/ miércoles 29 de enero de 2020

En Punto

Comprar equipo de seguridad en beneficio de los pasajeros y realizar mejoras físicas en las unidades son acciones obligadas para los concesionarios del transporte público, quienes de esa manera estarán prestando un mejor servicio a sus clientes y cumplirán el compromiso adquirido con el gobierno del estado a cambio del incremento al pasaje, que quedó en 8.50 pesos.

Sin embargo, el mejoramiento físico no es lo único que se requiere para dar un servicio de calidad a los pasajeros.

La otra parte tiene que ver con el trato.

Respetar el reglamento en la materia, conducir bien y dirigirse de manera apropiada a los usuarios de las unidades del transporte público son la otra parte del servicio que tiene que mejorar, y en donde los conductores u operadores han quedado a deber prácticamente desde siempre.

Si fuesen evaluados en trato, la gran mayoría de los choferes serían reprobados.

Uno de los pendientes tiene que ver con los pasajeros de la tercera edad, quienes cuentan con tarifa preferencial de 4 pesos.

Este sector de la población padece a diario las groserías de los operadores, puesto que sus integrantes tienen que hacer malabares cada vez que le hacen la parada a un microbús para lograr subirse a él.

“Se hacen que no nos ven y no nos suben”, narran usuarios entrevistados por EL SOL DE PUEBLA.

Y tienen razón, como comprobó este diario al observar a varias personas de la tercera edad intentando acceder al servicio de transporte público en la ciudad de Puebla.

No todo es equipamiento.

Se requiere, claro, pero también se necesita, y con urgencia, una cultura del buen trato y la amabilidad.

Para que lo anoten en la Secretaría de Movilidad y Transporte.

***

Los constructores de vivienda del estado andan en busca de un área de mil 500 hectáreas para desarrollar un nuevo polo habitacional, donde confluyan casas de niveles desde interés social hasta residencial, y piden el apoyo de las autoridades estatales para encontrar el sitio que sirva para esos fines.

El presidente de la sección local de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi), Alberto Moreno Gómez Monroy, asienta que el sitio ideal debe contar con suficiencia de agua y una superficie aglutinada, que podría quedar, agrega, en la zona metropolitana de Puebla y los municipios de Amozoc, Juan C. Bonilla o Huejotzingo.

La meta, añade, sería replicar el caso de Angelópolis, que se echó a andar hace más de dos décadas.

Justo aquí es donde debe prenderse la señal de alerta.

Es comprensible que los desarrolladores de vivienda estén planeando dónde poder construir el siguiente gran polo urbano. Es su negocio y lo hacen bien.

El gran problema es que, además de la infraestructura adecuada, se requieren vialidades también adecuadas para no convertir la nueva zona en un embudo vial que represente conflictos adicionales.

Algo así pasó en la zona de Angelópolis, donde una Vía Atlixcáyotl cada vez más congestionada resulta insuficiente para desahogar a cantidad de vehículos que transitan por ahí, hasta la enésima sección de Lomas de Angelópolis.

Eso tendrá que cuidarse en el próximo mega desarrollo habitacional, donde sea que se instale.

***

Ni el programa de verificación sin multas hizo que los poblanos cumplieran con el programa de verificación vehicular, según se desprende de la información proporcionada por la secretaria de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial, Beatriz Manrique Guevara.

A cuatro días de que venza el plazo para que los propietarios de vehículos automotores rezagados con esa obligación acudan a verificar, solo 3 de cada 10 automóviles han cumplido con ello.

Queda claro que entre los dueños de autos no existe interés alguno por la preservación del medo ambiente.

Comprar equipo de seguridad en beneficio de los pasajeros y realizar mejoras físicas en las unidades son acciones obligadas para los concesionarios del transporte público, quienes de esa manera estarán prestando un mejor servicio a sus clientes y cumplirán el compromiso adquirido con el gobierno del estado a cambio del incremento al pasaje, que quedó en 8.50 pesos.

Sin embargo, el mejoramiento físico no es lo único que se requiere para dar un servicio de calidad a los pasajeros.

La otra parte tiene que ver con el trato.

Respetar el reglamento en la materia, conducir bien y dirigirse de manera apropiada a los usuarios de las unidades del transporte público son la otra parte del servicio que tiene que mejorar, y en donde los conductores u operadores han quedado a deber prácticamente desde siempre.

Si fuesen evaluados en trato, la gran mayoría de los choferes serían reprobados.

Uno de los pendientes tiene que ver con los pasajeros de la tercera edad, quienes cuentan con tarifa preferencial de 4 pesos.

Este sector de la población padece a diario las groserías de los operadores, puesto que sus integrantes tienen que hacer malabares cada vez que le hacen la parada a un microbús para lograr subirse a él.

“Se hacen que no nos ven y no nos suben”, narran usuarios entrevistados por EL SOL DE PUEBLA.

Y tienen razón, como comprobó este diario al observar a varias personas de la tercera edad intentando acceder al servicio de transporte público en la ciudad de Puebla.

No todo es equipamiento.

Se requiere, claro, pero también se necesita, y con urgencia, una cultura del buen trato y la amabilidad.

Para que lo anoten en la Secretaría de Movilidad y Transporte.

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Los constructores de vivienda del estado andan en busca de un área de mil 500 hectáreas para desarrollar un nuevo polo habitacional, donde confluyan casas de niveles desde interés social hasta residencial, y piden el apoyo de las autoridades estatales para encontrar el sitio que sirva para esos fines.

El presidente de la sección local de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi), Alberto Moreno Gómez Monroy, asienta que el sitio ideal debe contar con suficiencia de agua y una superficie aglutinada, que podría quedar, agrega, en la zona metropolitana de Puebla y los municipios de Amozoc, Juan C. Bonilla o Huejotzingo.

La meta, añade, sería replicar el caso de Angelópolis, que se echó a andar hace más de dos décadas.

Justo aquí es donde debe prenderse la señal de alerta.

Es comprensible que los desarrolladores de vivienda estén planeando dónde poder construir el siguiente gran polo urbano. Es su negocio y lo hacen bien.

El gran problema es que, además de la infraestructura adecuada, se requieren vialidades también adecuadas para no convertir la nueva zona en un embudo vial que represente conflictos adicionales.

Algo así pasó en la zona de Angelópolis, donde una Vía Atlixcáyotl cada vez más congestionada resulta insuficiente para desahogar a cantidad de vehículos que transitan por ahí, hasta la enésima sección de Lomas de Angelópolis.

Eso tendrá que cuidarse en el próximo mega desarrollo habitacional, donde sea que se instale.

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Ni el programa de verificación sin multas hizo que los poblanos cumplieran con el programa de verificación vehicular, según se desprende de la información proporcionada por la secretaria de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial, Beatriz Manrique Guevara.

A cuatro días de que venza el plazo para que los propietarios de vehículos automotores rezagados con esa obligación acudan a verificar, solo 3 de cada 10 automóviles han cumplido con ello.

Queda claro que entre los dueños de autos no existe interés alguno por la preservación del medo ambiente.

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