/ viernes 15 de mayo de 2020

En Punto

En un pimponeo de responsabilidades y atribuciones se mantienen las autoridades federales y estatales con eso de la “nueva normalidad” que deberá de iniciarse tras el fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia y la reactivación de las distintas dinámicas sociales a partir del 1 de junio.

El Problema es que el gobernador Luis Miguel Barbosa, sí el de las declaraciones de los caldos de guajolote como cura para combatir el coronavirus y el que aseguró que los pobres no se contagiarían de Covid 19, ahora sí está muy preocupado por el escenario inmediato dado el riesgo de reactivar sectores como el automotriz en plena contingencia sanitaria que pudiera colapsar los sistemas de salud.

Barbosa cuestionó, sin llamarlo por su nombre, la autoridad del subsecretario de Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell sobre las determinaciones que se tomarán en Puebla pues dijo que los asuntos los toca directamente en la Secretaría de Gobernación Federal.

Y lo dijo porque una noche previa, el funcionario federal y vocero gubernamental para la pandemia en México sostuvo que los gobernadores, y particularizó en Barbosa, serán los que decidan qué medidas se mantienen o se liberan en la difícil ponderación de decidir sobre criterios sanitarios o de reactivación económica.

Pero ayer, cuando los sectores de la industria esperan conocer la postura del gobierno poblano en torno a la probable reactivación de algunos sectores productivos, el mandatario poblano volvió a sostener que no le toca.

“No voy a dejar que quede duda, no soy principiante en la política, de acuerdo, yo iré tomando decisiones del gobierno de Puebla en base a mis atribuciones y dejaré claro cuáles corresponden a mis atribuciones, que no se me diga que puedo tomar decisiones cuando ya está todo preparado para que el primero de junio todo se vuelque, de acuerdo”, declaró en su conferencia matutina.

Y aunque el mandatario estatal, que ganó por Morena, se ha dicho ferviente seguidor de Andrés Manuel López Obrador sus palabras son una clara afrenta o cuando menos reproche a quien lleva las riendas del país y por varias semanas tendió a desdeñar la alerta sanitaria.

Y el pueblo, dijera el clásico como el chinito “milando”.

……….

Otra más de ambulantes, aunque quizá no son culpables…

Pues les contamos que el tianguis de San Isidro, que se ubica en 14 Sur pasando Las Torres, se instaló como de costumbre, como si la gente ignorara por completo la situación sanitaria y de salud que vive el estado, el país y el mundo entero desde el pasado mes de diciembre, como si fueran ajenos a las noticias que circulan todos los días, por todos los medios y vías de comunicación, sobre el incremento masivo de contagios de un virus que mata por igual a ricos y pobres y ya vemos que también a grandes y chicos.

Como si no provocaran algo las 274 muertes solo en el estado por esa causa, 4477 en el país, 274 familias que han llorado más en soledad que nunca el despedirse de un ser querido que no volverán a ver jamás, han llorado a una abogada, un médico, un albañil, una ama de casa, un trabajador de la salud, y a cuanto oficio y profesión se le ocurra.

Pero como les comentamos al principio, tal vez no es su culpa, pues cómo le pides a la gente que no salga por dinero para comer y más sabiendo que no hay una consecuencia y que este escenario se repite en diferentes puntos de la ciudad de Puebla y el estado en general.

Las autoridades estatales y municipales de primer nivel deberían dejar el escritorio y salir a apoyar a todas esas personas que viven al día vendiendo chácharas, ropa usada, artículos para celulares, comida… y que en diferentes ocasiones han expresado que le temen más al hambre que al virus. ¿Van a decir que ya reparten despensas? Aunque sea verifiquen que llegan a las manos que más lo necesitan.

No basta con exhortos diarios a través de una pantalla, no hay duda que la gente va a preferir salir a trabajar para poder comer, pese a que eso ponga en riesgo su vida y la de muchas personas que los rodean.

Hay que apoyar y actuar, no es del todo falta de conciencia, es necesidad y es ahí donde deben entrar las autoridades.

