbosa llevando en bandeja de plata las siglas del sector campesino del PRI.

Se sumó a título personal.

Que tiene cientos de seguidores, antes priistas, por haber representado a la CNC varios años, claro, pero ya no pretende conseguir beneficios particulares gracias al tricolor.

Por eso, aunque un sector del respetable quiera meterlos en la misma bolsa, la de los traidores, no son iguales.

***

La contienda electoral que se vive en las calles, principalmente entre los candidatos Miguel Barbosa y Enrique Cárdenas, se trasladó este miércoles al Congreso del Estado.

El diputado panista y uno de los promotores de campaña del PAN, Oswaldo Jiménez López, enfrentó a los legisladores de Morena al solicitar la revocación de mandato en contra de la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco.

Jiménez expuso que la incapacidad de Rivera Vivanco para gobernar la ciudad y frenar la inseguridad son causas graves por las que puede proceder su petición.

En el recinto legislativo se entendió la maniobra del diputado como un intento de la fracción del PAN por sacar beneficio político-electoral del asunto, al desacreditar a un gobierno emanado de Morena, el partido que, con su candidato, encabeza las preferencias en intención de voto.

Oswaldo Jiménez disparó así su artillería en contra del partido lopezobradorista, esperando que el hecho le reste simpatías a Barbosa.

Conscientes de ellos, los diputados emanados de ese partido, como Gabriel Biestro, e incluso los del PRI, se opusieron a darle cauce a la demanda.

Biestro defendió a Rivera y calificó la petición como una ocurrencia sin fundamento.

Así se diluyó la intentona con claros fines electorales.

***

Insultos no, pero sí críticas duras.

Así describe el consejero electoral del INE, Marco Antonio Baños Martínez, el extremo de posibilidades de interacción que tendrán los candidatos al gobierno del estado en el debate del domingo.

“Los candidatos van a ser sujetos a una serie de preguntas que no conocen. Son personajes públicos, veamos cómo reaccionan y cómo se presentan ellos ante los electores, ése es el punto”, expuso.

Bien, esta característica permite esperar una buena confrontación.

Lo único malo, muy malo, es que serán pocos los poblanos que decidan verlo en directo.

Entre Maritza Marín Marcelo y Leobardo Soto Martínez hay una enorme diferencia.

En efecto, los dos deben mucho de su formación y de lo que son –y seguramente de lo que tienen—al PRI, y los dos colaboran ahora para la campaña del candidato a gobernador de la coalición Juntos Haremos Historia, que agrupa a los partidos Morena, PT y Verde, Luis Miguel Barbosa Huerta.

En pocas y rudas palabras, le dieron la espalda al tricolor y, por tanto, al candidato a gobernador de ese instituto político, Alberto Jiménez Merino.

Pero, aun así, no son iguales.

Leobardo Soto respalda y se beneficia de los opositores del tricolor, pero sigue como dirigente de uno de los tres sectores del priismo, la CTM.

Es decir, traiciona desde dentro, de manera burda y cínica.

Maritza Marín, en cambio, ya no es presidenta de la CNC, a la que renunció a principios de este año, ni pertenece a la estructura formal del ex partidazo.

Ella no fue a ofrecerle su respaldo a Barbosa llevando en bandeja de plata las siglas del sector campesino del PRI.

Se sumó a título personal.

Que tiene cientos de seguidores, antes priistas, por haber representado a la CNC varios años, claro, pero ya no pretende conseguir beneficios particulares gracias al tricolor.

Por eso, aunque un sector del respetable quiera meterlos en la misma bolsa, la de los traidores, no son iguales.

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La contienda electoral que se vive en las calles, principalmente entre los candidatos Miguel Barbosa y Enrique Cárdenas, se trasladó este miércoles al Congreso del Estado.

El diputado panista y uno de los promotores de campaña del PAN, Oswaldo Jiménez López, enfrentó a los legisladores de Morena al solicitar la revocación de mandato en contra de la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco.

Jiménez expuso que la incapacidad de Rivera Vivanco para gobernar la ciudad y frenar la inseguridad son causas graves por las que puede proceder su petición.

En el recinto legislativo se entendió la maniobra del diputado como un intento de la fracción del PAN por sacar beneficio político-electoral del asunto, al desacreditar a un gobierno emanado de Morena, el partido que, con su candidato, encabeza las preferencias en intención de voto.

Oswaldo Jiménez disparó así su artillería en contra del partido lopezobradorista, esperando que el hecho le reste simpatías a Barbosa.

Conscientes de ellos, los diputados emanados de ese partido, como Gabriel Biestro, e incluso los del PRI, se opusieron a darle cauce a la demanda.

Biestro defendió a Rivera y calificó la petición como una ocurrencia sin fundamento.

Así se diluyó la intentona con claros fines electorales.

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Insultos no, pero sí críticas duras.

Así describe el consejero electoral del INE, Marco Antonio Baños Martínez, el extremo de posibilidades de interacción que tendrán los candidatos al gobierno del estado en el debate del domingo.

“Los candidatos van a ser sujetos a una serie de preguntas que no conocen. Son personajes públicos, veamos cómo reaccionan y cómo se presentan ellos ante los electores, ése es el punto”, expuso.

Bien, esta característica permite esperar una buena confrontación.

Lo único malo, muy malo, es que serán pocos los poblanos que decidan verlo en directo.

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