Casi tres meses sin empleo y, por tanto, sin ingresos económicos para sostener a sus familias en casa. Así es como se encuentran meseros, garroteros y cocineros poblanos que hasta antes de la cuarentena extendida laboraban para las decenas de restaurantes que se encuentran en la ciudad, y que están en pausa temporal por culpa de la emergencia sanitaria.
Ellos, que a principios de semana ya habían acompañado s sus patrones, los dueños de los establecimientos de venta de comida preparada, para hacer un llamado a las autoridades de gobierno para que les permitan abrir sus puertas a la brevedad, incluso el próximo lunes, tomaron nuevamente las calles para insistir en lo mismo: “queremos trabajar”.
Los trabajadores de los restaurantes se manifestaron en el zócalo de la ciudad para exigir mesas de diálogo en las que participan, además de representantes de la Canirac, servidores públicos del gobierno del estado y del ayuntamiento de Puebla, con el adelanto específico de que, lo que quieren es volver a generar recursos para llevarlos a sus casas.
Así como están, como se encuentran desde hace tres meses, sin trabajar por atenerse a los dictados de la encerrada en casa, ya no pueden hacer frente a las necesidades económicas de sus hogares.
“Ya estamos listos, llevamos mucho sin poder percibir un ingreso, sólo queremos regresar a trabajar (…) necesitamos diálogo con las autoridades, vayan a los restaurantes y vean que ya está listo todo para regresar”, comentaron a este diario.
La autoridad, principalmente la estatal, tendrá la última palabra.
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Una buena noticia en el mar de informaciones negativas que se han venido desarrollando en el contexto del coronavirus, y sobre todo en marcas de autos como las que se encuentran asentadas en Puebla, y de las que depende el sostén económico de más de 10 mil familias: Volkswagen y Audi.
Después de dos meses consecutivos de registrar las peores ventas de su historia a causa, justamente, del Covid-19 y sus consecuencias de inmovilidad, esas dos firmas de origen alemán, pertenecientes a un mismo consorcio, rompieron la tendencia a la baja con la “nueva normalidad” y en el mes de junio reportaron un incremento en comercialización de automóviles y camionetas dl 70 y 117 por ciento, respectivamente.
Las cifras han sido comparadas con mayo, que fue el mes más bajo para esas dos firmas en lo que va del año en ventas.
Como usted ha visto ya, la noticia es buena… y mala.
Buena porque otorga oxígeno puro en materia de ingresos a dos armadoras asentadas en Puebla, un punto que directamente es benéfico para conservar el empleo y, por eso mismo, para las familias que dependen de sus obreros.
Pero mala porque refleja lo que aquí se ha comentado en otras entregas:
Ya sea por la “nueva normalidad”, decretada por el gobierno de la república, o porque mucha gente se hartó de estar en casa y ha pasado a minimizar la enfermedad, muchas personas han decidido volver a las calles, poniendo en riesgo su salud y la de miles más.
Una noticia de significados contrastantes, pero buena en términos económicos para un consorcio que ha sufrido.
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El gobernador Luis Miguel Barbosa está en desacuerdo con el proceso de renovación de dirigencia que ha anunciado el partido por el que llegó al poder, Morena, y ha anunciado que no participará en ninguna de las asambleas distritales que se han convocado para elegir a los miembros del Consejo Estatal, que será el órgano encargado de seleccionar al nuevo presidente de ese instituto en la entidad.
Barbosa tiene sus razones, y estas tienen que ver con el coronavirus.
De acuerdo con la convocatoria, el evento de renovación se llevará a cabo el domingo 9 de agosto, donde participarán los 150 congresistas previamente electos en asambleas de los 15 distritos estatales.
“Imagínense asambleas donde estén debatiendo, estén ahí interactuando, donde la sana distancia no se respete, donde no usen cubrebocas en lugares cerrados, no, no, no, qué inoportunas (asambleas)”.
A ver qué opinan en Morena.