En un pimponeo de responsabilidades y atribuciones se mantienen las autoridades federales y estatales con eso de la “nueva normalidad” que deberá de iniciarse tras el fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia y la reactivación de las distintas dinámicas sociales a partir del 1 de junio.

El Problema es que el gobernador Luis Miguel Barbosa, sí el de las declaraciones de los caldos de guajolote como cura para combatir el coronavirus y el que aseguró que los pobres no se contagiarían de Covid 19, ahora sí está muy preocupado por el escenario inmediato dado el riesgo de reactivar sectores como el automotriz en plena contingencia sanitaria que pudiera colapsar los sistemas de salud.

Barbosa cuestionó, sin llamarlo por su nombre, la autoridad del subsecretario de Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell sobre las determinaciones que se tomarán en Puebla pues dijo que los asuntos los toca directamente en la Secretaría de Gobernación Federal.

Y lo dijo porque una noche previa, el funcionario federal y vocero gubernamental para la pandemia en México sostuvo que los gobernadores, y particularizó en Barbosa, serán los que decidan qué medidas se mantienen o se liberan en la difícil ponderación de decidir sobre criterios sanitarios o de reactivación económica.

Pero ayer, cuando los sectores de la industria esperan conocer la postura del gobierno poblano en torno a la probable reactivación de algunos sectores productivos, el mandatario poblano volvió a sostener que no le toca.

“No voy a dejar que quede duda, no soy principiante en la política, de acuerdo, yo iré tomando decisiones del gobierno de Puebla en base a mis atribuciones y dejaré claro cuáles corresponden a mis atribuciones, que no se me diga que puedo tomar decisiones cuando ya está todo preparado para que el primero de junio todo se vuelque, de acuerdo”, declaró en su conferencia matutina.

Y aunque el mandatario estatal, que ganó por Morena, se ha dicho ferviente seguidor de Andrés Manuel López Obrador sus palabras son una clara afrenta o cuando menos reproche a quien lleva las riendas del país y por varias semanas tendió a desdeñar la alerta sanitaria.

Y el pueblo, dijera el clásico como el chinito “milando”.

……….

Otra más de ambulantes, aunque quizá no son culpables…

Pues les contamos que el tianguis de San Isidro, que se ubica en 14 Sur pasando Las Torres, se instaló como de costumbre, como si la gente ignorara por completo la situación sanitaria y de salud que vive el estado, el país y el mundo entero desde el pasado mes de diciembre, como si fueran ajenos a las noticias que circulan todos los días, por todos los medios y vías de comunicación, sobre el incremento masivo de contagios de un virus que mata por igual a ricos y pobres y ya vemos que también a grandes y chicos.

Como si no provocaran algo las 274 muertes solo en el estado por esa causa, 4477 en el país, 274 familias que han llorado más en soledad que nunca el despedirse de un ser querido que no volverán a ver jamás, han llorado a una abogada, un médico, un albañil, una ama de casa, un trabajador de la salud, y a cuanto oficio y profesión se le ocurra.

Pero como les comentamos al principio, tal vez no es su culpa, pues cómo le pides a la gente que no salga por dinero para comer y más sabiendo que no hay una consecuencia y que este escenario se repite en diferentes puntos de la ciudad de Puebla y el estado en general.

Las autoridades estatales y municipales de primer nivel deberían dejar el escritorio y salir a apoyar a todas esas personas que viven al día vendiendo chácharas, ropa usada, artículos para celulares, comida… y que en diferentes ocasiones han expresado que le temen más al hambre que al virus. ¿Van a decir que ya reparten despensas? Aunque sea verifiquen que llegan a las manos que más lo necesitan.

No basta con exhortos diarios a través de una pantalla, no hay duda que la gente va a preferir salir a trabajar para poder comer, pese a que eso ponga en riesgo su vida y la de muchas personas que los rodean.

Hay que apoyar y actuar, no es del todo falta de conciencia, es necesidad y es ahí donde deben entrar las autoridades.

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