/ lunes 4 de noviembre de 2019

En Punto

Por lo poco que dijo Juan Carlos Lastiri en su cuenta de Twitter se puede inferir que su privación de la libertad durante más de dos días obedeció a un secuestro.

Aunque en su único tuit y 18 agradecimientos a algunos de los 179 comentarios en esa red social se veían anoche el político priista no hace más que avisar que ya está en casa, no se puede entender de otra forma el agradecimiento hacia los gobiernos estatal y federal más que en su intervención para ser rescatado.

La Fiscalía General de la República nunca aceptó una orden de aprehensión porque nunca existió y en la Fiscalía General de Justicia decían que no tenían conocimiento del tema en un principio y luego refirieron que la supuesta detención era un tema de carácter federal, que, en todo caso ya había sido informada por el gobernador Miguel Barbosa Huerta.

Hoy, por mera asepsia, la FGJ debería de precisar si la Fiscalía de Secuestro y Delitos de Alto Impacto (Fisdai) intervino en la liberación de quien fuera subsecretario federal en la Sedatu y Sededesol cuando Rosario Robles Berlanga era la titular de las dependencias.

¿Hay detenidos? ¿Están identificados? ¿Son delincuentes profesionales, pertenecen a una banda o son empistolados de la región? ¿Las versiones de la detención fueron estratégicas para salvaguardar la vida de la víctima? ¿Hubo petición de rescate?, son algunas de las interrogantes que aún deben esclarecerse por aquello de las suspicacias de que se trató de una detención política.

A menos que, al estilo Ovidio Guzmán, Lastiri esté agradeciendo su detención e inmediata liberación, su tuit se congratula de la participación de los gobiernos por su liberación de un comando de sujetos armados que le levantaron cuando hacía ejercicio en Zacatlán el pasado miércoles.

“Agradezco el apoyo del Gobierno Federal y del Gobierno del Estado de Puebla. Ya estoy en casa gracias a Dios, aprecio todas sus atenciones”, escribió en Twitter como única referencia a su aparente secuestro.

Desde muy temprano del 30 de octubre corrió la versión de una privación ilegal de la libertad por un grupo de personas armadas pero a la par se especuló que se trataba de la ejecución de una orden de aprehensión. Pasadas las horas, el único que habló sobre el encarcelamiento de Lastiri fue el gobernador Miguel Barbosa y fue hasta el viernes, que, de manera extraoficial, la FGR rechazó que hubiera participado en la detención.

Más allá de la desinformación, especulación o errores que rodearon esta noticia, hay algunos puntos que quedaron claros.

Uno de ellos, que no existe orden de aprehensión en contra de Juan Carlos Lastiri por la llamada Estafa Maestra, que implica la desviación de recursos públicos y por la que está encarcelada Rosario Robles.

Otro más, que el ejecutivo estatal debe revisar los mecanismos que le proveen de información para que sus comunicaciones sean certeras.

Por lo pronto, lo que debe importarle más a Juan Carlos Lastiri es estar de regreso con su familia. Ya habrá tiempo para conocer, de viva voz, los detalles de ese episodio de su vida.

Por lo poco que dijo Juan Carlos Lastiri en su cuenta de Twitter se puede inferir que su privación de la libertad durante más de dos días obedeció a un secuestro.

Aunque en su único tuit y 18 agradecimientos a algunos de los 179 comentarios en esa red social se veían anoche el político priista no hace más que avisar que ya está en casa, no se puede entender de otra forma el agradecimiento hacia los gobiernos estatal y federal más que en su intervención para ser rescatado.

La Fiscalía General de la República nunca aceptó una orden de aprehensión porque nunca existió y en la Fiscalía General de Justicia decían que no tenían conocimiento del tema en un principio y luego refirieron que la supuesta detención era un tema de carácter federal, que, en todo caso ya había sido informada por el gobernador Miguel Barbosa Huerta.

Hoy, por mera asepsia, la FGJ debería de precisar si la Fiscalía de Secuestro y Delitos de Alto Impacto (Fisdai) intervino en la liberación de quien fuera subsecretario federal en la Sedatu y Sededesol cuando Rosario Robles Berlanga era la titular de las dependencias.

¿Hay detenidos? ¿Están identificados? ¿Son delincuentes profesionales, pertenecen a una banda o son empistolados de la región? ¿Las versiones de la detención fueron estratégicas para salvaguardar la vida de la víctima? ¿Hubo petición de rescate?, son algunas de las interrogantes que aún deben esclarecerse por aquello de las suspicacias de que se trató de una detención política.

A menos que, al estilo Ovidio Guzmán, Lastiri esté agradeciendo su detención e inmediata liberación, su tuit se congratula de la participación de los gobiernos por su liberación de un comando de sujetos armados que le levantaron cuando hacía ejercicio en Zacatlán el pasado miércoles.

“Agradezco el apoyo del Gobierno Federal y del Gobierno del Estado de Puebla. Ya estoy en casa gracias a Dios, aprecio todas sus atenciones”, escribió en Twitter como única referencia a su aparente secuestro.

Desde muy temprano del 30 de octubre corrió la versión de una privación ilegal de la libertad por un grupo de personas armadas pero a la par se especuló que se trataba de la ejecución de una orden de aprehensión. Pasadas las horas, el único que habló sobre el encarcelamiento de Lastiri fue el gobernador Miguel Barbosa y fue hasta el viernes, que, de manera extraoficial, la FGR rechazó que hubiera participado en la detención.

Más allá de la desinformación, especulación o errores que rodearon esta noticia, hay algunos puntos que quedaron claros.

Uno de ellos, que no existe orden de aprehensión en contra de Juan Carlos Lastiri por la llamada Estafa Maestra, que implica la desviación de recursos públicos y por la que está encarcelada Rosario Robles.

Otro más, que el ejecutivo estatal debe revisar los mecanismos que le proveen de información para que sus comunicaciones sean certeras.

Por lo pronto, lo que debe importarle más a Juan Carlos Lastiri es estar de regreso con su familia. Ya habrá tiempo para conocer, de viva voz, los detalles de ese episodio de su vida.

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