El presidente municipal recién nombrado de Tehuacán, Andrés Artemio Caballero López, ha decido barrer prácticamente con toda la casa. Y no es exageración.
Una vez que asumió el poder, después de que los magistrados electorales le dieran la razón al reclamar el cargo por haber ido en la boleta de las votaciones como edil suplente, le cortó la cabeza (en sentido estrictamente figurado) al secretario General, al Tesorero, al Contralor y a la presidenta del DIF Municipal, algunos de ellos, principalmente los primeros tres, plenamente identificados con la Secretaría de Gobernación de la administración estatal.
Como ere previsible, ahí no paró la cosa.
Ayer mismo le dio cuello (otra vez en sentido estrictamente figurado) al director del Hospital Municipal, Juan Manuel Franklin Aguilar, con el argumento de que mostrado ser, según el alcalde, un servidor público insensible, lo que deduce de las quejas que ha habido en su contra por el supuesto maltrato a los usuarios del nosocomio.
Pero ahí no parará el asunto.
El presidente municipal suplente ha adelantado ya que, quizá, remueva a sus directores generales de Ecología, Obras Públicas, Cultura, Seguridad Pública y Servicios Públicos Municipales, entre otras.
O sea, quiere cambiar a tooodos.
No está mal, si de verdad quiere darle un nuevo rostro a la administración municipal, un buen rostro.
El problema es que le quedan escasos 15 meses de gobierno para aventarse ajustes de ese nivel, con el riesgo de colocar en piezas clave a inexpertos e incapaces.
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No obstante, porque ya sabe usted que en esta vida siempre hay algún pero, el mismísimo Artemio Caballero López podría dejar la presidencia municipal en las semanas por venir, aun y cuando se le acaba de nombrar como edil suplente, en relevo de Felipe Patjane Martínez.
De manera más que extraña, la Comisión de Gobernación del Congreso del Estado, donde tienen mayoría los diputados de la extinta coalición Juntos Haremos Historia, aprobó iniciar el procedimiento para la desaparición del Cabildo de Tehuacán y citar a audiencia al alcalde suplente, a los regidores y a la síndico municipal, el próximo 13 de julio, con el fin de dar cauce y luego desahogar este procedimiento.
Según los legisladores, el procedimiento para desaparecer el Cabildo se debe a inconsistencias detectadas por la comisión, entre ellas, la negativa de tomar protesta al suplente, creación de una comisión especial transitoria de origen ilegal, nombramiento irregular de funcionarios, usurpación de funciones, inconsistencias en la emisión de 66 dictámenes y la firma de 30 contratos y convenios estatales.
Hasta aquí no parece raro.
Pero, ¿qué cree?
Si el proceso avanza y se concreta, todo el Cabildo tendrá que desaparecer, para dar paso a la instalación de un Concejo Municipal, con nuevos servidores públicos.
Y ese “desaparecer” incluye a Caballero, que así, sin mucho aspaviento ni ruidos innecesarios, sería echado de una alcaldía a la que entró por la fuerza, según se comenta en la vieja casona de Casa Aguayo.
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Los comerciantes formales del centro histórico no subieron sus cortinas para volver a ofrecer sus productos, como habían advertido que lo harían a partir de ayer, pero sí salieron a vender. ¿Cómo fue posible eso? Muy sencillo: copiaron el esquema de comercialización de los vendedores ambulantes.
Los formales optaron por “torear” a las autoridades estatales y municipales después de que se negaron a dar luz verde a su reapertura; mantuvieron abajo sus cortinas, pero vendieron sus productos no esenciales de forma clandestina, en la calle.
El caso era vender, dirá el líder de la Canaco, Marco Antonio Prósperi Calderón, que insiste en hacer un llamado al Gobierno del Estado para que se sume a las mesas de diálogo que sostendrán los empresarios a partir de este martes con el Ayuntamiento de Puebla.
